Abro Twitter y empiezo a leer los
primeros tuits que me van llegando. Casi todos dan por hecho que esa boca es la
de Dani e incluso llego a recibir algún que otro videomontaje de esos que nos
hacen desde TLJ. La única diferencia es que antes me reía viéndolos y ahora me
quedo mirándolos embobada como una tonta. Me doy cuenta de que realmente hemos
estado tonteando durante tres años y ninguno de los dos nos hemos dado cuenta
hasta ahora. Quizás ese no fuera el momento y con el estrés y el roce diario de
hacer un programa en directo no habríamos acabado como más nos gustaría. En
cambio, ahora tenemos nuestros propios proyectos por separado y aunque eso nos
quite horas para estar juntos, siempre viene bien que cada uno tenga su espacio
a parte.
-¿Qué estás viendo? –Levanto la
mirada de la pantalla del móvil y veo a Dani en la puerta de la habitación. Se
acerca a mí y se sienta conmigo en la cama.
-Uno de nuestros vídeos, que me lo
acaban de mandar por Twitter. –Apoya su cabeza en mi hombro y se queda
sonriendo mientras mira el vídeo.
-Nuestra historia de amor.
-Bueno, ahí todavía no era de amor. –Contesto
un poco avergonzada. Todavía me cuesta hablar de esto en voz alta sin
sonrojarme.
-Yo creo que sí lo era. –Me quedo
callada sin saber qué decir. –Nuestra historia comienza desde el día en el que
Quequé nos presentó y todo cuanto hemos dicho y hecho desde entonces nos ha
llevado a lo que ahora estamos construyendo. – Vuelvo a quedarme callada, pero
esta vez le digo que le quiero con un beso. Él me corresponde y poco a poco se
va tumbando en la cama para que yo le siga. Apoyo la cabeza en su pecho y él me
rodea la cintura con una mano mientras que con la otra me acaricia el pelo.
-Dani, soy tan feliz… que incluso
tengo un poco de miedo de todo esto que estoy sintiendo.
-No tienes que tener miedo, mi niña. Para
mí esta sensación también es nueva ¿Sabes? Pero siento que estoy haciendo las
cosas bien. Que por primera vez todo encaja y eso es porque tú eres la pieza
que me faltaba, lo tengo muy claro. –Levanto
un poco la cabeza y le doy un beso en la barbilla.
De repente, empieza a sonar mi móvil.
Veo en la pantalla que es mi madre quien me llama y descuelgo un molesta por
haber roto este momento y preocupada por si le pasa algo.
-¿Sí, mamá? –Intento que no se me
note.
-Hola, cariño ¿Dónde estás? –Me
encantaría poder decirle que estoy en casa para que no me hiciera preguntas,
pero no quiero mentirle. Además, seguramente me habrá llamado al móvil porque
en casa no le habrá contestado nadie o Marta le habrá dicho que no estoy.
-Estoy… en casa de Dani, hablando de
la propuesta que nos hicieron del libro. –No es que le quiera ocultar que
estamos juntos, pero prefiero decírselo en persona.
-Ya. De eso te quería hablar. –Me
pongo nerviosa al oírlo.
-¿Del libro? –Digo intentando
disimular.
-No, de lo de Dani. –Lo sabe, tal y
como me imaginaba. –Me ha dicho tu hermana no sé qué de una foto y unos
comentarios en el Twitter ese. Que sois uno de los temas más hablados en España
o algo así. –Veo que no sabe mucho de lo que está hablando, pero que intuye lo
más importante.
-Ah ¿Sí? No sabía nada de eso
-Pero lo de la foto sí lo sabrás ¿No?
¿O no has sido tú quien lo ha subido a internet?
-Sí, sí. La he subido yo. –No sé a
dónde quiere llegar, pero me estoy poniendo nerviosa.
-Entonces… ¿Sois novios o algo así?
-Mamá, prefiero contártelo cuando
vaya a casa ¿Vale? Intentaré coger un vuelo barato en estos días. –Al oír esto,
Dani me mira y me pone cara de niño triste. Yo le acaricio la barbita
encogiendo los hombros y me acero a él para darle un beso en la mejilla.
-Vale, cariño. Avísame cuando vayas a
venir y tráetelo también si quieres.
-¿Qué me traiga qué?
-A Dani. Seguro que a tu padre le
hace mucha ilusión volver a verle y a mí me encantaría verte sonreír con él.
Seguro que estás preciosa cuando le miras.
-Va, mamá, no seas exagerada -Digo mientras me sonrojo. –No sé si le
apetecerá, pero yo se lo digo de tu parte.
-Avísame si va a venir para poner un
plato más en la mesa.
-Sí, ya lo sé. No te preocupes por
eso. –Digo intentando zanjar el tema para colgar y poder volver a dedicarme al
100% a ese hombre maravilloso que tengo a mi lado.
-Y otra cosa más, Anna. Ten mucho
cuidado ¿Vale?
-¿Cuidado con qué? –No creo que se
esté refiriendo a Dani. Está claro que le adora.
-Con cómo te expones al público. Me
parece estupendo que quieras compartir con todos el hecho de que estés
enamorada, pero quiero que tengas presente dónde está el límite porque una vez
que lo atravieses, ya no hay marcha atrás. –Estas últimas palabras me dejan un
mal sabor de boca, pero al fin y al cabo era algo que yo ya había pensado.
-Ya, ya lo sé. Te aseguro que lo he
meditado mucho antes de publicar la foto. –En ese momento, Dani me mira
extrañado y estira rápidamente el brazo para coger su iPhone y buscar en las
redes sociales.
-Pues nada, cariño. No te molesto más
que seguro que estás deseando volver a quedarte a solas con él y yo lo único
que hago ya es estorbar.
-Anda ya, mamá. Tú nunca estorbas.
-Bueno, bueno. Os dejo solos. Un
beso, hija.
-Otro para ti, mamá. Y gracias por el
consejo. Lo tendré siempre presente.
Las dos colgamos casi al mismo tiempo
y justo después de hacerlo, Dani me agarra por la cintura y me da un beso en el
cuello.
-Así que no lo quieres hacer público
pero subes una foto a Instagram que nos delata totalmente… ¿No crees que es una
forma un poco extraña de mantenerlo oculto? –Dice sonriendo mientras me sigue
besando, cada vez de forma más intensa.
-No sé de qué me hablas. Soy
totalmente inocente. –Digo siguiéndole el juego y disfrutando de sus besos.
-¿Inocente? Tendrás que esperar al
juicio para ver cómo se te declara.
-Sin cuerpo no hay delito. –Contesto creyendo
que me he salido con la mía.
-¿Ah, sí? –Me coge por la cadera y la
empuja hacia delante para dejarme tumbada sobre la cama. Se coloca encima de mí
y me quita la camiseta. –Pues yo ahora mismo estoy viendo un cuerpo; y no es un
cuerpo cualquiera. Queda usted detenida.