domingo, 29 de septiembre de 2013

Capítulo 27. Ten cuidado.

Abro Twitter y empiezo a leer los primeros tuits que me van llegando. Casi todos dan por hecho que esa boca es la de Dani e incluso llego a recibir algún que otro videomontaje de esos que nos hacen desde TLJ. La única diferencia es que antes me reía viéndolos y ahora me quedo mirándolos embobada como una tonta. Me doy cuenta de que realmente hemos estado tonteando durante tres años y ninguno de los dos nos hemos dado cuenta hasta ahora. Quizás ese no fuera el momento y con el estrés y el roce diario de hacer un programa en directo no habríamos acabado como más nos gustaría. En cambio, ahora tenemos nuestros propios proyectos por separado y aunque eso nos quite horas para estar juntos, siempre viene bien que cada uno tenga su espacio a parte.
-¿Qué estás viendo? –Levanto la mirada de la pantalla del móvil y veo a Dani en la puerta de la habitación. Se acerca a mí y se sienta conmigo en la cama.
-Uno de nuestros vídeos, que me lo acaban de mandar por Twitter. –Apoya su cabeza en mi hombro y se queda sonriendo mientras mira el vídeo.
-Nuestra historia de amor.
-Bueno, ahí todavía no era de amor. –Contesto un poco avergonzada. Todavía me cuesta hablar de esto en voz alta sin sonrojarme.
-Yo creo que sí lo era. –Me quedo callada sin saber qué decir. –Nuestra historia comienza desde el día en el que Quequé nos presentó y todo cuanto hemos dicho y hecho desde entonces nos ha llevado a lo que ahora estamos construyendo. – Vuelvo a quedarme callada, pero esta vez le digo que le quiero con un beso. Él me corresponde y poco a poco se va tumbando en la cama para que yo le siga. Apoyo la cabeza en su pecho y él me rodea la cintura con una mano mientras que con la otra me acaricia el pelo.
-Dani, soy tan feliz… que incluso tengo un poco de miedo de todo esto que estoy sintiendo.
-No tienes que tener miedo, mi niña. Para mí esta sensación también es nueva ¿Sabes? Pero siento que estoy haciendo las cosas bien. Que por primera vez todo encaja y eso es porque tú eres la pieza que me faltaba, lo tengo muy claro.  –Levanto un poco la cabeza y le doy un beso en la barbilla.
De repente, empieza a sonar mi móvil. Veo en la pantalla que es mi madre quien me llama y descuelgo un molesta por haber roto este momento y preocupada por si le pasa algo.
-¿Sí, mamá? –Intento que no se me note.
-Hola, cariño ¿Dónde estás? –Me encantaría poder decirle que estoy en casa para que no me hiciera preguntas, pero no quiero mentirle. Además, seguramente me habrá llamado al móvil porque en casa no le habrá contestado nadie o Marta le habrá dicho que no estoy.
-Estoy… en casa de Dani, hablando de la propuesta que nos hicieron del libro. –No es que le quiera ocultar que estamos juntos, pero prefiero decírselo en persona.
-Ya. De eso te quería hablar. –Me pongo nerviosa al oírlo.
-¿Del libro? –Digo intentando disimular.
-No, de lo de Dani. –Lo sabe, tal y como me imaginaba. –Me ha dicho tu hermana no sé qué de una foto y unos comentarios en el Twitter ese. Que sois uno de los temas más hablados en España o algo así. –Veo que no sabe mucho de lo que está hablando, pero que intuye lo más importante.
-Ah ¿Sí? No sabía nada de eso
-Pero lo de la foto sí lo sabrás ¿No? ¿O no has sido tú quien lo ha subido a internet?
-Sí, sí. La he subido yo. –No sé a dónde quiere llegar, pero me estoy poniendo nerviosa.
-Entonces… ¿Sois novios o algo así?
-Mamá, prefiero contártelo cuando vaya a casa ¿Vale? Intentaré coger un vuelo barato en estos días. –Al oír esto, Dani me mira y me pone cara de niño triste. Yo le acaricio la barbita encogiendo los hombros y me acero a él para darle un beso en la mejilla.
-Vale, cariño. Avísame cuando vayas a venir y tráetelo también si quieres.
-¿Qué me traiga qué?
-A Dani. Seguro que a tu padre le hace mucha ilusión volver a verle y a mí me encantaría verte sonreír con él. Seguro que estás preciosa cuando le miras.
-Va, mamá, no seas exagerada  -Digo mientras me sonrojo. –No sé si le apetecerá, pero yo se lo digo de tu parte.
-Avísame si va a venir para poner un plato más en la mesa.
-Sí, ya lo sé. No te preocupes por eso. –Digo intentando zanjar el tema para colgar y poder volver a dedicarme al 100% a ese hombre maravilloso que tengo a mi lado.
-Y otra cosa más, Anna. Ten mucho cuidado ¿Vale?
-¿Cuidado con qué? –No creo que se esté refiriendo a Dani. Está claro que le adora.
-Con cómo te expones al público. Me parece estupendo que quieras compartir con todos el hecho de que estés enamorada, pero quiero que tengas presente dónde está el límite porque una vez que lo atravieses, ya no hay marcha atrás. –Estas últimas palabras me dejan un mal sabor de boca, pero al fin y al cabo era algo que yo ya había pensado.
-Ya, ya lo sé. Te aseguro que lo he meditado mucho antes de publicar la foto. –En ese momento, Dani me mira extrañado y estira rápidamente el brazo para coger su iPhone y buscar en las redes sociales.
-Pues nada, cariño. No te molesto más que seguro que estás deseando volver a quedarte a solas con él y yo lo único que hago ya es estorbar.
-Anda ya, mamá. Tú nunca estorbas.
-Bueno, bueno. Os dejo solos. Un beso, hija.
-Otro para ti, mamá. Y gracias por el consejo. Lo tendré siempre presente.
Las dos colgamos casi al mismo tiempo y justo después de hacerlo, Dani me agarra por la cintura y me da un beso en el cuello.
-Así que no lo quieres hacer público pero subes una foto a Instagram que nos delata totalmente… ¿No crees que es una forma un poco extraña de mantenerlo oculto? –Dice sonriendo mientras me sigue besando, cada vez de forma más intensa.
-No sé de qué me hablas. Soy totalmente inocente. –Digo siguiéndole el juego y disfrutando de sus besos.
-¿Inocente? Tendrás que esperar al juicio para ver cómo se te declara.
-Sin cuerpo no hay delito. –Contesto creyendo que me he salido con la mía.

-¿Ah, sí? –Me coge por la cadera y la empuja hacia delante para dejarme tumbada sobre la cama. Se coloca encima de mí y me quita la camiseta. –Pues yo ahora mismo estoy viendo un cuerpo; y no es un cuerpo cualquiera. Queda usted detenida.

jueves, 26 de septiembre de 2013

Capítulo 26. Desayunos.

Me levanto de la cama con el iPhone en la mano. Busco entre los cajones de Dani hasta que encuentro uno de sus pijamas y me lo pongo. Así estaré mucho más cómoda que con la ropa de ayer.
Le mando un Whatsapp a Marta diciéndole que ayer salí y se me hizo tarde, que ya le contaré cuando vuelva a casa y que no se preocupe cuando se despierte y no me vea allí.
Y por fin, voy corriendo hasta la cocina, donde veo a Dani preparando el desayuno. Me lanzo a él y le beso.
-¡Buenos días, mi amor! –Digo sonriendo sin dejar de rodearle el cuello con mis brazos.
-Buenos días. –Me devuelve la sonrisa. -¿Qué tal has dormido?
-¿A tu lado? ¿Cómo voy a dormir? ¡Pues genial! –Le doy un beso en la mejilla y me separo de él, aunque me quedo a su lado.
-Entonces puedes volver a dormir genial esta noche si quieres.
-Tentador… Pero tengo a Marta en casa y no quiero volver a dejarla sola otra vez. –Digo poniendo cara de tristeza.
-Si ese es el problema, puedes decirle que se venga. A mí no me importaría compartirte si es con ella. -Dice sonriendo pícaramente mientras me acerca hacia él agarrándome de la cintura y me besa el cuello. Yo me pongo seria y me separo de él haciendo fuerza con mi mano en su hombro.
-A ver si en ese caso nos vas a sobrar y te dejamos de lado. –Sin decir nada, se acerca a mí lentamente y yo voy caminando hacia atrás intentando huir de él hasta que me topo con la pared y él apoya sus manos en mi cadera. Acerca su boca a la mía dejando que nuestros labios se rocen, pero sin que lleguen a tocarse.
-¿De verdad serías capaz de dejarme de lado? –Antes de que me dé tiempo a contestar, comienza a subir lentamente sus manos por dentro de mi camiseta hasta llegar a mis costillas, a unos pocos milímetros de mi pecho haciendo que se me erice la piel. No puedo más, necesito besarle, pero para hacerlo, antes tengo que rendirme. Intento aguantar, pero cada segundo que pasa le siento más pegado a mí. Finalmente me lanzo a su boca y él sonríe victorioso en el beso. Coloca sus manos entre mi cuello y mi mentón para separar sus labios de los míos.
-Vamos a desayunar que se enfría el café. –Me besa en la frente y se gira hacia la bandeja que estaba preparando antes. –Pensaba llevártelo a la cama, pero te has adelantado. –No puedo evitar sentir ternura y me pongo a ayudarle llevando el desayuno a la mesa. Una vez colocamos todo, nos sentamos y comenzamos a comer entre un festival de miradas, sonrisas y caricias. Sin pensarlo, me levanto de mi silla y me siento sobre Dani, que me besa y le pega un mordisco a su tostada mientras me rodea la cadera con la mano que le queda libre. Yo le abrazo y apoyo mi cabeza en la suya.
-Dani, me quedaría así para siempre.
-Podemos quedarnos así todas las mañanas que quieras hasta el resto de nuestras vidas.
-¿Por qué no nos hacemos una foto? Así nunca olvidaremos nuestra primera mañana juntos. –Digo mientras cojo el móvil que dejé en la mesa cuando nos sentamos.
-Me parece una idea estupenda.
-¡Sonríe! Digo mientras estiro el brazo intentando enfocarnos y giro mi cabeza hacia Dani para darle un beso en la comisura de los labios. Hago la foto y acerco rápidamente el móvil para ver cómo ha salido la foto. –Guapísimo, como siempre. –Me acerco a él y le beso dulcemente. –Ojalá estemos así siempre. –Digo mirando al suelo deseando que sea verdad.
-Estaremos incluso mejor, ya lo verás.
-Me gustaría saber cómo serán nuestros desayunos dentro de unos años; si seguiré llevando puesto uno de tus pijamas o si te seguirán brillando los ojos cuando me mires… Saber cómo avanzará nuestra relación.
-Anna, no tienes que preocuparte por eso. Lo que tenga que pasar, pasará. Lo importante es que esta mañana nos hemos levantado amándonos como mejor sabemos hacer y nos hemos hecho una foto en la que se nos ve así, enamorados. Y mañana nos levantaremos igual de enamorados o más ¡Tanto que volveremos a hacernos una foto! –Dice sonriendo mientras me acaricia el pelo.
-¡Entonces nos tendremos que hacer una foto todos los días! –Digo bromeando.
-Pues habrá que hacérsela ¿No? Podemos crear nuestro propio álbum de desayunos. Así aunque no puedas ver cómo estaremos en el futuro, dentro de unos años podrás abrirlo y ver lo felices que hemos sido todos estos días estando juntos.
-Estás loco, Martínez. –Digo sonriendo con la punta del dedo índice en la boca.
-Voy a adecentar un poco la habitación, que aún no está ni la cama hecha. –Dice tras darme un beso y levantarse de la silla. Al hacerlo, no me queda más remedio que levantarme yo también ya que estaba sentada en su regazo.
-Entonces no la hagas todavía, que me apetece tumbarme un rato contigo. –Digo un poco mimosa.
-Bueno, entonces ve yendo tú, que yo voy a recoger la mesa.
-¿Quieres que te ayude?
-No. Hoy tú eres mi invitada. Lo único que tienes que hacer es esperarme en la cama.
-¡Si, señor! –Digo llevando mi mano a la frente imitando un saludo militar. Él sonríe y comienza a quitar las cosas de la mesa, de modo que yo me voy a su habitación, me siento en la cama y aprovecho para llevar a cabo mi plan. Desbloqueo el iPhone, entro en Instagram y le doy a subir foto. Elijo la que nos acabamos de hacer en la cocina y la acerco para que sólo se vean nuestros labios. En el título pongo “El desayuno más sabroso de mi vida”, marco la opción para que también se publique en Twitter y le doy a compartir.

Sé que muchos reconocerán los labios de Dani, pero no me importa. Incluso hay una parte de mí que quiere que lo nuestro se sepa, así que ya no hay marcha atrás y sólo unos segundos más tarde comienza la avalancha de menciones.

domingo, 22 de septiembre de 2013

Capítulo 25. Me niego.

-Pues eso, que ya deberíamos contarlo. –Dice sonriente mientras me aparta un mechón de pelo de la cara. –Estoy seguro de que todos se alegrarán.
-Dani, yo… -Le veo tan feliz que me cuesta mucho decirle que no, pero debo hacerlo. –No creo que sea lo más adecuado. –Tras decirle esto no puedo seguir aguantándole la mirada y bajo mis ojos a su pecho.
-¿Por qué? ¿Tienes miedo de que esto no salga bien? –Dice apoyando las manos en la cama para incorporarse y quedarse sentado. Al hacerlo, yo me separo un poco de él y también me siento.
-No es eso. –Suspiro. –Es que sabes que no me gusta que mi vida privada se convierta en algo público.
-Vamos Anna, no vamos a ir contándolo por los platós de televisión. –Dice un poco molesto.
-Ya lo sé, pero es que yo soy presentadora y no he estudiado una carrera para acabar saliendo en las revistas porque nos hayan visto juntos por la calle.
-Así que es eso ¿No? –Veo ira en su mirada. –Como yo no terminé la carrera no quieres que se sepa que estamos juntos.
-Yo no he dicho eso, Dani. –Intento acariciarle la cara, pero él la aparta al ver que alargo el brazo y siento como si algo dentro de mí se acabara de romper. Tengo ganas de llorar, pero no quiero que me vea hacerlo. No por esta tontería sin sentido. –Vamos, no te pongas así. Te aseguro que nadie más que yo se muere de ganas por gritar que te quiero, pero quiero gritárselo a quien de verdad se lo merece y no creo que “Telecirco” sea uno de ellos.
-¿A quien de verdad se lo merece? –Ríe irónico -¿Y no crees que quien más se lo merece son nuestros fans? Ellos lo vieron mucho antes que nosotros, Anna. Son los que nos han insistido año tras año, sin importar los programas que pasaran, los rumores que hubiera. Ni siquiera les importó que dejáramos de trabajar juntos porque confiaban en que un día nos diéramos cuenta de eso que ellos veían claro desde el principio ¿Sabes cuántas sonrisas podríamos provocar con tan sólo decir que te quiero?
-No te falta razón, Dani, pero me niego a acabar con un futuro como el de Romina, todas las semanas en las revistas del corazón siendo conocida como “La novia de…”. Yo quiero que se me reconozca por mi trabajo. Por mis éxitos y también por mis fracasos, pero que sea algo por lo que yo haya trabajado.
-Te niegas ¿No?
-Sí. –Quizás “negarse” sea una palabra demasiado dura, pero soy yo la que toma las decisiones sobre mi vida y tengo muy claro lo que quiero y lo que no.
-Está bien. Entonces no hay nada más que hablar. –Se acuesta en la cama y se gira dándome la espalda. –Buenas noches.
-Dani… -Me acerco a él apoyándome sobre su brazo.
-Anna, estoy candado y quiero dormir. –No le contesto. Aunque quisiera, no podría hacerlo a causa del nudo que tengo ahora mismo en la garganta mientras intento contener mis lágrimas. Me acuesto despacio en el otro lado de la cama, dejando un gran espacio entre mi cuerpo y el de Dani y apago la luz dándole al interruptor que hay justo al lado del cabecero. Giro mi cabeza hacia Dani, que sigue dándome la espalda y finalmente me quedo bocarriba intentando controlar mi respiración para que no note que estoy llorando. Los segundos se me hacen eternos y los centímetros que me separan de Dani me parecen kilómetros. No puedo creer que haya pasado esto, que estemos así después de haber pasado nuestra primera noche juntos y todo por una discusión casi sin importancia.
Sigo intentando contener mis lágrimas, lo cual me resulta imposible hasta que, al respirar, un impulso hace que coja aire más fuerte de lo normal, dejando así mis sentimientos al descubierto. Me quedo quieta, sin ni siquiera parpadear, deseando que Dani no lo haya oído. De repente, noto cómo me coge la mano y la aprieta haciéndome saber que está conmigo a pesar de todo. Yo le acaricio el brazo con mi otra mano y finalmente él se gira, se acerca hacia mí y me abraza. Hundo la cabeza en su pecho para que no me vea llorar, pero al tenerlo tan cerca lo único que consigo es incrementar mis lágrimas por haber sido tan tonta de dejar que llegáramos a este punto.
-Lo siento, Anna. Lo siento. –Me aprieta contra él y me besa la frente. -No era mi intención hacerte daño. Yo sólo quería poder disfrutar de ti en público sin tener que escondernos de nada ni nadie porque no estamos haciendo nada malo. Sólo estamos amándonos, Anna. –Alzo la cabeza y le miro a los ojos que también los tiene húmedos como yo. Cojo aire para hablar pero me interrumpe antes de que empiece a pronunciar la primera palabra. –Si no te sientes cómoda no pasa nada. Respetaré tu decisión, pero al menos me tendrás que dejar que le mande la foto a Chuspi. –Dice riendo. Yo sonrío y él me besa. No sé cómo lo hace pero siempre sabe darle la vuelta a la situación con una sola frase y al menos ahora ya estoy más relajada. –Siento mucho haberte estropeado la noche…
-Hace muy poco alguien muy especial me dijo que no importaba el pasado ni el futuro, sino lo que estás viviendo en el presente; y creo que ahora mismo no podría estar en mejor compañía que contigo. –Dani coloca su dedo índice sobre mi barbilla alzando mi cara para besarme.
-Anna, eres increíble –Dice posando su mano sobre mi cadera desnuda para acercarme más a él. –Te quiero.
-Yo a ti también te quiero. –Nos volvemos a besar y entre caricias y susurros nos quedamos dormidos.

A la mañana siguiente, un intenso aroma a café recién hecho me despierta. Abro los ojos para deleitarme con su rostro, pero no está. Justo entonces le oigo tararear desde la cocina. Es un ritmo que me suena familiar, pero no consigo reconocerlo hasta que le oigo decir “Y es que esta chica me ha robado toda la atención, es que no hay día que no mire la televisión. Para ella escribo toda esta canción. Estoy enamorado de Anna Simon”. No puedo hacer más que sonreír. Creo que ha llegado el momento de devolverle lo de Instagram.

sábado, 21 de septiembre de 2013

Capítulo 24. Te quiero

Me separo un poco de él y sin dejar de mirarle a los ojos, le paso la mano por el pelo y me lanzo.
-Dani… ¿No crees que estamos yendo demasiado rápido?
-¿Demasiado rápido? Anna, hace años que nos conocemos y hasta ahora no hemos sabido ver lo que sentíamos. Yo lo que creo es que hemos tardado demasiado.
-Bueno, no me refería a eso, sino a que quizás nos estemos dejando llevar demasiado, que no estamos pensando las cosas y puede que algún día nos arrepintamos de todo esto. –Dani me agarra la cara con sus dos manos y me mira fijamente.
-Anna, yo nunca me voy a arrepentir de esto.
-Eso no lo puedes saber, Dani. –Digo mientras agacho la cabeza y fijo mi mirada en el suelo. Me siento mal por haberle dicho eso, pero es realmente lo que pienso.
-Pero eso es lo bonito, Anna. No voy a saber qué pasará dentro de 50 años, ni de 20, ni de 10. Ni siquiera voy a saber qué pasará mañana, pero nada de eso me importa porque hoy estoy contigo y con eso me vale. Este momento que estamos viviendo ahora, juntos, mirándonos a los ojos, es tan maravilloso que no me interesa saber si mañana estallará la III Guerra Mundial porque pase lo que pase, podré sonreír pensando en ti, en esto que estamos viviendo ahora.
-Sí, Dani pero… -Esto que me ha dicho es tan bonito que casi no me salen las palabras y no puedo evitar que mis ojos se empañen de emoción. Aún así, necesito saber que a él no sólo le preocupa vivir el presente, sino que también quiere un futuro a mi lado. –No sólo se trata de lo que sintamos, sino de lo que estamos dispuestos a construir. A veces es necesario usar la cabeza. –Digo sin pensar y arrepintiéndome al instante. Parece que le he reprochado que nunca piense las cosas y, en parte, es eso lo que pienso, pero no es momento de reproches.
-Anna, el amor se siente aquí –Dice llevándose la mano al lado izquierdo del pecho. –No aquí. –Sonríe señalándose la cabeza. –Podemos hacer juntos todos los planes que quieras y yo estaré encantado de compartirlos contigo, pero a mí lo único que me importa es que seas tú la que esté conmigo para vivirlos; y eso sólo se consigue viviendo el presente y cuidándote ahora como te mereces en lugar de pensar que quién sabe cuándo estaremos viviendo juntos.
-No sé qué decir. –Contesto sonriendo. Realmente tiene razón y me ha dejado más que claro que no soy un capricho. Que me quiere de verdad tanto como yo le quiero a él.
-¿Qué tal si no dices nada y me das un beso? –Yo obedezco y acerco despacio mis labios a los suyos hasta que por fin siento su cálida boca acariciando la mía.
-Te quiero. –Susurro casi sin dejar de besarle. Cada vez estamos más pegados el uno al otro, sintiendo como nuestros cuerpos se atraen.
-Me tienes loco, Simon. –Contesta mientras me acaricia la parte externa del muslo y desliza lentamente mi vestido un poco hacia arriba.
-Dani, la cena. –Digo recordándole que aún está toda la comida en la mesa.
-Ahora solo quiero comerte a ti. –Se levanta cogiéndome en brazos sin dejar que mis pies toquen el suelo. Al hacerlo, uno de mis tacones se me sale y cae justo al lado de su pie. Él me mira con esa sonrisa de medio lado que hace que me derrita y me aprieta más contra su pecho. –Veo que tienes prisa por desnudarte. –Me besa. –No te preocupes que ahora te ayudo yo. –Camina su habitación sin que paremos de besarnos ni un instante  y me deja caer despacio sobre la cama para colocarse luego encima de mí. Me estremezco al notar que empieza a besar mi cuello. Me encanta que lo haga de forma tan delicada pero tan placentera al mismo tiempo. Vuelve a subirme un poco el vestido y yo me agarro a su espalda para levantar mi cadera y que así pueda continuar subiéndolo, pero cuando llega a la altura de la cintura se para y con la misma mano me sostiene la cara para continuar besándome. No puede ser que me deje así, necesito que siga, que me dé más de él. Le saco la camisa del pantalón y le desabrocho los botones empezando por el de abajo hasta llegar al último y me deshago de ella dejándola caer en el suelo. Empujo un poco el hombro de Dani para que se despegue de mí y cuando lo hace me siento sobre la cama. Le agarro la nunca y le vuelvo a atraer hacia mí para poder seguir besándole. Él se da cuenta cada segundo que pasa necesito tenerlo más cerca, de modo que vuelve a agarrar mi vestido y termina de quitármelo del todo sacándolo por la cabeza, dejándome así en ropa interior. Yo me muerdo el labio intentando sofocar el calor que siento ahora mismo en cada parte de mi cuerpo y él se queda mirándome de arriba abajo haciendo que me sonroje.
-¿Puedo hacerte una foto y mandársela a Chuspi? –Dice sonriendo intentando picarme. Yo le pego una palmada en el pecho y finjo estar enfadada mientras le contesto.
-Ni se te ocurra. –Pero acto seguido le vuelvo a besar. No sé qué me pasa que no soy capaz de estar ni un segundo sin sentir que toca mi piel.
-¡Vamos! ¡Un cuarpazo así no se ve todos los días! Déjame presumir un poco con mis amigos.  –Dice mientras me vuelve a tumbar sobre la cama.
-En tu mano está que lo sigas viendo o no. –Contesto de forma pícara.
-Entonces ten por seguro que nos volveremos a ver. –Dice mirándome de arriba abajo como si estuviera hablándole a mi cuerpo. Yo le quito la correa y acto seguido hago lo mismo con sus pantalones, quedándonos los dos en ropa interior. Se coloca entre mis piernas y comienza a moverse lentamente haciendo que nuestros cuerpos se rocen. Desliza su mano derecha por mi cintura, bajando hasta mi cadera hasta introducirla por dentro de mi tanga y comienza a acariciarme. Yo no puedo evitar gemir y sentir cada vez más y más calor. Sabe cómo volverme loca y lo está consiguiendo de sobra. Necesito más de él, pero sólo me entrega lo que quiero a cuenta gotas y eso hace que lo necesite aún más.
Por fin se deshace de mi ropa interior. Primero la parte de arriba y luego la de abajo. Yo hago lo mismo con sus bóxers y finalmente conseguimos estar más cerca el uno del otro que nunca. Noto cómo entra dentro de mí consiguiendo que me estremezca con cada movimiento que hace y poco a poco va consiguiendo satisfacer mi ansia con su boca en mi cuello sintiendo mi sangre caliente, sus dientes en mi hombro tensando mis músculos como alambres.
-Me vas a matar. –Consigo balbucear entre gemidos. El sonríe y es entonces cuando me embiste para llegar hasta el fondo. Nuestros cuerpos sudorosos resplandecen entre la lujuria y Dani clava sus ojos en los míos. Intento hablar, decir cualquier cosa, pero lo único que consigo pronunciar es su nombre al terminar, quedándome aturdida y sin aliento debajo de su cuerpo que ha caído sobre el mío desplomado como una piedra. Si no sintiera su corazón latir contra mi pecho, diría que ha caído en un profundo coma, pero unos segundos más tarde inspira hondo, suspira y se aparta quedándose tumbado a mi lado.
Mentiría si dijera que ahora no estoy más cómoda, pero también es cierto que al despegarse de mí ha dejado un pequeño vacío que sólo puedo volver a llenar con uno de sus abrazos y me acero a él para conseguirlo.
-Te quiero Anna. Eres perfecta.
-Yo también te quiero. –Digo mirándole a los ojos.
-¿Puedo hacerte la foto ahora? –Dice sonriendo mientras estira el brazo como si fuera a coger el móvil de la mesilla de noche.
-¡Pero mira que eres tonto! –Digo pegándole un mordisco en la barbilla y comenzamos a reír.
-Creo que va siendo hora de que hagamos público lo  nuestro ¿No?

-¡¿Qué?!

sábado, 14 de septiembre de 2013

Capítulo 23. La cena.

Llevo toda la tarde con ese cosquilleo que te entra en la barriga cuando tienes nervios porque sabes que dentro de poco va a ocurrir algo muy importante para ti, algo que va a significar un antes y un después en tu vida. He intentado paliarlo con una tila, con un baño de espuma y sales, intentando mantener la mente ocupada en otra cosa, pero no hay manera. Es imposible dejar de pensar en Dani y en la cena que le he prometido.
Marta se fue hace ya rato a ultimar unos detalles de su cameo en la serie “Con el culo al aire” y luego iba a cenar con todos los actores para conocerlos mejor y tener más confianza a la hora de grabar ciertas escenas, así que ni siquiera he necesitado una excusa para cenar en casa de Dani. Seguramente ni se llegue a enterar y casi que lo prefiero, así no tendré que darle explicaciones luego.
Me pongo un mini vestido ajustado negro con una sola manga de encaje y unos tacones con plataforma del mismo color, me recoloco bien las ondas del pelo, me retoco el pintalabios y bajo para montarme en el taxi que me está esperando.
De camino a casa de Dani, no paro de darle vueltas a todo. No sé cómo le voy a plantear mis dudas sin que se ofenda… Esta mañana me ha dejado bastante claro que me quiere, que le encanta pasar el tiempo conmigo, pero lo que yo quiero saber es si realmente está dispuesto a construir algo serio entre los dos. Una relación no se basa sólo en el amor, sino también en el compromiso con la otra persona y yo no sé si Dani está dispuesto a eso.
A medida que me voy acercando a su casa estoy cada vez más nerviosa; incluso hay un momento en el que decido dejar las cosas como están por miedo a perder lo que sea que tengo ahora mismo, pero finalmente decido ser valiente y tomo la decisión correcta, o al menos eso creo yo.
El taxista para, yo le pago el viaje y me bajo del taxi con cuidado para no torcerme un pie al posarlo sobre el suelo. Me dirijo al portal de Dani y veo que la puerta está abierta, pero decido llamar para avisarle de que voy a subir ya y no le pille desprevenido por si aún tiene que terminar de arreglarse.
Pulso el botón y espero. Segundos más tardes se escucha cómo Dani descuelga y habla.
-¿Sí? –Adoro oír su voz casi sin aire. El pobre debe estar ahora mismo asfixiado preparándolo todo y seguro que va justo de tiempo porque siempre lo deja todo para el final. Al pensar esto, se me escapa una sonrisa tonta. Me encanta que sea tan auténtico y tan fiel a sus costumbres.
-Soy Anna –Contesto alzando un poco la voz para que se entere bien.
-Te abro, preciosa. –Y acto seguido oigo cómo la puerta se abre. Yo vuelvo a sonreír y me dirijo hacia el ascensor. En el camino hacia el piso de Dani me atuso un poco el pelo y me coloco bien el vestido.
Llamo al timbre, pero no me abre nadie, de modo que al ratito vuelvo a llamar. Esta vez Dani me abre enseguida.
-Adelante, señorita. Disculpe mi tardanza. –Está increíblemente guapo con unos vaqueros negros y una camisa gris con el cuello, el final de las mangas y la línea de los botones blanca. Recuerdo la primera vez que le vi tan elegante, en los premios Ondas y la verdad es que me quedé alucinada. “A este chico le sienta genial todo lo que se ponga” pensé en ese momento y hoy lo vuelvo a pensar; pero sin duda, lo que hace que me quede embobada es su mirada, tan profunda y sincera, con esos pliegues que le salen a los lados cuando está sonriendo de pura felicidad.
-¡Qué elegante, Dani!
-Mira quién lo dice, la más guapa del universo. –Los dos nos quedamos quietos, mirándonos a los ojos sin saber muy bien qué hacer, hasta que Daní hace uno de sus chistes. –Aunque la elegancia la llevas tú ¿No? –Empezamos a reír y yo imito a Inma de GH con mi famoso “Chapó por ti”.
-Bueno, pasa al salón, la mesa está ya puesta y la comida lista.  –Obedezco y comienzo a caminar, pero cuando paso por delante de Dani éste me agarra de la cintura y me coloca frente a él. -¿Qué es esto de no darme ni un beso? ¿Es que tengo que poner la excusa de la corbata para conseguir uno? –Dice bromeando.
-No tienes que poner ninguna excusa, sólo tienes que ganártelos –Contesto retándole.
-¿Así que a esto quieres jugar? –Dice mientras me empieza a dar pequeños besos en el cuello. Yo cierro los ojos y sonrío disfrutando del momento al tiempo que Dani va aumentando la intensidad de los besos y poco a poco va subiendo hasta mi cara. Rodeo con mis brazos su cuello para que no se despegue de mí aunque él sigue esmerándose en su tarea, acercándose cada vez más a mi boca, hasta que por fin llega a la comisura de mis labios y yo los abro un poco para seguirle en el beso que toca ahora, pero justo antes de que nuestras bocas se unan, despega su cara de la mía sonriendo. Yo le miro con cara de decepción.
-Lo siento, tú tampoco te lo has ganado. –Y así, victorioso, me dirige hacia el salón donde nos reunimos esta misma mañana, con la diferencia de que ahora está todo lleno de rosas y velas aromáticas encendidas. La mesa está perfectamente decorada, con un gusto y una elegancia que yo nunca habría asociado con Dani.
-Dios mío, está todo precioso.
-Tenía que estar a la altura de la invitada. –Yo le regalo una sonrisa de agradecimiento y Dani separa la silla de la mesa para que yo pueda sentarme. Justo después se sienta él y me coge la mano. –Gracias por venir, Anna.
-Gracias a ti por esforzarte tanto. Has dejado todo tan perfecto que ya no me importa ni si quiera que acabe poniéndome enferma por la comida. –Digo bromeando.
-Por eso no te preocupes, he encargado la comida en tu restaurante favorito. El de Madrid, claro, porque el de Mollet me quedaba un poco lejos. –Dice sonriendo.
-¡Dani, pero si ese sitio es carísimo! No tenías por qué haberlo hecho.
-Anna, quería hacerlo. Así esta noche será perfecta y yo no meteré la pata con la cocina.

-Creo que ya te has ganado el beso. –Digo inclinándome un poco hacia delante para dárselo, pero antes de que pueda, Dani me coge del brazo y me lleva hasta él sentándome sobre sus piernas. Me aparta el pelo que tenía sobre el hombro, me agarra la cara con sus dos manos y me besa dulcemente. Yo le sigo en el beso y me estremezco al notar sus labios. No quiero parar de besarle, me encanta la sensación que me producen los besos de Dani. Es una sensación que nunca antes había sentido a pesar de haber estado enamoradísima de Miki en su momento; pero con Dani es diferente. Él sabe perfectamente cómo hacerme sentir única con sólo un beso, sabe cómo hacer que desaparezca todo lo que nos rodea cuando me mira a los ojos para que sólo quedemos él y yo. Incluso sabe decirme “te quiero” sin usar una sola palabra. Yo tengo muy claro que quiero pasar el resto de mi vida así, sin separarme de él, pero ha llegado el momento de saber si él quiere lo mismo que yo.

miércoles, 11 de septiembre de 2013

Capítulo 22. ¿Qué somos?

-Me encantaría almorzar contigo Dani, pero ya sabes que en nuestro trabajo, no nos podemos permitir caer enfermos jajaja –Bromeo respecto a su “habilidad” para cocinar.
-¿Cómo que enfermos? ¡Mi cocina es de calidad! –Dice mientras se coloca encima de mí colocando mi espalada en el sofá y comenzando a hacerme cosquillas.
-¡¡Para Dani!! ¡¡¡Paraaaaa!!! –Le suplico entre carcajadas.
-Entonces retira lo dicho.
-¡No, no puedo! ¡Estaría mintiendo si lo hago! –Dani sigue haciéndome cosquillas por todas partes y yo no paro de retorcerme en el sofá sin poder dejar de reír.
-¿Estás segura? –Pregunta mientras aumenta la velocidad de las cosquillas. Yo intento aguantar pero no puedo más y acabo cediendo.
-¡¡¡VALEEEE!!! ¡¡LO RETIROOOOO!!
-Muy bien. –Sonríe victorioso. Se acerca más a mí, pegando su cuerpo con el mío y me besa dulcemente. –Si quieres llamamos al chino. –Dice sin despegar sus labios de los míos. Me vuelve a besar, un beso que se vuelve más intenso por momentos mientras me acaricia el muslo con una mano y la cintura por dentro de la camiseta por la otra.
-Dani, Dani, Dani. –Deja de besarme y me mira esperando que hable. –Lo siento, pero Marta está esperándome en casa. Me tengo que ir ya.
-Marta es mayorcita. Puede quedarse sola. –Dice mientras comienza a besarme el cuello.
-No, Dani, es mi invitada. –Me pongo sentada y me recoloco un poco la ropa. –Te prometo que vendré a comer todo lo que quieras cocinar y seguro que me encantará.
-Esta noche.
-Dani… -Me mira con una cara de ilusión que no le puedo decir que no. –Está bien. Luego te llamo y hablamos y me dices a qué hora vengo ¿Vale? –Me da un pico rápido, se levanta y me da la mano para que yo le imite. Rodea mi cintura con sus brazos, yo hago lo mismo con su cuello y así nos damos un beso de despedida, un beso que nos deja con ganas de más, de no despegarnos nunca el uno del otro.
Llego a casa aún con la piel erizada de haber podido disfrutar toda la mañana de Dani. Estoy como en una nube, todo me parece precioso y si ya todo era perfecto, esta noche ceno con él ¿Se le puede pedir más a la vida?
Entro y  cierro la puerta. Dejo el bolso en el perchero y voy lanzada hacia mi habitación para tirarme en la cama ¡Los tacones me tienen muerta! Me quedo un rato así, tumbada bocabajo con los brazos abiertos en cruz recordando lo mono que estaba hoy Dani en el sofá, sus cosquillas, sus besos… No puedo evitar estremecerme y justo en ese momento noto como lago cae sobre mí.
-¡Annita! –Su voz es inconfundible, es Marta, pero yo el susto ya me lo he llevado -¡Ahora no te me escapas!
-¡Ay Marta, qué bruta eres a veces! ¡Con lo relajada que estaba yo aquí en mi camita!
-Estabas pensando en Dani ¿A qué sí? –Yo le miro extrañada como si Dani no fuera quien ocupa la mayoría de mis pensamientos y Marta se queda observándome hasta que empieza a saltar sentada sobre mí. -¡¡¡He acertado!!! ¡Si ya te digo yo que para esto tengo un sexto sentido! Cuéntame ¿Qué tal ayer con él?
-Quizás si te quitaras de encima de mí estaría más cómoda para poder hablar, Marta -Digo bromeando, aunque realmente es cierto que estaría mucho más cómoda si se apartara.
-¡Uy! Perdón –Dice riéndose mientras se echa a un lado –Venga, empieza a hablar si no quieres que haga algo de lo que luego me arrepienta –Se pone de rodillas y finge que me amenaza con un cuchillo cerrando el puño.
-Vale, vale jajajaja –Me siento en la cama, me quito los tacones y me pongo cómoda. -¿Qué quieres saber? –Sé perfectamente lo que quiere saber, pero aún es pronto para contarlo, así que intentaré esquivar esa pregunta y ya se lo contaré más adelante.
-¡Pues todo, Anna, lo quiero saber TODO! Dónde estaba Dani cuando se fue, cómo lo encontraste, por qué se había ido, de qué hablasteis y sobre todo, por qué volvisteis tan separados el uno del otro ¿Os enfadasteis? -Dice mirándome con cara de pena.
-Tranquila, no nos enfadamos. Sólo se fue el parque de enfrente porque estaba un poco mareado y yo le encontré allí cuando salí de la discoteca buscando cobertura para llamarle. Luego le dije que se había pasado bebiendo y que tenía que aprender a controlar porque ya no era un chaval de 20 años y quizás por eso cuando volvimos estaba un poco distante, porque acababa de “echarle la bronca”. –Esto último lo digo imitando unas comillas en el aire con los dedos. No sé cómo se me ha ocurrido una excusa tan rápido, pero me siento fatal por haberle mentido a Marta. Espero que todo vaya bien y le pueda contar la verdad lo antes posible.
-¿Y eso es todo? –Pregunta incrédula.
-Bueno, está un poco resumido, pero sí.
-¿¿¿Y no aprovechaste para decirle que le querías???
-Marta, ese tema ya es historia –Digo intentando restarle importancia -¿No me vas a preguntar por la reunión?
-¡Ay! ¡La reunión! –Dice cerrando los ojos y dándose una palmada en la frente. -¿Qué tal ha ido? –Por fin consigo cambiar de tema… Realmente me estaba sintiendo ya demasiado incómoda porque ni yo misma sé con claridad lo que pasó ayer en el parque. Y no es que hubiera bebido demasiado, sino que aún no me lo creo. Me parece todo demasiado bonito como para ser verdad y no soy capaz ni de pronunciarlo en voz alta. Dani me dijo que me quería y yo le contesté lo mismo, pero tampoco es que hayamos hablado del tema. Estamos muy bien juntos, se nota que él también disfruta de mí cuando me mira con esa sonrisa que me deja embobada, cuando me abraza, cuando me acaricia, cuando me susurra cosas al oído… Está claro que ya no somos dos amigos como antes, pero… ¿Qué somos?

lunes, 9 de septiembre de 2013

Capítulo 21. Reunión.

Cuando oímos a Flo nos separamos rápidamente. Al intentar mantener esto en secreto parece que estamos haciendo algo malo y cada vez que escuchamos algo o a alguien nos ponemos más nerviosos de lo normal, como si nos fueran a pillar con las manos en la masa.
Dani me da un leve beso en la mejilla y se da la vuelta para salir de la habitación, pero yo le agarro del brazo y hago que pare.
-¡Dani, la corbata!
-Vaya… pensaba que querías otro beso.
-Eso siempre. –Me acerco a él y le doy un pico en los labios. Él sonríe y yo no puedo evitar reírme al ver que otra vez le he dejado la huella de mis labios en su boca. Se la quito como puedo para que no dé mala impresión en la reunión y para que Flo no se entere de lo que ha pasado aquí dentro y empiezo a ponerle la corbata disfrutando del momento, de estar con él a solas una vez más.
-Anda, trae, que ya me la pongo yo. Es mejor que tú te arregles también los labios –Dice con media sonrisa en la boca. Yo me miro al espejo que hay justo encima de la cómoda y veo que tengo todo el pintalabios corrido. Me lo limpio con los dedos como buenamente puedo y aprieto mis labios el uno contra el otro para que los pigmentos queden homogéneos.
-¿Se me nota mucho? –Pregunto para que no quede ningún cabo suelto en nuestra coartada de la corbata.
-¿Qué estás loca por mí? Muchísimo. –Contesta orgulloso como si hubiera ganado una batalla.
-Tonto, me refiero al pintalabios –Digo riéndome.
-Estás preciosa, como siempre. –Yo le regalo una sonrisa y le pego un mordisco al aire como si me lo estuviera comiendo a él. –Vamos para afuera, que Flo se debe estar impacientando. –Me dirijo a la puerta y mientras la abro, Dani se coloca detrás de mí, me agarra de la cintura y me da un beso en el cuello que me deja sin aliento. Un escalofrío me recorre todo el cuerpo, se me eriza la piel y hasta casi me olvido de cómo respirar; pero intento recomponerme lo antes posible. Ahora se trata de hablar de trabajo.
-¡Pero si ya están aquí! –Dice Flo con los brazos abiertos al vernos llegar al salón. –Mirad, este es Leonardo, de Grupo Planeta.
-Encantado, soy Dani Martínez. –Dani se acerca a él y ambos se dan un apretón de manos.
-Ya. A vosotros os conozco jajajaja.
-Encantada. –Ahora soy yo la que se acerca a él, pero no sé si darle la mano o dos besos. En las reuniones de trabajo siempre me pasa lo mismo porque me pongo muy nerviosa y no sé cómo actuar, por eso espero a que sea él quien dé el paso y, finalmente, se lanza a darme dos besos.
Los cuatro nos sentamos en la mesa del salón de Dani y, tras agradecerle que cediera su casa para el encuentro, comienza a explicarnos muy a fondo cómo sería el proyecto entero. Flo tendrá que contar desde que el momento en el que aparece en su mente la idea de Tonterías las justas y se la comenta a Pablo y a Jorge; y Dani y yo tendremos que hacer un esfuerzo y recordar hasta la llamada que nos hizo Flo al proponernos el trabajo para plasmarla también en el libro. No se puede escapar ningún detalle. Bromas, anécdotas, castings, ideas que finalmente cayeron en saco roto… Cualquier cosa es poca comparado con lo que nuestros fans han hecho por nosotros y ahora es el momento de devolvérselo. Discutimos si contar o no el motivo de la misteriosa desaparición de Paula Garber, Eva Cabezas y Nene; al fin y al cabo, ellos también formaron parte de esta maravillosa familia y se merecen un hueco en el proyecto, pero al parecer el Grupo Planeta no está del todo de acuerdo.  Quedamos en que se les mencionará sutilmente, pero yo sé que Flo va a seguir insistiendo para que tengan el lugar que se merecen y que al final lo acabará consiguiendo.
La reunión termina y parece que los cuatro quedamos bastante satisfechos. Nosotros hemos decidido donar nuestra parte de los beneficios a alguna organización benéfica y Leonardo ha dicho que se lo comentará a sus jefes porque quizás ellos también quieran unirse a la idea y participar con un porcentaje de lo que vayan a ganar ellos.
Antes de despedirnos, Dani propone la idea de hacer un tour por toda España para promocionar el libro y llevar la risa al mayor número de ciudades posibles y quedamos en que se intentará organizar lo mejor posible y que todos pondremos de nuestra parte para que salga estupendamente.
El primero en irse es Lonardo, ya que tenía que dar parte de todo lo sucedido en la reunión a Grupo Planeta antes de la hora de almorzar y Dani, Flo y yo aprovechamos que nos quedamos a solas para picar algo y hablar de todo un poco.
Una vez más, es como si estuviéramos haciendo un programa. Incluso ha dado la casualidad de que nos hemos sentado como en los dos programas en los que estuvimos juntos: Flo en el centro, Dani a su izquierda y yo a su derecha. Todo es genial y se nos pasa el tiempo volando hasta que Flo se da cuenta de que ya es muy tarde y había prometido llevar a Juanito a almorzar a su pizzería favorita, de modo que se despide corriendo, nos hace prometer que volveremos a vernos pronto y se va de casa de Dan cerrando la puerta tras él.
Un segundo después, Dani y yo nos miramos sonriendo y él se abalanza sobre mí para darme un beso en la mejilla. Me coge de la mano y me lleva al sofá, se sienta y me hace un gesto para que me siente sobre sus piernas. Yo obedezco y le rodeo el cuello con mis brazos. Él coloca su mano izquierda sobre mi cadera, pasándola por detrás de mi espalda y su mano derecha sobre mi pierna, donde empieza a hacerme caricias con sus dedos.
-¿Has visto el vídeo que ha subido esta mañana un paleto a Instagram? Decía algo de una tal Simon ¿No? –Dice con esa media sonrisa que me vuelve loca. Yo le acaricio la perilla y le doy un pequeño beso en los labios.
-Internet está lleno de locos –Digo siguiéndole el juego.
-Locos de amor.
-¿Tú crees? Quizás sólo estén intentando pasárselo bien una temporada y ya está. –Aprovecho que estamos fingiendo que hablamos de otras personas y le hago la pregunta que tantas ganas tenía de hacerle. Dani me mira muy serio y me contesta.
-Estoy totalmente seguro de que son locos enamorados. Que hacen locuras porque lo que sienten es tan grande que no son capaces de controlarse. Y que por supuesto, están dispuestos a todo para conseguir que la persona a la que aman sonría como lo estás haciendo tú ahora. –Al oírlo me doy cuenta de que sí, que estoy sonriendo como una tonta embobada con lo que dice. Pego mi frente a la suya, le acaricio el pelo con mi mano y me quedo así, respirando su aliento.

-¿Te quedas a almorzar? Quiero pasar el resto del día contigo.

sábado, 7 de septiembre de 2013

Capítulo 20. Sueños.

Me levanto de la cama aunque todavía sigo en una nube. Vuelvo a rebuscar en el armario pero ahora lo veo todo mucho más claro. Saco mis pantalones pitillo bieiges, una camiseta blanca de manga corta y una chaqueta azul cian. Es cierto que la reunión es importante, pero no por eso tengo que llevar colores apagados, y menos hoy, que me siento más viva que nunca.
Me empiezo a cepillar el pelo mientras Marta viene a darme conversación. Me dice que si se puede quedar un par de días más, que le han llamado de “Con el culo al aire” y la han citado para hacer la lectura de guión aquí en Madrid, a lo cual yo acepto encantada. Quiero quedarme más tiempo con Dani, saber qué va a pasar con nosotros y esta es la excusa perfecta para no irme todavía a Mollet.
-Quédate el tiempo que quieras, aquí no molestas.
-¡Gracias, Anna! –Se acerca a mí y me abraza. -¿Pero no ibas a coger el avión a Barcelona esta tarde?
-Digamos que ha habido… ¡Cambio de planes! Espero quedarme aquí una temporadita más.
-¿¿Te han llamado para un nuevo proyecto?? –Dice mientras dibuja una amplia sonrisa en su rostro.
-Pues un proyecto sí que hay. –Contesto. –Y aunque todavía no es seguro, yo tengo muchas esperanzas puestas en él.
-¡Ay, Annita, cuánto me alegro!
En ese momento me vuelve a llegar un whatsapp al móvil. Es Flo.
“Te recojo debajo de tu casa a las 11 menos cuarto y vamos juntos a la reunión”
“Ayer me quedé un poco preocupado”
Yo sonrío al pensar que realmente somos una familia, que nos apoyamos siempre y que pase lo que pase seguimos unidos.
“Ok, pero no te preocupes por lo de ayer. Todo está solucionado”
Miro el reloj y son ya casi las 10 y cuarto, así que empiezo a darme prisa porque todavía no estoy ni vestida. Con ayuda de Marta, consigo recogerme el pelo en un moño como los que me hacían Ruth y Cris en “Así nos va”. No nos ha quedado tan bien como a ellas, pero hemos hecho lo que hemos podido.
Me maquillo un poco, intentando dar aspecto de naturalidad y no sé por qué pero me acuerdo de Lucho. Él era capaz de dejarme perfecta en menos de 10 minutos. Como aquella vez que tuve que entregar un premio con Flo en los Premios Iris e íbamos demasiado justos de tiempo. Él sacó sus brochas y sus pinturas y me dejó realmente bien… A veces le echo de menos, pero no puedo pensar en eso ahora. Se supone que estoy empezando algo con Dani y no es que quiera volver con Lucho, pero todavía me tengo que acostumbrar a vivir sin él.
Termino de maquillarme, me visto con la ropa que dejé antes sobre la cama, me subo a los tacones y ya son justo las 11 menos cuarto. Bajo las escaleras corriendo para que Flo no tenga que esperar y no lleguemos tarde a la reunión.
Cuando llego abajo, él ya está allí con el coche, siempre tan puntual y con esa sonrisa tan tierna que pone cuando está orgulloso de alguno de nosotros.
Abro la puerta, entro y le doy dos besos.
-¡Buenos días! –Digo sonriendo
-Buenos días, Anna ¡Estás guapísima!
-¡Gracias padre! –Flo arranca y yo le doy un achuchón intentando no entorpecerle demasiado la conducción.
-Y por lo que veo, estás mucho más contenta que ayer. –Me mira un segundo y luego vuelve a poner los ojos en la carretera.
-Sí, el problema está ya resuelto, no te preocupes.
-Me alegro mucho ¡Pero ya sabes que para la próxima sólo tienes que avisarme y me lío a corchopanazos con quien sea! –Dice bromeando. Yo me río y así, entre bromas y risas continuamos el viaje.
-Ya estamos llegando.
-¿Dónde es la reunión?
-En casa de Dani. Por lo visto han tenido un problema con las tuberías en el edificio del Grupo Planeta y Dani ha cedido su casa para que la hagamos allí. -¿En casa de Dani? Hace demasiado tiempo que no voy a su casa. Puede que me sienta incómoda sabiendo que Dani está en su terreno y yo no… Por otro lado, la idea de verlo en su ambiente me atrae muchísimo. Siempre me ha gustado ver cómo se maneja en la cocina, es tan desastre que ni un plato de macarrones le sale bien, pero él dice que es cocina de autor y se siente orgulloso de todas sus creaciones. Me llena tanto pensar que nunca se hunde, que pase lo que pase, siempre tiene una sonrisa y palabras de aliento para salir del bache y afrontar su próximo reto con más ganas incluso que el anterior. Es una persona que sabe disfrutar de la vida y apreciar las pequeñas cosas que realmente nos hacen sonreír. Siempre tan alegre, tan entregado a sus ideas, tan único al fin y al cabo. Sabe lo que quiere y lucha por conseguirlo, una y mil veces si hace falta, pero al final siempre lo consigue.
La voz de Flo me saca de mis pensamientos.
-Anna, venga ¿Te vas a quedar ahí para siempre? –Es entonces cuando me doy cuenta de que ya hemos llegado, que el coche está aparcado y Flo está fuera pegado a mi ventanilla dando golpecitos para que le haga caso.
-¡Sí! ¡Perdón! Estaba pensando en mis cosas. –Salgo del coche un poco avergonzada, pero enseguida Flo me abraza y se me pasa.
-¿Qué será eso que tienes en la cabeza y que te hace sonreír con esa sonrisa tan preciosa?
-Algún día lo sabrás, pero aún es pronto.
-¡Oich! ¡Hay que ver lo que sufrimos los padres a veces por los hijos! –Dice imitando la voz de su madre. Los dos nos reímos hasta que llegamos al portal de la casa de Dani. Subimos en el ascensor, algunos tienen la suerte de que no siempre esté averiado, y cuando llegamos a la puerta, llamamos al timbre.
Tarda un poco en abrir, pero cuando lo hace me quedo sin respiración. Está tan guapo con esos pantalones negros y la camisa blanca a medio abotonar que no sé si darle dos besos o lanzarme a él y no despegarme nunca más. Flo le da un abrazo y le riñe un poco en broma por estar aún sin vestir. Cuando entra y se aparta de la puerta, me acerco a Dani para saludarle, pero él se queda paralizado mirándome.
-Estás preciosa, Anna.
-Gracias. –Digo mientras empiezo a sonrojarme. –Tú también estás muy guapo. Aunque esta mañana con el filtro de Instargam tampoco estabas nada mal. –Sonrío mientras me acerco a él lentamente. Miro hacia los lados pero Flo ha desaparecido. –Estamos solos… ¿No me vas a saludar como es debido, Martínez? –Dani se acerca a mí y me acaricia la cara. Pega su nariz con la mía y acto seguido hace lo mismo con los labios. Yo rodeo su cuello con mis brazos y el beso se vuelve más pasional por momentos.
-¡Dani! –Se escucha a Flo gritar desde la cocina y luego sus pasos dirigiéndose hacia donde estamos nosotros. Dani y yo nos separamos rápidamente, pero a él se le queda un poco de mi pintalabios en su boca. Yo le froto a toda prisa con mi pulgar, pero Flo llega antes de que se lo pueda quitar del todo. Por suerte no se le nota mucho y creo que Flo no se da cuenta. Cuando lo vemos llegar, viene con media loncha de jamón en la mano y otra media en la boca.
–Te he cogido jamón, que vengo muerto de hambre.
–¡Flordo ataca de nuevo! –Dice Dani y ambos nos reímos hasta que al final se acaba riendo él también.
-Termina de arreglarte, Martínez, que son menos cinco y el señor del Grupo Planeta deberá estar a punto de llegar. –Dice Flo
-¡Voy volando! Anna…¿Vienes a mi habitación y me ayudas con la corbata? –Yo miro a Flo. No sé qué decir. No me esperaba esa pregunta; y no es tanto la pregunta sino la situación que conlleva.
-Por mí no os preocupéis, yo me quedo aquí haciéndole compañía al jamón. Vamos, que no me voy a quedar solo. –Dice riendo.
-Está bien. –Contesto no muy convencida. Dani me hace un gesto con la mano para que pase antes que él. Mientras atravesamos el pasillo escuchamos a Flo gritar.
-¡Y a ver si aprendes a ponerte tú solito la corbata! Aunque claro, no sabes ni subirte bien los pantalones… ¿Cómo vas a saber hacerte un nudo? –Dice bromeando. Siempre están metiéndose el uno con el otro y a mí me eso encanta porque ninguno de los dos se ofende. Es tanta la confianza que hay entre ellos que saben perfectamente que ningún comentario va con maldad y por eso aguantan tanto la carga que se dan.
Entro en la habitación, luego entra Dani y cierra la puerta tras él. Me agarra por la cintura y me gira sobre mí misma, colocándome justo enfrente. Me mira fijamente a los ojos y me aparta un mechón que me tapa la cara. Coloca su mano sobre mi mentón y acaricia mi labio inferior con su dedo pulgar. Yo coloco mis manos sobre su pecho y me acerco a él tanto como puedo.
-Hoy he soñado contigo –Me dice entre susurros. -Que te tenía entre mis brazos.
-¿Y qué tal?
-Nada que ver con la realidad. –Me aprieta contra él y me besa. Nuestras lenguas se encuentran dando paso a un beso dulce, pero apasionado al mismo tiempo. Yo coloco mi mano derecha en su nuca y le acaricio el pelo. Si por mí fuera, me quedaría así toda la vida, pero la reunión está a punto de empezar y Flo se encarga de hacérnoslo saber desde el salón.

-¡Anna, date prisa con la corbata que el señor del Grupo Planeta está ya subiendo!

viernes, 6 de septiembre de 2013

Capítulo 19. #InstaMartínez

Me despierto temprano, a las 8. Esta noche no he dormido demasiado bien pensando en todo lo que pasó ayer y ya no aguanto más tiempo metida en la cama dando vueltas.
Antes de desayunar me meto en la ducha. El agua caliente por las mañanas es lo que más me ayuda a despejarme y así al menos podré pensar en lo de Dani con claridad. Ha sido todo muy rápido y tengo miedo de que nos estemos equivocando, que él esté confundiendo sentimientos y que al final nos arrepintamos de todo eso.
Cuando salgo de la ducha, Marta sigue dormida, así que me pongo a preparar el desayuno para mí sola.
Enciendo el móvil. No suelo apagarlo por las noches, pero ayer cuando llegué no quería que me molestara nadie. Quería meterme en mi burbuja junto al recuerdo de Dani en el parque. Eso era todo lo que necesitaba para sentirme bien.
Segundos más tarde de poner el código pin, empiezan a llegarme mensajes, uno tras otro. Los abro rápidamente mientras se hacen las tostadas y veo que son cuatro llamadas perdidas de Flo y algún que otro Whatsapp, que ya miraré luego. Ahora voy a llamar a Flo para ver qué quiere. Debe ser algo muy importante, si no, no habría insistido tanto.
Marco su número y comienza a sonar. Tarda en cogerlo y empiezo a ponerme nerviosa, pero después de unos interminables segundos, al fin contesta.
-¿Anna? ¿Qué pasa? –Por su tono de voz parece que todo está bien.
-No sé, dímelo tú, que me has llamado cuatro veces.
-Ya, debí suponer que anoche os acostasteis tarde y que aún estarías dormida. Lo siento.
-No pasa nada, tenía el móvil apagado. Y bueno… ¿Qué es eso que tenías que decirme? –Con los nervios empiezo a suponer todo tipo de cosas; incluso que ayer los paparazzis volvieron a pillarnos a Dani y a mí. Por suerte, Flo no se hace derogar más y contesta rápidamente.
-Pues que esta mañana estaba tean entusiasmado con la idea del libro que no tuve más remedio que madrugar y llamar al Grupo Planeta para decirle que aceptamos su propuesta, así que tenemos reunión con ellos a las 11. A Dani ya le he avisado yo, así que sólo tienes que preocuparte de ponerte guapa y pensar las condiciones que quieras poner. –Desde que dijo que Dani ya estaba despierto y había hablado con él dejé de prestarle atención a Flo. Así que ya hace rato que se ha levantado y no me ha llamado ni una sola vez… Espero que los whatsapp sean suyos, no porque me vaya a enfadar con él, sino porque quizás él no piense en mí al levantarse como hago yo con él y eso significaría mucho. Me despido de Flo tan pronto como pueda deseando ver el nombre de Dani en la pantalla del iPhone con un mensaje dulce, cariñoso, gracioso o como sea, pero que sea suyo.
Cuando veo que no, que los whatsapps son de Flo contándome lo mismo que me ha dicho ahora por teléfono siento que se me para el corazón, que me falta el aire y el estómago me empieza a doler. Me siento en la silla de la cocina e intento aguantar mis lágrimas. “Vamos, Anna, esto no tiene por qué significar nada”, me digo a mí misma repetidas veces. Respiro hondo y me tranquilizo como puedo. Se me ha quitado el hambre, pero tengo que desayunar. Esa reunión es muy importante y no puedo ir con el estómago vacío. Saco el zumo de la nevera y relleno el vaso que dejé antes en la encimera. Me unto las tostadas con mantequilla y lo llevo todo a la mesa, donde empiezo a comer. Poco a poco me voy terminando la primera tostada aunque me la como dando pequeños mordiscos. No me apetece nada seguir desayunando.
-¡Buenos días Annita! –Miro a mi derecha donde está Marta en pijama bostezando y estirándose. Yo le sonrío y agradezco que se haya levantado ya para no tener que estar más tiempo sola dándole vueltas a lo de Dani.
-Buenos días, Bella Durmiente –Digo bromeando. -¿Mucha resaca?
-No, solo la justa ¿Hay algo de desayuno para mí? –Pregunta acariciándose la tripa.
Pues no te he preparado nada porque no sabía cuándo te ibas a levantar, pero cómete la tostada que me queda, que a mí no me apetece más. –Contesto levantándome de la silla para que se pueda sentar ella.
-¿Seguro? No me importa prepararme yo algo, cariño. –Se acerca a mí y me da un beso en la mejilla.
-No te preocupes, Martita, tengo el estómago cerrado.
-¿Y eso? –Se sienta delante de mi desayuno y me agarra del brazo. –Ven, siéntate aquí y cuéntame qué te pasa. –Yo me siento a su lado y comienzo a jugar con el vaso en el que estaba antes mi zumo.
-Nada, no sé… Creo que hoy estoy demasiado sensible.
-Y es por algo que te pasó ayer con Dani ¿Verdad? –Al oír esto dejo de jugar con el vaso y levanto la cabeza para mirar a Marta a la cara ¿Cómo es posible que sepa eso?
-¿Por qué lo dices?
-Llámalo intuición femenina, pero por el nerviosismo con el que me has contestado, veo que he dado en el clavo. Ahora en tu mano está que me lo cuentes directamente o que tenga que sacarte la información por mis propios métodos.
-Marta, ahora no tengo tiempo –Digo levantándome de la silla –Tengo una reunión con el Grupo Planeta a las 11, pero cuando vuelva hablamos ¿Vale?
-Vaaaaaale, pero me lo tienes que contar todo ¡Eh!
-¡Que sí! –Contesto en voz alta corriendo ya por el pasillo para entrar en mi habitación y buscar qué ponerme. Cuando abro el armario recuerdo que justo ayer estaba en la misma situación que ahora: Con las dos puertas abiertas y totalmente indecisa. La diferencia es que ayer me moría de ganas por ver a Dani y hoy no sé si de verdad quiero verle.
Me tumbo en la cama intentando aclarar mis ideas, pero no lo consigo, así que cojo el iPhone y entro en twitter para ver si mis simoneras me alegran el día con sus mensajes de cariño. Aunque no suela contestar, leo todas las menciones que puedo y muchas veces me ayudan a darle la vuelta a un día gris para convertirlo en día maravilloso.
Cuando carga la aplicación, lo primero que miro son los Trendic Topics. Es una costumbre que tengo desde que me hice la cuenta y así me entero de cuáles son los temas más comentados en el día, ya sea para bien o para mal. Por desgracia, en este caso es para mal. “Dani Martínez” es el primero en la lista de TT’s. Pulso el botón bajo del móvil para salir cuanto antes de twitter, no quiero saber qué ha pasado con él, sólo quiero olvidarme de todo lo relacionado con ese tema al menos hasta después de la reunión.
Abro Instagram y empiezo a mirar las fotos. Una de Cris, otra de Marta que acaba de subir de ayer por la noche, y justo debajo, un vídeo él, de Dani. No sé si verlo o no, pero mientras carga lo veo tan guapo que no soy capaz de dejarlo pasar. Cuando por fin empieza a reproducirse, me quedo con la boca abierta, sin saber qué pensar. Es él en un primer plano todo el tiempo, primero tarareando el principio de la canción que me compuso “Héroes”, luego sale un par de segundos con esa cara de tonto que sólo sabe poner él y que tanto me gusta con los ojos mirando hacia arriba y la sonrisa forzada como si no se estuviera enterando de nada, y por último, dice algo a la cámara, pero sólo moviendo los labios. Vuelvo a reproducir el vídeo dos veces más intentando enterarme de lo que dice, pero no hay manera, así que empiezo a leer los comentarios que ha ido dejando la gente y casi todos coinciden en lo mismo: Dani dice “Te quiero, Simon”. Veo el vídeo una vez más, esta vez intentando cuadrar esas palabras con los labios de Dani y, efectivamente, parece que es eso lo que dice.

Sonrío pensando que no puede ser más tonto y que yo no puedo ser más feliz. Ahora me toca a mí contestarle con otro vídeo.

miércoles, 4 de septiembre de 2013

Capítulo 18. Algo que celebrar

Me siento rápidamente sobre el césped, aunque no quito la mano de su pecho y le miro a los ojos intentando descifrar qué oculta su mirada. No parece estar de broma, o al menos lo disimula muy bien.
-Anna, de verdad que yo no he forzado esto… Ha sido sin querer. –Mi corazón comienza a latir a una velocidad desorbitada y mis músculos se tensan cada vez más. Mis ojos se van empañando poco a poco, pero no puedo apartarle la mirada. Lo veo tan dolido que no puedo y sinceramente no sé qué hacer. No me esperaba esto, después de tantos altibajos en solo dos días, esto era lo último que podría llegarme a imaginar. - No estaba muy seguro de lo que sentía hacia ti y por eso te dije lo del baño antes, porque pensé que era sólo eso. O más bien quería que sólo fuera eso porque no quiero perderte como amiga. –Una lágrima desciende lentamente por su mejilla y yo me lanzo a él y le beso. No dejo que termine, sólo le beso suavemente pero él no responde. Me aparto nerviosa sin entender nada; ni siquiera entiendo por qué lo he hecho. Ha sido un impulso tan rápido que no me ha dado tiempo ni a pensar.
Me separo de él mirándole a los ojos. Está paralizado, como en estado de shock, pero al ver cómo me alejo de su boca por fin reacciona y se sienta él también sobre el césped, agarra mi nuca con su mano derecha y se acerca a mí hasta pegar sus labios con los míos. Primero los roza, despacio, respirando mi aliento, y finalmente me devuelve el beso. Un beso dulce e íntimo que me hace asombrarme de los sentimientos que despierta en mí.
Millones de dudas pasan por mi cabeza ¿De verdad estará enamorado? ¿Qué va a pasar a partir de ahora? ¿Y si mañana se arrepiente de todo esto? ¿Puede que esté confundido con todo lo que Marta le ha dicho esta noche?
De repente Dani deja de besarme y pega su frente a la mía.
-Anna ¿Estás segura de esto? –Me dice casi en susurros.
-¿Tú lo estás? –Antes de responder necesito saber qué siente él verdaderamente.
- Yo estoy seguro de que te necesito a mi lado, que no quiero que te vuelvas a marchar de mi vida.
-Entonces yo estoy segura de que no me quiero marchar. –Tras decir esto, Dani vuelve a besarme, esta vez de forma más intensa y mientras, me acerca a él con su mano izquierda en mi espalda. Nos abrazamos mientras nos besamos para sentirnos más cerca y disfrutamos de cada segundo que pasa porque es un momento único; hasta que mi móvil empieza a sonar y yo dejo de corresponder al beso. Sonrío aún teniendo mis labios pegados a los suyos y me separo de él para contestar a la llamada. Dani pone cara de tristeza y me da pequeños jalones de la camiseta para llamar mi atención como si fuera un niño pequeño.
-¿Diga? –Mientras espero la respuesta, acaricio el rostro de Dani y le sonrío. Está demasiado guapo con esa cara de niño enfadado.
-Anna, cariño ¿Dónde estás? –Es Marta ¿Al final encontraste a Dani? Nosotros estamos saliendo ya de la discoteca para irnos a casa. –Al oír esto me levanto rápidamente y hago gestos a Dani para que se levante también.
-V.vale –Me pongo nerviosa y tartamudeo. –Esperad en la puerta que Dani y yo vamos para allá. –Al oír esto, Dani entiende lo que está pasando y se levanta incluso más rápido que yo. Parece que por ahora ninguno de los dos queremos contar lo que ha pasado esta noche.
Nos recolocamos bien la ropa y comenzamos a andar rápidamente hasta la puerta de la discoteca. No decimos nada, ni nos miramos. Sólo caminamos rápido como si estuviéramos haciendo algo malo y quisiéramos huir de la escena del crimen; y cuando llegamos a donde están los demás, yo me voy corriendo con las chicas y Dani se queda un poco apartado mirando al suelo con las manos en los bolsillos.
-Menuda bronca le has echado –Me dice Marta en voz baja mirando a Dani.
-Si… bueno… Es que me parece fatal que se vaya sin avisar.
-¡Lo ha puesto fino! –Le dice a Cris que está justo detrás suya. Cuando se gira, Dani aprovecha la ocasión y me regala una sonrisa de medio lado. Yo me sonrojo y me vuelvo con Marta para intentar disimular.
-Bueno chicos, ha sido una noche maravillosa, mágica, pero yo me tengo que ir ya, que mañana me toca negociar en Toledo ¡Espero que no tardemos tanto tiempo en reunirnos otra vez!
-Claro que no, Rulo. Esto tenemos que repetirlo más a menudo –Dice David.
Todos nos vamos despidiendo y Dani se ofrece a llevarnos a Marta y a mí en su coche.
-Mejor que no, Dani. Hoy ninguno de nosotros debería coger el coche.
-Vamos Marta, estoy bien. Yo soy ya bebedor profesional y sé perfectamente cuál es mi límite ¿Ves? –Dice mientras camina sobre una línea recta imaginaria colocando los brazos en cruz.
-¿Y si te pilla la policía y das aunque sea un poco más de la tasa de alcohol permitida, qué? ¡Seguro que sales en todos los medios de comunicación!
-Está bien, dejo el coche aquí –Dice por fin resignado.
-¡Pues entonces a mí n me va a pillar andando descalza porque no puedo más con estos tacones!
-¡Ya saltó la catalana! –Dice Dani – ¡Nos cogemos un taxi, boba! Yo invito, que hoy estoy de celebración. –Y tras soltar la bomba, me mira sonriendo. Yo le respondo abriendo los ojos como platos y tensando todos los músculos de mi cuerpo. Marta me mira con cara de no entender nada y es entonces cuando Dani suelta una carcajada –Anda, vamos a ver si hay alguna parada por aquí cerca.
Dani comienza a andar y Marta y yo le seguimos. De repente, se para en seco y se choca conmigo.
-¡Vaya, perdón! –Se gira y me sonríe de forma pícara ¡Será idiota! ¡Lo ha hecho queriendo! Y lo peor de todo es que a mí me ha gustado. Ese jueguecillo de lanzarme indirectas delante de gente corriendo el riesgo de que nos pillen hace que me entre un cosquilleo por el estómago que me encanta; pero él no va a ser el único que juegue. Ahora yo también quiero participar.
Seguimos caminando, pero no vemos ninguna parada cerca, de modo que decidimos pararnos y llamar por teléfono para que venga un taxi. Mientras esperamos, Dani se deja caer en la fachada de un edificio mientras Marta y yo seguimos guardando la compostura para lucir lo bien que nos sientan nuestros modelitos, aunque nuestra chapa y pintura está ya un poco hecha polvo.
Yo me acerco despacio a Dani, mientras voy separando un poco mis labios y le acaricio el mentón con la mano. Cuando veo que él también comienza a abrir la boca y a acercarse a mí, le sacudo un poco en los pelitos de la barba y me despego de él.
-Tenías algo ahí. Seguramente sería césped de cuando has estado tumbado. –Aprovecho que Marta está distraída mirando el móvil y con cara de satisfacción  levanto el dedo índice de cada mano y moviendo los labios sin pronunciar ni una sola palabra digo:
-¡Uno a uno!
Él me sonríe y me da un abrazo. Yo le corresponde y me aprieta fuerte contra él. Marta no entiende nada y me mira encogiendo los hombros esperando que yo le explique lo que está pasando, pero Dani se da cuenta, me da un beso en la sien, se separa de mí dejando uno de sus brazos sobre mis hombros.
-¿Qué pasa? –Dice mirando a Marta –La echaba de menos. –Los dos nos miramos y sonreímos, aunque creo que ella no está demasiado contenta con la respuesta.
Por fin llega el taxi y parece ser que el conductor es amigo de la familia de Marta, de modo que ella se sienta delante y Dani y yo nos sentamos detrás, uno a cada lado del vehículo.  La distancia que nos separa es de menos de un metro, pero a mí me parece demasiado. Quiero que me vuelva a abrazar como antes, que me bese como antes.
De repente, noto que algo me toca el dedo meñique que tengo posado sobre el sillón del coche y miro rápidamente pensando que es un mosquito o algo por el estilo, pero no. Es el dedo meñique más bonito que he visto nunca. Recorro con la mirada la mano, el brazo, luego el hombro y por fin veo su cara, sonriente, perfecta. Me lanza un beso sin hacer ruido aunque creo que Marta no se habría enterado de todas formas porque está demasiado distraída charlando con el conductor.
Nos llevamos todo el camino así, a ratos disimulando mirando por la ventana y a ratos haciéndonos carantoñas procurando que ninguno de los dos nos vean.
Sin darme cuenta, llegamos a mi calle y el taxista para justo delante de mi portal. Marta y yo nos bajamos y Dani hace lo mismo para despedirnos. Le da dos besos a Marta, le dice que se lo ha pasado muy bien esta noche con su jueguecito del “Qué prefieres” y luego se gira hacia mí.
-Ven aquí, Simon, y despídete como es debido, que hacía mucho tiempo que no nos veíamos. –Se abalanza sobre mí, me abraza y me da dos besos, pero en el último se toma su tiempo, disfrutando de mí y yo de él. –Espero que nos veamos pronto. –Ambos nos quedamos mirándonos a los ojos durante unos segundos hasta que Marta me coge del brazo y tira de mí.
-Vamos, que Emilio tiene que seguir trabajando.
-Venga Emilio, que ahora te toca llevarme a mí ¡Vamos a hablar de chicas tu y yo! –Dice Dani bromeando mientras se monta en la parte delantera del coche.
Marta y yo entramos en el portal y subimos las escaleras porque el ascensor está estropeado, como todo lo que tiene que ver con mi casa.
-Vaya excusa se ha buscado Dani para abrazarte ¡Eh! Se nota que se moría de ganas por pillar cacho jajajaja

Yo sonrío y le adelanto subiendo las escaleras más deprisa. Necesito acostarme ya, aunque con todo lo que ha pasado hoy, dudo que consiga dormirme pronto.