sábado, 14 de diciembre de 2013

Capítulo 47. Siempre que quieras.

Le beso de nuevo saboreando sus labios y me doy cuenta de que esto es lo que siempre he querido, que Dani es lo que siempre he buscado.
De repente, noto cómo me agarra con fuerza y me coge en brazos como si fuera una princesa.
-Bienvenida a nuestra nueva vida, Anna. A partir de ahora todo va a ser diferente.
-¿Eso significa que ya no vamos a volver a hacer locuras como estas? –Digo bromeando.
-Significa que vamos a vivir en una locura constante. –Me besa y me vuelve a mirar a los ojos cuando separa sus labios de los míos. –Que vamos a vivir nuestra locura.
-Me gusta cómo suena eso.
-Y más te va a gustar, pero para eso todavía nos queda una cosa por hacer. –Camina hacia la cama y me suelta justo al lado. –Un matrimonio no es realmente válido hasta que no haya noche de bodas. –Me mira sonriendo con esa sonrisa de medio lado que sé perfectamente lo que significa y me hace sonreír a mí también.
-Entonces hagamos eso que todavía nos queda por hacer. –Se quita la chaqueta y la coloca con cuidado sobre el sillón que hay junto a la mesita de noche. Yo me acerco a él y le tiro de la corbata haciendo que se pegue a mí. Le beso en los labios cogiéndolo por sorpresa mientras me río y luego es él quien me besa a mí. Bajo mis labios hasta su cuello y le acaricio el mentón con mi mano al mismo tiempo que él rodea mi cadera con las suyas.
-Anna, ya sé que esta no es la boda que siempre habías soñado. –Sigo besando su cuello despacio. –Pero he hecho todo lo posible para que fuera una boda de cuento.
-Shhhhhhh. –Digo alzando la mirada hasta sus ojos. –Cállate y bésame. –Coloco mi mano en su nuca y acerco su boca a la mía. Me aprieta fuerte contra él y me regala los besos más dulces que jamás he saboreado. Tirando de nuevo de su corbata le vuelvo a acercar a la cama sin que paremos de besarnos hasta que coloca sus manos en mi cuello y se queda mirándome a los ojos sonriendo. Acto seguido, coge una de las margaritas que me puse hace un par de horas en el pelo y la acerca a su nariz.
-Huele a tu pelo –Dice aspirando con fuerza.
-O mi pelo huele a margaritas. –Contesto riendo. Una a una se va deshaciendo del resto de flores y las va colocando sobre la cama hasta que ya no me queda ninguna y me vuelve a besar. Se afloja un poco la corbata, se desabrocha el primer botón de la camisa, los de las mangas y coloca las manos en mis hombros. Me besa una vez más y desliza lentamente los tirantes hasta la altura de los antebrazos, haciendo así que el vestido caiga al suelo cuando los suelta y dejándome tan solo con la ropa interior y los tacones. Me mira embobado de arriba abajo y sólo es capaz de decir una cosa.
-¡UAU! –Sí, he conseguido mi objetivo. Dani se ha quedado con la boca abierta. –Veo que has dejado la tarjeta tiritando. –Dice sin dejar de mirarme. –¡Te has comprado hasta una liga!
-Todas las novias llevan una ¿No? –Contesto sonriendo.
-Pero a ninguna le sienta tan bien como a ti. Estás increíblemente…
-¿Sexy? –Digo terminando su frase.
-Sí. Increíblemente sexy. –Repite un poco asombrado al no estar acostumbrado a oírme decir ese tipo de cosas sobre mi cuerpo.
-Bien, ahora déjame a mí deleitarme con tu cuerpo ¿No?
-Es que… Ahora me da un poco de vergüenza, Anna. Ya sabes, las comparaciones son odiosas. –Dice bromeando.
-Venga, va. No será para tanto.
-Anna. Llevo unos bóxers de muñequitos.
-Bueno, tú déjame verlos. –Digo acercándome a él para besarle y le desabrocho el cinturón del pantalón mientras Dani se quita la camisa. Dejo caer los pantalones al suelo y e finalmente él saca los pies.
-Sí… Sí que son feos.
-¡Anna! –Dice suplicándome un poco de compasión.
-No me va a quedar más remedio que quitártelos para no tener que verlos más. –Dani se ríe al entender por fin el por qué de mis palabras y se los quita sin rechistar.
-Ven aquí. –Rodea mi cuerpo con sus brazos y me besa. Yo me agarro a su cuello y él coloca sus manos en mis piernas para hacerlas subir y rodear con ellas su cadera. Sube una de sus rodillas a la cama y nos tumba en ella con la mayor delicadeza que mi peso le permite.
-Hasta que la muerte nos separe. –Dice sin dejar de mirarme a los ojos.
-Incluso después de eso. –Me besa apretando sus labios con fuerza contra los míos como si quisiera demostrar lo mucho que me quiere y desliza su boca rozando mi piel con sus labios bajando por mi cuello hasta mi pecho e incluso más abajo. Clavo mis uñas en el colchón disfrutando de sus movimientos y cuando vuelve a subir veo que sostiene una de mis margaritas con la boca.
-¡Pero qué tonto eres! –Digo entre carcajadas. Escupe la flor y me besa. –¡Ahora sabes a hierba! –Separo su boca de la mía agarrándolo por la barbilla.
-¡Ah! ¡Que no te gusta el sabor a hierba ahora! ¿No? ¡Ah, no! ¡Que no te gusta, no! –Me vuelvo a reír.
-Jajajajajajajaja. Me gusta todo a lo que sepa tu boca. –Le acerco de nuevo y le beso.
-Tomo nota para cuando como chistorra.
-No, no tomes nada.
-¿No te tomo a ti?

-Tómame siempre que quieras.

1 comentario:

  1. me he muerto ! como se puede escribir tan bien?! me ha encatado y el boxer de muñequitos me ha matado jajajaja siguiente :)

    ResponderEliminar