viernes, 30 de agosto de 2013

Capítulo 17. Anna, lo siento pero...

-¡Chicos! ¿Habéis visto a Dani? –Todos responden que no, que estará en el baño o pidiendo otra copa y continúan bailando. Yo hago lo mismo e intento no darle importancia, pero pasa el tiempo y Dani sigue sin aparecer, de modo que salgo en su busca.
Primero voy a la barra, pero allí no está, así que me asomo al baño y no veo a nadie.
-¿Dani? –Digo en voz alta por si está dentro de unas cabinas. No obtengo respuesta ¿Dónde se habrá metido? Vuelvo a atravesar la pista de baile y me aseguro de que no está ahí. Empiezo a asustarme un poco… No creo que le haya pasado nada, pero es muy raro que desaparezca así, de la noche a la mañana, sin decir un simple “adiós”. Cojo el móvil para llamarle y asegurarme al menos de que está bien, pero dentro de la discoteca no ha cobertura ¡Parece que hoy nada me sale bien! No me queda más remedio que salir para poder intentar contactar con él y cuando consigo deshacerme de la cola de gente que hay en la entrada, vuelvo a marcar su número y le llamo.
Suena el primer tono, el segundo, el tercero, y así hasta que escucho su voz grabada en el contestador. Nada, no da señales de vida. Yo empiezo a agobiarme y cruzo la carretera para sentarme en el parque que hay justo en frente y poder pensar cómo encontrarlo. Un coche me pita al pasar pero no le hago ni caso, estoy demasiado preocupada como para decirle cuatro cosas.
Entro en el parque y justo cuando me voy a sentar, veo a alguien tumbado bocabajo en el césped, a unos 20 metros de mí. Parece que es él, pero no estoy segura.
-¿Dani? ¿Eres tú? –Me acerco con cuidado al ver que no se mueve. Aunque no sea Dani, quizás necesite ayuda porque se encuentre mal; pero cuando ya he andado unos cinco pasos, no me cabe duda de que es él. Esos pantalones caídos enseñando los calzoncillos no pueden ser de otra persona.
Salgo corriendo hacia él preocupada y cuando llego junto a él me coloco a su lado de rodillas mientras intento levantar su hombro para poder verle la cara.
-¡Dani! ¿Estás bien? –Se da la vuelta sin decirme nada, sólo me mira a los ojos con una cara de tristeza que me mata. Juraría que ha estado llorando, pero no se lo voy a preguntar para no herir su orgullo.
-Dani, dime qué te pasa, por favor. –Digo con los ojos empañados en lágrimas tras colocar mi mano sobre su cara y acariciarla. -¿Por qué has venido aquí sin avisar a nadie?
-Quería estar solo –Contesta casi sin voz. Realmente está roto de dolor y necesito saber el motivo para ayudarle.
-¿Ha pasado algo? ¿Tus padres están bien? ¿Y Nacho? –Estoy desesperada por saber qué le pasa. Le agarro la mano para que sienta mi que le apoyo y justo en nuestras manos unidas cae mi primera lágrima.
-No llores, Anna. –Dice sonriendo levemente, como si estuviera intentando no preocuparme. –Están todos bien. –Y pasa su dedo pulgar por mi mejilla intentando secarla.
-¿Entonces? ¿Te han pegado? ¿Te han echado algo en la copa? ¡Levántate que nos vamos al hospital!
-Anna, tranquila, vuelve con los demás. –Esta vez sí sonríe de verdad. Parece que al menos he conseguido que cambie un poco su estado de ánimo. De todas formas, no pienso dejarle aquí solo, de modo que me tumbo junto a él, apoyo mi cabeza en su pecho y le abrazo.
-Me voy a quedar aquí contigo hasta que decidas levantarte. –Él me rodea con sus brazos para darme calor y nos quedamos así, sin decir nada mientras miramos a la nada. Yo oigo el latir de su corazón, que va más rápido de lo normal y mi cabeza se mueve al compás de su respiración. Me siento mal por estar disfrutando tanto este momento, aunque por otro lado me mata que Dani esté así y que no confíe en mí para decirme lo que le pasa. De repente, separa de mi cintura su brazo derecho y lo pega flexionado a mi espalda para comenzar a acariciarme el pelo. Me da un beso en la cabeza y me dice.
-Gracias Anna. Gracias por estar aquí conmigo. Por estar siempre conmigo.
-Pase lo que pase, Dani, eso tenlo grabado a fuego porque no te voy a fallar. –Apoyo mi codo sobre el césped y levanto la cabeza para mirarle a la cara. Está sonriendo, lo cual me sorprende bastante. Hace nada estaba hecho polvo y ahora sonríe y le brillan los ojos. Yo le devuelvo la sonrisa, le doy un beso en la mejilla y me vuelvo a acurrucar sobre él, esta vez más cerca de su cara y le aprieto contra mí para poder disfrutar su esencia, disfrutar de él.
Creo que de momento no le voy a decir nada acerca de mis sentimientos. Él no está pasando por su mejor momento y yo no quiero complicarle más las cosas con mis tonterías. Quizás se lo cuente más adelante, cuando ya todo haya pasado; o incluso puede que no se lo cuente nunca. Sería muy egoísta por mi parte hacerle cargar con ese peso que es solo culpa mía ¿O a caso es él culpable de ser tan increíblemente perfecto, de tratarme tan bien, con tanto cariño como ningún otro hombre lo había hecho? Claro que no. Soy yo la que tiene la culpa de haberme dejado enamorar como una tonta. De repente, Dani me saca de mis pensamientos.

-Anna, lo siento mucho pero… -Le tiembla la voz. Parece que está a punto de volver a llorar. –Creo que me he enamorado de ti.

jueves, 29 de agosto de 2013

Capítulo 16. Reencuentro tontaco.

-Dani, atento a esta pregunta ¿Qué prefieres, quedarte solísimo jugando al baloncesto con Jordan o quedarte solísimo saliendo cada vez que te apetezca con la más guapa del universo, aquí presente, porque se haya venido a vivir aquí a Madrid otro año más? –Yo me sonrojo al oír la pregunta. Es cierto que los lectores de la revista FHM me concedieron el premio a mí, pero de eso ya hace mucho tiempo y como yo siempre digo, todas somos sexys con un buen maquillaje y vestido.
-Joder Marta… ¡¡¡Es que un partido con Jordan es un partido con Jordan!!! Pero la Simon también es la Simon jajajaja
-¡Vamos Dani, tienes que elegir! –Dice Cris sonriendo y disfrutando del aprieto en el que ha le ha puesto Marta.  Al fin y al cabo, fue él quien empezó este jueguecillo de dejar a la gente entre la espada y la pared.
-Venga ¿Qué prefieres? –Insiste Marta.
-¡Eso Dániel! –Dice Raúl –¡Que si dejas libre a esta rubia me la pido yo! –Y termina rodeándome los hombros con su brazo derecho. Al menos sé que siempre podré contar con Rulo, ese hombre… MARAVILLOSO, como él diría.
-¡Vale, vale, vale! ¡¡No me agobiéis!! –Dice Dani levantándose de la silla. -¿No hay opción “C”? ¡Elijo la caja sorpresa!
Todos nos reímos con su ocurrencia, pero Marta no va a dejar que se quede sin contestar y yo ya empiezo a sentirme culpable por estar haciéndole pasar este mal rato.
-¿Anna o Jordan? ¿Anna o Jordan? ¿Anna o Jordan? –Repite Marta intentando agobiarle para que conteste ya y los demás aprovechan para divertirse imitándola y dando golpes en la mesa.
-¡Anna o Jordan! ¡Anna o Jordan! ¡Anna o Jordan! ¡Anna o Jordan! –Todos gritan mientras yo me limito a sonreír sin saber qué hacer cuando me doy cuenta de que Dani me está mirando. En la mesa todos se lo toman a broma, pero Marta y yo sabemos que esto es mucho más que una broma. Dani no tiene ni idea, pero él no está jugando al Qué prefieres, sino con mis sentimientos.
El corazón me va a dos mil por hora mientras espero impaciente su respuesta. Intento no hacerme ilusiones, pero es imposible evitar pensar que hay una mínima posibilidad de que diga mi nombre. Abre la boca y parece que al fin va a dar una respuesta, pero se arrepiente y vuelve a cerrarla.
-¡No sé! Venga… ¡Me quedo con Anna! ¡Pero que sepas que te voy a reprochar toda la vida el hecho de que no haya podido jugar con Jordan por tu culpa! –Dice señalándome fingiendo estar enfadado.
¡¡Bieeeeeeeeeeeeeeeeeennn!! –Todos gritan y aplauden tras acompañar a Dani en el chupito que le ha tocado beber. Todos menos yo, que me quedo quieta sin saber qué hacer ni a dónde mirar.
Marta pasa los brazos por encima de la mesa y me abraza inmensamente feliz. Cuando se separa yo le sonrío, pero en realidad no estoy tan emocionada como ella. La respuesta de Dani no significa nada… Los dos somos amigos y por eso me ha elegido a mí. Además, estando yo presente, no iba a decir el nombre de otra persona… Habría que ver qué contestaría si de verdad tuviera la oportunidad de jugar ese partido.
-¡Al final me quedo sin la rubia! –Dice Raúl fingiendo tristeza. Yo intento tranquilizarme y no dejarme llevar por la rabia que me producen mis pensamientos. No puede ser que por dos tonterías que Dani me diga ya me crea que está locamente enamorado de mí. Y lo peor de todo es que no me lo dice porque él quiera decírmelo, sino porque Marta se las apaña como sea para que acabe soltándolo… Me siento fatal sometiendo a Dani a esta presión y encima el pobre no se da ni cuenta. Lo mejor es que me vaya ya a casa… Ya hemos hablado sobre lo del proyecto del libro y todos están de acuerdo en hacerlo, así que aquí ya no pinto nada.
-Chicos, yo me voy ya que estoy cansada.
-¿Cómo te vas a ir, Annita? ¡Si aún queda lo mejor! –Dice Raúl colocando su mano sobre mi pierna.
-Eso Anna, no te vayas, que no sabemos cuándo vamos a poder volver a quedar todos. –Suplica Mónica. Y así todos me dicen que me quede, hasta que me lo pide Dani y soy incapaz de negarme. Digo que me quedo un poco más, pero como necesito airearme un poco y respirar sin la presión a la que Marta y Dani me tienen sometida hoy, digo que salgo fuera a fumar y me acompañan todos menos Dani, Raúl, Marta y Cris, que son los únicos que han conseguido escapar de este vicio.
Una vez fuera, me siento más tranquila. No es que no me guste estar con los que se han quedado en el local, pero hoy no es mi día. No lo estoy disfrutando como debería. Al fin y al cabo es un reencuentro tontaco, no una cita con Dani y yo sólo estoy pendiente de lo que él dice o hace. A partir de ahora voy a disfrutar de todos y me voy a olvidar de lo demás. Hoy volvemos a ser un grupo unido y eso me gusta, así que hay que aprovecharlo.
Nos quedamos allí charlando mientras consumimos nuestros cigarros y hablamos sobre el libro, qué vamos a contar, quién va a escribir, bromean diciendo que a Romina es mejor ni llamarla porque no nos va a hacer ni caso… Tonterías de tontacos, al fin y al cabo.
Cuando llevamos allí un rato, vemos salir por la puerta a los otros cuatro que se habían quedado dentro y nos dicen que ahí está ya todo muy lleno y que prefieren ir a otro sitio. Nosotros aceptamos y comenzamos a caminar buscando un local en el que entrar.
Marta se acerca a mí sonriendo y coloca su mano sobre mi hombro.
-¡Annita, tengo noticias de Dani!
-No, Marta. Basta ya. No quiero saber nada más de él esta noche.
-Pero…
-Marta, por favor, respeta mi decisión. Quiero disfrutar de todos vosotros y hasta ahora todavía no lo he hecho. Mañana por la mañana me cuentas lo que quieras, pero ahora no.
-Está bien. Como quieras. –Creo que he estado demasiado brusca con ella, pero al menos no me ha insistido más. Me cuesta mucho decirle que no a Marta y más aún si va a hablarme sobre Dani, pero creo que sobre ese tema ya está todo hablado: Dani y yo somos buenos amigos, casi hermanos, y tengo que aprender a conformarme con eso.
Unos metros más adelante vemos una discoteca que tiene muy buena pinta.
-¿Entramos aquí?
-Vale
-A mí me parece bien
-Como queráis.
-¿Y tú, Dániel? ¿Qué opinas de este sitio? –Dice Raúl. Desde que salimos del otro local Dani ha estado muy callado. Supongo que será porque todavía le está dando vueltas a la ocurrencia de Marta sobre el partido con Michael Jordan… ¡Parece que realmente le ha molestado tener que elegirme a mí! Nadie le ha dicho que lo hiciera. Tenía que elegir a quien él quisiera, así que ahora no puede ponerse así. Por otro lado, tampoco se lo voy a tener muy en cuenta. Al fin y al cabo todos hemos bebido un poco más de la cuenta y no pensamos las cosas con claridad.
Cuando entramos en la discoteca, las chicas vamos corriendo a la pista para disfrutar bailando mientras los chicos van a la barra a pedir los cubatas y luego se vienen con nosotras.
La gente de nuestro alrededor empieza a reconocernos, pero no se atreven a acercarse. Supongo que no nos quieren cortar el royo aunque más de uno nos hace una foto con su móvil y comienza a teclear para mandarla a algún amigo o subirla a alguna red social.

Llevamos ya bastante rato allí y nos lo estamos pasando muy bien. Estamos bromeando constantemente, improvisando coreografías que acabamos bailando todos nosotros e incluso parece que Cristina ha ligado con un chico bastante mono, aunque no tanto como Dani. Lo busco sonriente con la mirada para poder deleitarme de su rostro, ese rostro que consigue que se me encoja el corazón cada vez que lo veo, pero… ¿Dónde está Dani?

miércoles, 28 de agosto de 2013

Capítulo 15. ¿Qué prefieres?

-¿El “Qué prefieres”? Maravilloso juego, sí señor –Dice Raúl frotándose las manos. Yo le sonrío y él me corresponde dándome un abrazo aprovechando que está sentado a mi lado.
-¿Cómo se juega a eso?
-¡Ay la abuela! ¡Que no sale de fiesta y no se entera de nada! Jajajaja –Dice Dani entre carcajadas. Yo finjo estar enfadada y él me manda un beso que me deja sin saber cómo reaccionar y le aparto la mirada avergonzada.
-A ver, Anna, es muy sencillo –Comienza a explicar Marta –Imaginamos que empiezo yo ¿Vale? Entonces tengo que hacerle una pregunta a la persona que tengo a mi derecha, que en este caso es Dani, pero tengo que empezar obligatoriamente con las palabras “Qué prefieres”. Por ejemplo, Dani ¿Qué prefieres, una chica sencilla a la que le guste estar en casa o una chica que esté todo el tiempo de marcha en discotecas?
-No sé… Depende para qué.
-Para toda la vida –Contesta Marta muy segura de sí misma.
-Hombre, para toda la vida supongo que prefiero a una chica tranquila ¿No? Que le guste estar conmigo sea donde sea.
-¿Esa es tu última respuesta?
-Sí ¡¡¡Quiero casarme con una chica tranquila!!! –Grita entre bromas levantando las manos al techo como si se lo estuviera suplicando al cielo y tras decir esto, coge su vaso de chupito y se lo bebe de un trago.
-Muy bien, una vez que la persona a la que le hayan preguntado da su respuesta y se bebe su chupito, todos los que estén de acuerdo con él deberán beber también indicando así que ellos también habrían dado esa respuesta ¿Has entendido cómo se juega, Anna? –Dice Marta mirándome.
-Sí, creo que sí –Contesto no muy segura. No parece difícil, pero yo siempre me lío con este tipo de cosas.
-¿Y lo otro? ¿Lo has entendido? –Todos se quedan extrañados, sin saber qué es eso otro que yo tenía que entender, pero tras guiñarme un ojo me deja totalmente claro que se refiere a la respuesta de Dani.
-Sí, lo he entendido –Digo un poco molesta por dejarme mal delante de todos diciendo a voces secretos que nadie más comprende. De todas formas no me enfado con ella porque sé que lo hace por mí y porque es imposible tener un pensamiento negativo sobre ella. Lo que sí que pienso es que esta noche se me va a hacer muuuy larga soportando las respuestas de Dani y las indirectas de Marta.
Es el turno de Dani, que tiene a Cris a su derecha y le formula la pregunta.
-¿Qué prefieres, Sé lo que hicisteis u Otra Movida? –Su media sonrisa le delata. Ha querido dejar a Cristina en un compromiso y por su respuesta, creo que lo ha conseguido, como todo lo que se propone.
-¡Dani! ¡No seas malo! –Contesta con voz de niña pequeña y poniendo pucheritos. -¡Esa pregunta no vale!
-Sí que vale. Aquí vale todo. –Dice Dani excusándose.
-Bueno pues… Joooooo. Os quiero mucho a todos, ya lo sabéis, pero prefiero el Selo porque fue mi primer programa… Pero que conste que también me encantó trabajar en Otra Movida ¿Vale? –Esa pregunta ha dejado a Cris hecha polvo. No quería tener que elegir por ninguno de los dos aunque yo siempre supe que SLQH era su programa. Con nosotros estaba más cómoda porque ya tenía más tablas, pero el espíritu tontaco nunca encajó del todo con ella y, como era de esperar, nadie más piensa igual que ella, de modo que nadie bebe de su vaso.
-No pasa nada, venga, no te pongas triste, que te toca a ti preguntar. –Dice Mónica. Cristina se pone recta sobre su silla y comienza a pensar. Yo sólo espero que no quiera vengarse con su pregunta porque a la que le toca responder es a mí.
-A ver… ¿Qué prefieres, Anna, Sobera o Flo?
-Parece que os estáis tomando en serio esto de las preguntas jajajaja. ¡Vais a dar donde duele! –Dice Marta emocionada por haber causado tanto interés en el grupo.
-Cris, esa pregunta es trampa… ¡No vale! –Digo suplicando para que cambie la pregunta.
-Lo siento. Aquí vale todo. .Contesta imitando a Dani; y es justo ahora cuando me arrepiento de no haberla apoyado hace un minuto. Aunque Dani no hubiera cambiado la respuesta, al menos ahora yo tendría la oportunidad de que Cris se apiadara de mí, pero por cómo me mira, juraría que está disfrutando del momento.
-Bueno, siempre he dicho que me encanta Carlos y me si por mí fuera, me casaría con él; pero Flo es mi papi y contra la sangre no se puede luchar. -Todos aplauden y gritan al oír mi respuesta. Se alegran de que sigamos siendo una familia y beben conmigo indicando que están de acuerdo conmigo. –A ver Raúl, Raúl… ¿Qué pregunta te hago yo?
-¡La que quieras, Annita, estoy preparadísimo! –Contesta seguro de sí mismo. Quiero dejarle en un aprieto como están haciendo los demás, pero no se me ocurre nada original. Le doy vueltas y vueltas hasta que por fin se enciende la bombillita dentro de mi cabeza.
-¿Qué prefieres, tener el cuerpo de Flo o no poder correr más en una maratón?
-¡Ay, amiga de las series en Mollet, qué fácil eres! Prefiero el cuerpo de Flo, un hombre genial, simpático, maravilloso. Me encantaría ser como el tío Flo. –Parece que al final la pregunta no ha sido muy difícil de contestar, pero al menos me ha encantado ver cómo alababa a Flo. –Bueno, Moni, tengo una preguntita muy rica para ti. –Dice ahora frotándose las manos. -¿Qué prefieres, un viajecito con tu pequeño pony o con el gran Deivid? Piénsatelo porque te quedas sin novio o sin amiga jajajaja –Todos reímos con la ocurrencia de Raúl y seguimos la ronda de preguntas, algunas más fuertes que otras, pero todas acaban en risas sea como sea.
Es de nuevo el turno de Marta, que en lo que va de noche ya ha conseguido que Dani diga que se lo pasaba increíblemente bien en las sesiones de fotos que hacía conmigo, que me prefería a mí antes que a Romina, que le parezco una mujer maravillosa y que le encantaría volver a hacer un programa conmigo. Hace las preguntas sabiendo que va a responder lo que ella quiere escuchar y aprovecha los chupitos que llevamos todos encima para que no podamos mentir. Realmente se lo está montando muy bien, pero cada vez que le toca preguntar me pongo muy tensa. No sé por dónde va a salir y mucho menos sé cuál será la respuesta de Dani.
Marta me mira, como cada vez que le toca formular su pregunta, pero ahora es una mirada diferente. Sé que tiene algo muy fuerte en su cabeza y que lo va a soltar ya mismo.

-Dani, atento a esta pregunta. ¿Qué prefieres…

lunes, 26 de agosto de 2013

Capítulo 14. Lágrimas y abrazos

El resto de la cena transcurre tranquila. Todos seguimos bromeando y recordando momentos de los tres programas que llevamos a nuestras espaldas; y a pesar de que algunos como Dani, Raúl y Cris no han trabajado en todos, se integran en la conversación y se divierten como hacemos los demás.
Ya no estoy tan tensa como antes, pero cada vez que veo a Dani sonreír me vuelvo a poner muy nerviosa pensando en el baile que le he prometido a Marta. Quizás debería parar toda esta locura que se ha creado a mi alrededor sin ni siquiera darme cuenta, pero es que ahora estoy sintiendo algo muy fuerte por Dani y eso no se puede parar. Es algo muy difícil de explicar porque ni yo misma sé lo que es exactamente. Sólo sé que me quedo embobada con cada cosa que hace, que todo lo que dice me parece increíblemente dulce y que a nadie mejor que a él le sienta esa barbita de tres días perfectamente recortada.
No, no sé lo que es, pero sí que se que me está removiendo todo por dentro y está dejando mis sentimientos patas arriba.
Siento que me ahogo y miro a Marta intentando encontrar la forma adecuada de que frene todo esto porque siento que va a acabar conmigo, pero la sonrisa que me regala al verme hace que no sea capaz de decírselo. Lo mejor será que aguante esta noche y mañana empiece a olvidarme de Dani, o al menos a intentarlo tal y como había previsto ayer. Estas falsas ilusiones no me están haciendo ningún bien.
Terminamos de cenar y el dueño del restaurante decide invitarnos a una ronda de chupitos, pero entre una cosa y otra, nos quedamos allí un par de horas más charlando. Algunos se cambian de sitio, otros se ponen de pie y yo me quedo sentada en mi silla dándole vueltas al pedacito de flan que me queda en el plato mientras pienso en cómo afrontar todo lo que me espera mañana.
Mirando al plato, noto cómo se sienta a mi lado, ocupando el sitio en el que antes estaba sentada Marta, gira la silla hacia mí y me rodea la cintura con su brazo.
 -Anna… Te noto rara. Como si estuvieras triste ¿Qué es lo que te pasa?
Yo levanto la cabeza y le miro a los ojos. Veo que está preocupado, que tiene la frente tensa y eso es muy raro en Flo. Sonrío intentando calmar su preocupación, pero creo que me conoce demasiado bien como para saber que estoy fingiendo.
-Estoy bien. Me encanta que sigamos reuniéndonos después de todo, pero me da pena pensar que ya se acabó –Y en cierto modo no le estoy mintiendo. Quizás incluso lo de Dani me afecta más por el hecho de que la situación de hoy me produce bastante melancolía.
-¿Y nada más?
-¿Te parece poco que os eche de menos? –Digo entre risas para destensar un poco el ambiente.
-Me parece más que suficiente, Annita, pero yo sé que hay algo más.
-¿Algo como qué? –Pregunto intentando descubrir si realmente sabe lo que pasa o si simplemente se preocupa sin saber el por qué.
-Eso es lo que quiero que tú me digas. No me gusta verte así, tan apagada… Hoy has llegado arrasando con todo, llena de vida; pero al rato te has apagado como si no tuvieras más fuerzas para seguir adelante. Luego te has ido al baño y has vuelto riéndote con Marta, pero yo sé que esa risa no escondía felicidad. Y ahora te quedas aquí, sin hablar con nadie y mirando tu plato a pesar de que no has comido casi nada. Sé que te preocupa algo, Anna. O más bien, te preocupa alguien. Alguien de los que estamos hoy aquí y por eso tienes esos cambios de ánimo tan bruscos. –Yo suspiro y mis ojos se empañan de lágrimas al instante. Flo siempre sabe si me pasa algo o no y esta vez no está siendo diferente.
-¡Vaya! Si no te hacen contrato para un programa nuevo podrías ser detective jajajaja. –Bromeo mientras se derrama una primera lágrima. Flo me abraza al verla caer y me aprieta fuerte sin decirme nada, justo lo que necesito en ese momento. Yo rompo a llorar escondida en su hombro para que nadie me vea hasta que él se levanta de la silla, me da la mano y me lleva a un rincón del restaurante en el que no nos ve nadie porque ya es tan tarde que solo quedamos nosotros.
-Anna, por favor, cuéntame qué te pasa. Solo quiero ayudarte.
-Ya lo sé, -Digo más calmada y mirando al suelo. –Pero es que es todo muy difícil. No sabría por dónde empezar… Necesito tiempo para aclarar mis ideas.
Flo coge mis dos manos, las junta mientras las acerca a su cara y las besa.
-Entonces tómate tu tiempo y ten siempre presente que estoy contigo para todo.
Yo asiento con la cabeza sintiéndome más tranquila al estar cerca de Flo y él me vuelve a abrazar transmitiéndome un poco más de fuerza para enfrentarme a todo lo que me viene encima.
Me vuelve a coger de la mano y caminamos juntos hasta la mesa donde están los demás. Veo que Dani me mira, pero cando se da cuenta de que yo también le estoy mirando a él, se gira y hace como si no me hubiera visto. Está claro que nada va a ser como antes.
El resto del tiempo que nos quedamos en el restaurante estoy casi todo el rato hablando con Raúl. Es un hombre maravilloso con un sentido del humor increíble y al que quiero muchísimo. Siempre consigue hacerme reír a carcajadas y esta vez no ha hecho ninguna excepción. Incluso diría que se ha esforzado más que de costumbre. Realmente no sé si lo hace porque se ha dado cuenta de que no estoy pasando mi mejor momento o simplemente ha sido casualidad; el caso es que es un cielo de persona y yo tengo la suerte de tenerlo como amigo.
Al salir de allí decidimos ir a tomar algo tal y como habíamos planeado, pero son muchos los que deciden bajarse en esta parada e irse ya a casa. Realmente se nos ha hecho muy tarde en el restaurante y algunos tienen muchas cosas que hacer al día siguiente; y tras un último abrazo de Flo, el más tierno de todos los que me ha dado hoy, nos quedamos sólo los más jóvenes del equipo, a excepción de Nacho y Meri que estaban ya cansados y han decidido irse a casa también.
Marta se acerca a mí y me susurra sonriendo.
-Empieza el reto.
Solo de pensar en lo que se le habrá ocurrido empiezo a temblar, pero como ya dije antes, cuando Marta se propone algo no hay quien la pare y hoy se ha propuesto descubrir los sentimientos que tiene Dani hacia mí.
-¡Os propongo un juego! ¡Pero antes tenemos que entrar en algún sitio que nos sirvan los chupitos bien cargados! –Dice bien fuerte para que se enteren todos.
-Eso déjamelo a mí, que en ausencia de mi hermano, yo soy quien más sabe de esto –Contesta Dani. –Además, por aquí cerca hay uno de confianza, así que no os voy a hacer andar mucho, que veo que algunas os habéis puesto hoy unos tacones bien altos –Dice mientras me mira con media sonrisa en su boca. Acto seguido Marta me levanta sus dos dedos pulgares y sonríe victoriosa.
-¡Se ha fijado en ti! ¡Lo sabía! –Grita entre susurros y yo me muero de la vergüenza deseando que no lo haya escuchado nadie más.
-Marta, eso no significa nada. –Contesto aún susurrando.
-Esto significa el comienzo, ya lo verás. Cuando entremos en el local que Dani dice y empecemos a jugar me acabarás dando la razón.
Minutos más tarde, estamos ya en el reservado de un pub que juega mucho con la iluminación en tonos azules y blancos, lo cual da un ambiente íntimo y no muy recargado. Ya hemos pedido todos nuestra primera ronda de chupitos, o más bien la segunda si tenemos en cuenta la que nos han regalado en el restaurante y nos vamos sentando alrededor de la mesa de madera que hay para nosotros. A mí no me apetece sentarme con Dani, así que busco con la mirada a Marta, pero cuando me doy cuenta están ya uno sentado al lado del otro, así que me acabo sentando con Cris, con la que no he hablado demasiado en toda la noche.
Tan solo un rato después nos traen los chupitos que hemos pedido y nos dejan la botella en la mesa a petición nuestra.

-Bien chicos, aquí comienza el “Qué prefieres”. 

lunes, 19 de agosto de 2013

Capítulo 13. ¿Hay trato?

Las lágrimas comienzan a caer despacio desde mis ojos hasta mi barbilla, donde se precipitan cayendo al lavabo del cuarto de baño. Intento controlar mi respiración, espirar e inspirar de forma pausada, pero mi corazón no me lo permite. Él prefiere ir a mil por hora alterando todas y cada una de las partes de mi cuerpo.
Oigo abrirse la puerta y me giro rápidamente deseando que sea Dani y que me bese sin decir si quiera una palabra, que sean nuestros gestos los que hablen y se digan “te quiero”; pero no es él quien entra en el baño, sino Marta. Tan solo con verme la cara se abalanza sobre mí y me abraza.
-Anna, cariño, ya está. Estoy aquí contigo ¿Vale? –Al sentir su apoyo mis sentimientos se desbordan y casi no puedo respirar. Lloro como nunca antes lo había hecho mientras me aferro al abrazo de Marta para salir de este pozo en el que yo solita me he metido. No puedo hablar, pero tampoco quiero hacerlo. Por suerte Marta me comprende sin necesidad de que yo se lo haga saber y sigue abrazándome con todas sus fuerzas, hasta que pasan un par de minutos y me separo de ella aprovechando que ya estoy más relajada y que he soltado todo lo que tenía dentro.
-¿Estas mejor? –Me dice acariciándome la mejilla con la parte exterior de los dedos. Yo asiento con la cabeza y sonrío para agradecerle que siempre esté cuando más la necesito. -¿Qué ha pasado, Anna? He visto a Dani entrar en el baño, pero cuando ha salido tenía una expresión muy rara en la cara. Realmente no sé si estaba contento, decepcionado, o yo que sé, por eso he venido a ver cómo estabas tú ¿Le has contado lo que sientes y te ha dicho que no puede seguir siendo tu amigo? ¿Por eso estás así? Si es eso, no creo que esté hablando en serio, Anna, ya sabes que Dani es muy impulsivo y. –Le interrumpo antes de que termine.
-No es eso Marta, yo no le he dicho nada. –Digo agachando la mirada avergonzada por no haber tenido el valor de contárselo. –Ha sido él quien me ha confesado cosas.
-¿Cosas? ¿Qué cosas?
-Que ayer estuvo a punto de besarme, pero que no lo hizo porque soy su amiga y no quiere acabar con nuestra amistad.
-¡Pero si eso es genial, Anna! ¿No te das cuenta de que él también siente algo por ti? –Me dice cogiéndome de los hombros con sus manos y regalándome una preciosa y amplia sonrisa.
-Sí, siente que quiere pasar una noche conmigo y nada más, al igual que hace con otras. –Al decir esto en voz alta se me vuelve a escapar otra lágrima. –Ha sido él mismo quien me lo ha dicho. –Marta me seca la parte de debajo de mis ojos con sus pulgares para que no se me corra el maquillaje y cuando lo hace, me sostiene la cara entre sus manos para decirme:
-Ni él mismo sabe lo que siente. Hazme caso Anna, está loco por ti y te lo voy a demostrar esta noche. –Yo sonrío como cada vez que Marta se propone uno de sus retos. Y lo peor de todo es que siempre los acaba cumpliendo. Oírle decir eso me da la esperanza suficientes como para poder sonreír durante la cena y que nadie del equipo se dé cuenta, o al menos es eso lo que voy a intentar hacer. –Ahora vamos a salir que el equipo se estará preguntando qué hacemos aquí metidas tanto tiempo.
-Espera, voy a retocarme antes que de tanto llorar tengo la cara hecha polvo.
-Anna, estás preciosa así tal cual, con los ojos brillosos y los labios un poco hinchados ¿Cuánto te apuestas a que Dani se queda mirándote mientras sonríe por lo menos cinco segundos cuando salgamos?
-Marta, no digas tonterías jajaja
-No es ninguna tontería. Vamos, di qué te apuestas.
-No sé, yo soy muy mala para estas cosas… No soy muy de apostar.
-Bueno pues… Si gano yo, tienes que bailar en la discoteca a la que vayamos después con tu Romeo de León.
-¿Y si gano yo? –Me pongo nerviosa sólo de pensar en volver a bailar con Dani.
-Si ganas tú pago yo el taxi de vuelta a casa ¿Hay trato? –Dice extendiéndome la mano. Dudo unos instantes pero al fin y al cabo no tengo nada que perder. Y si Dani no me hace caso, por lo menos me vuelvo gratis a casa.
-Hay trato. –Extiendo mi mano hacia la suya y nos damos un apretón.
-¡Trato cerrado! –Dice Marta imitando a Raúl en su nuevo programa Negocia Como Puedas y comenzamos a reír. Marta me agarra por la cintura y salimos juntas del baño riéndonos a carcajadas. Mientras caminamos hacia la mesa donde están todos, oigo a marta decir muy bajito:

-Uno… Dos… Tres… -Sin ni siquiera pensarlo miro a Dani y ahí está, tal y como Marta había dicho antes –Cuatro… Cinco… Seis… y así podría seguir hasta que me aburriera.  –Yo le miro sonriendo mientras nos sentamos agradeciéndole que sea tan payasa conmigo. –Menos risitas y más acción. Me debes un espectáculo de baile con ese señor que está ahí sentado. –Dice señalando a Dani con la cabeza. Yo respiro hondo e intento seguir comiendo… Me espera una noche movidita.

martes, 13 de agosto de 2013

Capítulo 12. Cara a cara.

-Mejor hablamos después de comer ¿Vale? –Me dice sonriendo.
-V.vale –Contesto sin estar muy convencida ¿No era él quien quería hablar las cosas cara a cara? Ahora me tiene justo enfrente, no sé por qué hay que esperar a los postres. Y lo peor de todo es que ahora me he venido abajo… Creo que me va a costar mucho enfrentarme a todo esto.
Poco a poco va llegando el resto del equipo y entre bromas y anécdotas empezamos a cenar.  FLo nos cuenta que a Juanito le gusta hacer el payaso tanto como a él, Nacho y Meri dicen que se van de vacaciones a la costa, Berni bromea diciendo que se ha comprado un montón de queso para todo el verano… Incluso empezamos a hablar de lo bien que nos lo pasamos en Castellón, pero sobre todo en Astorga.
-Allí fue cuando conocimos a Miki ¿No? –Dice Alejandro. –La verdad es que es un tío con el que te lo pasas genial. Se notaba que le gusta el buen humor.
-Estuve pensando en contratarlo para sustituir a Dani en la mesa, pero la calidad hay que pagarla y se me salía de presupuesto. –Bromea Flo. Todos se ríen menos yo, que sigo dándole vueltas al tema que tengo pendiente con esa persona que se ha sentado siete sillas a mi izquierda. Realmente empiezo a pensar que intenta huir de mí porque se siente intimidado. Suspiro y agacho la cabeza mirando hacia mi plato de comida, que está casi intacto. Con los nervios se me ha cerrado el estómago y más que comer parece que estoy jugando con los cubiertos.
-Voy un momento al baño. –Digo mientras me quito la servilleta de las rodillas para colocarla sobre la mesa y me levanto. Necesito respirar hondo en una habitación en la que no esté él y allí es el único sitio donde puedo hacerlo.
Abro la puerta de los servicios y por suerte no hay nadie. Coloco las manos en el filo del lavabo y me miro al espejo. Me miro a mi misma a los ojos intentando encontrarme, pero lo único que veo es que cada vez están más rojos y humedecidos. Me repito a mí misma que tengo que ser fuerte y que tarde o temprano pasará y así consigo aguantar las lágrimas. Cojo papel para limpiarme las lágrimas con cuidado para que no se me corra el rímel, lo tiro a la papelera y vuelvo a mirarme una última vez al espejo para reunir las fuerzas necesarias antes de volver con los demás. Aprovecho para perfilarme los labios, me recoloco el flequillo y doy media vuelta para encaminarme hacia la puerta, pero justo cuando la voy a abrir para salir, alguien intenta entrar en el baño y me da con la puerta en la cara.
-¡Lo siento! –Es él, su voz ¿Qué hace aquí? -¿Estás bien? No quería hacerte daño, de verdad. –Entra en el baño y cierra la puerta tras él.
-No pasa nada, Dani, no ha sido para tanto ¿Pero qué haces aquí? –Necesito que me responda a la pregunta ya mismo porque me estoy poniendo bastante nerviosa.
-Bueno… Tenemos una conversación pendiente ¿No? –Dice apartando su mirada de mis ojos. Está claro que le da vergüenza hablar del tema.
-Tú querías hablar después de comer. –Digo un poco borde para que se dé cuenta de que realmente me molestó que quisiera atrasarlo otra vez.
-Pero no paro de darle vueltas al tema y me cuesta mirarte a los ojos después de todo lo que ha pasado. –Siento como si el corazón se me parara de golpe y mis pulmones se encogieran para no dejarme respirar. Y por si eso fuera poco, me siento culpable, o incluso más que eso. Me siento muy culpable porque estoy destrozando una amistad que ninguno de los dos quiere perder. Siento la necesidad de pedirle perdón.
-Dani, lo s. –Pone su dedo en mi boca y empieza a hablar él.
-Espera un momento. Esto no es fácil para mí, así que déjame hablar a mí primero y luego me dices lo que quieras, lo que realmente sientas porque no me voy a enfadar. –Está claro que lo sabe. Lo sabe absolutamente todo y yo llevo toda la noche intentando disimular como una tonta. –Mira Anna, sabes que siempre te he tenido muchísimo cariño y has sido realmente una amiga para mí. Una miga de las de verdad. –Y ahora es cuando me dice que es mejor que sigamos así y me da la patada ¡Si es que soy tonta por sentir estas cosas! –Estaría dispuesto a todo para no perderte, te lo juro. Eres desde que te conozco una persona muy importante en mi vida y espero que eso no cambie, pero…
-¿Pero qué? –Pregunto histérica. Con cada palabra que dice me va destrozando poco a poco por dentro, pero cada pausa que hace es aún mucho peor. No sé si voy a ser capaz de aguantar esta agonía hasta el final.
Yo sigo mirándole a los ojos, pero él hace ya tiempo que casi no me puede aguantar la mirada y va moviendo las pupilas hacia diferentes lugares del baño mientras me habla.
-Pero ayer, no sé por qué paso, pero…
-Dani, suéltalo ya porque me estás poniendo muy nerviosa.
-Que ayer mientras bailábamos estuve a punto de besarte. –Tras decir esto último yo me quedo paralizada y él por fin me vuelve a mirar a los ojos. -¡Pero no lo hice! No sé por qué me pasó eso, pero no lo hice. –Intenta excusarse y no sabe que lo que hace con sus explicaciones es dañar este corazón que poco a poco se va quedando hecho polvo. Con lo fácil que hubiera sido besarme y lo feliz que estaría yo ahora mismo; pero no, él no quiere nada conmigo. Por eso se siente tan culpable y lleva tanto tiempo dándome largas… Al menos no se ha dado cuenta de que estoy loca por él y eso me alivia bastante. –Anna, no quiero perderte, ya lo sabes, pero entiendo que ahora no te comportes conmigo igual que antes. Por un momento estuve a punto de traspasar la barrera, pero no pude porque no quiero estropear lo que tenemos por una noche tonta de la que nos acabaríamos arrepintiendo.
-Dani… La verdad es que no sé qué decirte… No me lo esperaba.
-Yo tampoco, Anna. Supongo que sería cosa del subidón del momento, la melancolía de los corchopanes… No sé. Hubo algo que me hizo desearte con todas mis fuerzas, pero ahora me siento mal por ello. Ya sé que no eres una de esas chicas de una noche. Lo siento. – Dice agachando la cabeza. Realmente se le ve afectado y eso a mí me hace sentir bastante mal, aunque no puedo negar que una pequeña parte de mí se alegra de haber conseguido captar la atención de Dani aunque solo haya sido para una noche. –Lo siento de veras.
-¡Ey! Has entrado aquí pidiéndome perdón… ¿Y ahora vas a salir de aquí diciéndome lo mismo? Eso no es muy típico de ese muchacho de Astorga que yo conozco ¿No crees? –Le digo sonriendo –Tú eres más de abrazos de pechotes. –Cuando oye esto último me mira riendo, yo le devuelvo la sonrisa, haciéndole ver que le dejo vía libre y es entonces cuando me abraza, tan fuerte y derrochando tanto sentimiento como lo hizo en el último programa de Otra Movida.
Segundos más tarde nos separamos y Dani se va alejando hacia la puerta, aunque lo hace sin soltarme la mano que ha cogido tras el abrazo.
-Ahora te veo, Simon. –Se separa por completo de mí, me guiña un ojo y desaparece tras la puerta del baño.

Yo me quedo ahí de pie, paralizada frente a mi reflejo en el espejo que ha sido testigo de todo lo que ha pasado. Testigo de cómo una persona es capaz de sacar fuerzas de donde no las hay para hacer reír a la persona a la que ama. Testigo de cómo se desnudan sentimientos que nos oprimen el pecho. Testigo de cómo dos amigos se quedan en tan sólo eso, amigos.

viernes, 9 de agosto de 2013

Capítulo 11. Salón de belleza molletense

Cuando Marta llega a casa me trae tres revistas diferentes en las cuales salimos Dani y yo en portada. La verdad es que se nos ve muy pegados y se nota que hay mucha química; y eso lo han aprovechado los medios para crear una noticia que es totalmente falsa.
Dentro de cada revista hay un reportaje donde cuentan que empezamos a trabajar juntos en ENSLN, que luego nos reencontramos en TLJ, hay tuits que nos hemos escrito el uno al otro… Todo apunta a que estamos juntos y las fotos tampoco ayudan mucho a desmentirlo. Hay fotos de cuando Dani me tendió la mano en la terraza del local para que bailara con él, fotos del abrazo mientras estábamos en la pista, de cuando empecé a llorar y él me consoló (por suerte en esas no se me ve la cara), del paseo de vuelta a mi casa, fotos delante de mi portal… Parece que el paparazzi ha hecho un buen trabajo, de eso no me cabe duda.
-Mírate, Anna. A ti y a él –Dice Marta señalando la revista que tengo sobre mis piernas –Esas miradas no son de amistad.
-Marta, no te puedes dejar guiar por unas simples fotos. A lo mejor Dani estaba ayer más cariñoso porque me echaba de menos y punto.
-Anna, cariño, hazme caso. No me baso solo en las fotos. Os he visto juntos más de una vez y Dani no te suele quitar el ojo de encima. Incluso ayer te comía con la mirada contantemente. –Me viene a la cabeza el momento en el que nos estábamos cambiando los zapatos y vi cómo Dani me miraba. Me sonrojo y decido zanjar ya el tema porque no me quiero crear falsas esperanzas.
-Mira Marta, déjalo. Somos buenos amigos y así es perfecto. Ahora vamos a prepararnos que hemos quedado con el equipo a las 9 y tengo ahí una mascarilla que te deja la piel perfecta.
Marta no insiste más, se levanta, me sonríe y va a mi habitación a sacar la ropa de su maleta. Yo me quedo mirando las revistas imaginando que aquello que dicen es verdad, pero lo único que consigo es hacerme más daño, así que las dejo sobre la mesa y empiezo mi ritual para ponerme guapa.
Primero se ducha Marta, que para eso es la invitada, y luego me ducho yo. Abrimos las puertas de mi armario de par en par y buscamos qué ponerme porque estoy hecha un lío. Marta ya tiene muy claro que se va a poner unos vaqueros oscuros, una camiseta blanca de tirantes con pliegues por el escote y unos tacones rosa palo del mismo color que la rebeca torera que llevará  en el bolso por si hace frío. Yo en cambio no sé si arreglarme como ayer o si ir un poco más informal. Está claro que si Dani no fuera me pondría cómoda con pantalones, tal y como me suelo vestir cuando salgo con gente del equipo, pero para bien o para mal, hoy va a estar él y quiero que me vea guapa. Ya sé que no tengo ninguna oportunidad con él, pero no me voy a sentir a gusto si voy vestida como si fuera un día normal. Para mí no lo es porque hoy es el día en el que le voy a decir a Dani claramente todo lo que siento y eso me hace estar muy nerviosa. Sé que no se lo va a tomar mal porque por la conversación que hemos tenido esta mañana, deduzco que ya lo sabe, pero a lo mejor al decírselo a la cara se siente intimidado o que espero una respuesta.
-¿Y si le digo que son sólo imaginaciones suyas?
-¿Qué? –Marta suelta la percha con la camiseta que tenía en la mano, me agarra por la espalda, me sienta en los pies de la cama y luego se sienta ella a mi lado. –Anna, no puedes hacer eso, te estarías arrepintiendo el resto de tu vida.
-Pero es que no estoy preparada –Agacho la cabeza y miro al suelo – No hace ni 24 horas desde que me di cuenta de lo que siento por él y ahora todo está pasando demasiado rápido.
-Cariño, tómate el tiempo que necesites, pero cuanto antes lo sueltes todo, mejor te vas a sentir.
-No quiero perderle como amigo. No puedo. –Las lágrimas empiezan a caer por mis ojos y no encuentro la forma de controlarlas. Marta me abraza fuerte contra ella y sin separarme de mí me da un beso en la cabeza y continúa hablando.
-No lo vas a perder, Anna, estáis hechos el uno para el otro. Tú lo sabes, lo sabe él y lo sabemos todos.
-Yo no estoy tan segura de eso –Contesto entre sollozos –Él sólo me ve como su amiga. Ya lo dijo una vez e un programa: Yo seré la madrina de su boda y él será el tito de mis hijos.
-Anna, eso fue hace mucho tiempo –Dice sonriendo tras separarse de mí y cogerme de la mano. –Las cosas cambian y los sentimientos también. Esto que tenéis vosotros es muy fuerte. Tan fuerte que incluso sin estar juntos se os ve venir de lejos.
-Pues parece que él a mí no me ve… -Digo cabizbaja. Marta se levanta de golpe y tira de mi mano para que yo haga lo mismo.
-Entonces tendremos que conseguir que te vea de una vez por todas. A ver qué encontramos por aquí. –Rebusca en mi armario con tantas ganas que casi mete el cuerpo entero dentro de él y aproximadamente media hora más tarde, hay un conjunto que me encanta sobre mi cama.
Una camiseta negra de la firma Metalhead, un poco suelta con boquetes por el costado derecho y letras en blanco; unos pitillos de color rojo oscuro, acercándose mucho al corinto y unos botines negros con tachuelas y unos taconazos que casi no sé ni cómo voy a andar con eso. Marta ha encontrado el estilo perfecto, no muy arreglada pero con un look que dice “aquí estoy yo”.
-Dani se va a quedar embobado cuando te vea.
-No será para tanto. –Me sonrojo y deseo que las palabras de Marta se hagan realidad.
Miramos el reloj y vemos que no vamos muy justas de tiempo, así que saco mi mascarilla, nos la ponemos y mientras esperamos que nos haga efecto nos hacemos fotos con la cara llena de potingue. Con la tontería acabamos subiendo a Twitter un collage con algunas de las fotos más graciosas y anunciamos que hoy hay reencuentro tontaco. Todos se vuelven locos y no petan el móvil a menciones, pero no tenemos tiempo de contestar porque ya nos tenemos que limpiar la cara.
Marta se recoge el pelo en una coleta, dejándose un mechón suelto a cada lado de la cara. Yo decido dejarme el pelo suelto marcándome bien las ondas y no sé por qué pero a cada momento que pasa siento que tengo la autoestima más alta. Esta va a ser mi noche, sí señor.
Bromeo con Marta diciéndole que estamos en el salón de belleza molletense porque no hay mucha variedad ni calidad de productos, pero que el trato es excelente y el resultado, mejor aún. Y entre broma y broma va llegando la hora de salir de casa.
-¡Somos Trending Topic! –Me grita Marta desde el salón. Yo voy corriendo hacia ella y lo veo.
-Con la tontería hemos conseguido más de un TT nacional. Mira, están #AnnaYMarta #ReencuentroTontaco #QueremosFotoTontaca y #FotoParejitaDanna
-Mira, parece que todos piden que te acerques hoy a Dani jajajaja. –Marta se ríe de mí y yo le sigo el juego. Al fin y al cabo es ella la que me ha devuelto la sonrisa hoy.
Salimos de casa y llegamos al restaurante donde hemos reservado. Allí están ya Kiko, Berni, Nacho, Meri y Valdi. Marta y yo saludamos y todos nos piropean mientras hacemos tiempo para que vengan todos los demás.
Yo me siento con Mery y Nacho, que están uno al lado del otro.
-Qué bien te veo, cuñada jajajaja –Nacho bromea sobre las fotos que han salido esta mañana.
-Más quisieras tú tenerme a mí de cuñada. Ya sabes que yo soy la estrella –Digo imitando a Inma de Gran Hermano. –Y hablando de hermanos… ¿Dónde está el tuyo?
-Pues mira, por ahí viene –Dice señalando con la cabeza a la puerta del restaurante. Miro hacia allí y lo veo, más guapo que nunca. Él me ve, me sonríe y me guiña un ojo. Saluda a todos y me deja a mí la última.
-¿Hoy me vas a conceder otro baile pegaditos como el de ayer, Simon?
-¡Sí, eso! Que yo me he traído la cámara de fotos a ver cuánto me dan por unas buenas imágenes –Grita Kiko desde la otra punta de la larga mesa.
¡Vamos, Simon, es ahora o nunca!¡Este es el momento!

-Dani ¿Podemos hablar un momento?

miércoles, 7 de agosto de 2013

´Capítulo 10. Yo a ti también, Dani.

-Pues… Es algo que pasó ayer.
-¿Qué es, Dani? Me estás poniendo nerviosa. –Y no miento. Mi corazón late más deprisa que nunca y me tiembla todo el cuerpo, incluso la voz. Sé perfectamente lo que me va a decir: Que se ha dado cuenta de cómo le miro, de cómo suspiro cuando le tengo cerca y que no puede ser. Que sólo somos buenos amigos y que no quiere que me lo tome a mal, pero que no siente lo mismo que yo. Incluso puede que me diga que está conociendo a otra chica. En ese caso no sé si sería capaz de salir esta noche con todo el equipo. Le diría a Marta que se disculpara por mí y me quedaría en casa comiendo botes y botes de Nocilla. -Ya, bueno… es que no sé cómo decírtelo. Antes que nada quiero que sepas que nada va a cambiar en nuestra relación, al menos por mi parte. –Vale, Anna, está claro que se ha dado cuenta de todo lo que pasó ayer por mi cabeza ¡Qué vergüenza! Y lo peor de todo es que él quiere seguir estando conmigo como siempre, como si no hubiera pasado nada. Es tan bueno que no me lo merezco ni como amigo. Los ojos se me humedecen, pero intento respirar hondo para tranquilizarme y que no se dé cuenta de que estoy hecha polvo.
-Dani, yo…
-Mira Anna –Me corta –No debí haberte llamado. Esto es algo que hay que hablarlo en persona y no me siento cómodo diciéndolo por teléfono. Esta noche lo hablamos tranquilamente ¿Vale? –No tener que enfrentarme ahora mismo a todo esto me alivia bastante, pero por otro lado, lo único que hemos hecho es aplazarlo. Es decir, que me tendré que enfrentar dentro de unas horas… Al menos he ganado tiempo para pensar cómo suavizarlo todo un poco.
-Vale –Intento parecer lo más tranquila posible, pero todavía me tiembla la voz y creo que Dani lo nota.
-Bueno… ¿Qué era eso que me querías decir antes?
-¿Qué? –Yo pensaba explicarle todo, pero ahora no sé si hacerlo. Creo que voy a esperar hasta esta noche.
-Antes, cuando te he llamado. Me ibas a preguntar si había visto algo. -¡Es verdad! ¡La noticia! No puedo evitar sonreír al recordarlo.
-¡Ah, sí! Te iba a preguntar si habías visto la noticia de Vertele
-Sí, imposible no verla con tantas menciones en Twitter hablándome de ella jajajaja. Parece que después de tantos años no podemos evitar amarnos jajajaja -¿Qué? ¿Se está riendo de mí? No me hace ninguna gracia que se ría de lo que siento. Al fin y al cabo esto no es fácil para mí y él no debería aprovecharse para sacarse unas risas a mi costa.
-Sí, ya. –Contesto de forma seca. No me apetece seguir hablando con él. –Oye, ¿está Marta por ahí?
-Sí, justo ahora está poniéndose los zapatos para ir a tu casa ¿Te la paso?
-Sí, por favor.
-Nos vemos esta noche
-Hasta luego –Escucho a Dani diciéndole a Marta que se ponga y tras algunos segundos de espera, por fin obtengo respuesta a mi petición.
-Dime, Annita. ¿Qué pasa? –Noto que está sonriendo al otro lado del teléfono y es que Marta es así, siempre tan risueña y encantadora que dan ganas de darle un achuchón en cada momento.
-Marta, por favor, no le digas nada a Dani de lo que hablamos ayer. Cuando vengas a casa te lo cuento todo, pero por favor te lo pido, ni una palabra a Dani.
-¿Pero por qué? ¡Si ya todo el mundo sabe lo vuestro! ¿Qué hay de malo en hablarlo?
-¡¡¡Shhhhhhhhhhh!!! ¡No lo digas en voz alta! ¿Te ha escuchado Dani?
-No, se ha ido a su cuarto. No entiendo nada, Anna.
-Que lo de Vertele es mentira, que Dani y yo seguimos siendo amigos y punto. Esta noche vamos a hablar de todo esto porque creo que se ha dado cuenta de lo que siento.
-Pues mucho ha tardado en verlo ¡Se te ve venir de lejos, Anna! –Yo me sonrojo al oír esto.
-¿Tanto se me nota?
-Mucho más de lo que crees, pero volviendo al tema importante… ¿Cómo es que sólo sois amigos? ¿Para eso me fui yo antes?
-Marta, te agradezco mucho lo que intentaste, pero eso sólo me sirvió para darme cuenta de que sin Dani me muero.
-¿Y las fotos?
-¿Qué fotos?
-Las de las revistas. Están por todas partes. -¿Cómo? ¿Hay fotos de anoche? Necesito verlas cuanto antes.
-¡Mierda, no las he visto! En internet no he encontrado ninguna foto.
-Pues están en portada en más de una revista.
-¿Las puedes comprar de camino a aquí para que yo las vea?
-Vale, pero tienes mucho que explicarme, señorita, porque en las fotos se os ve como si fuerais una pareja de toda la vida y ahora me dices que no, que soy “amigos y punto”. –Esto último lo dice poniendo voz repipi, como si me estuviera imitando.
-Cuanto antes vengas, antes te cuento, así que ven rápido, por favor. Necesito ver esas fotos.
-Cojo el bolso y voy para allá. Te paso a Dani que quiere decirte algo.
-Nononono
-Anna. –Demasiado tarde. Es él y no me apetece nada que vuelva a reírse de mí.
-Dani, tengo prisa.
-Perdona. Sólo quería decirte que ayer me lo pasé muy bien y que me apetece abrazarte como aquella vez que faltaste una semana a Otra Movida. No sé por qué no lo hice ayer, pero te he echado mucho de menos. –Y después de esto… ¿Qué se supone que tengo que hacer yo?

-Yo a ti también, Dani.

martes, 6 de agosto de 2013

Capítulo 9. Títulares.

Me despierto abrazada a la almohada y siento los ojos más hinchados que nunca. Ayer me quedé dormida llorando y estoy casi segura de que he llorado también mientras dormía. Fue un día muy duro y hoy casi no he pegado ojo, pero tengo que llamar a Marta. Necesito pedirle perdón y saber que de verdad me perdona.
Me siento en la cama y me pongo a pensar en todo lo que pasó anoche. La cena con vistas maravillosas, la sorpresa del ranking, mi pelea con Marta, el baile con Dani, el paseo de vuelta a casa y nuestra despedida en el portal. Me dijo cosas realmente preciosas y estuve a punto de decirle lo que sentía, pero no fui capaz. No me puedo arriesgar a perderle porque vivir sin él me quemaría por dentro. También me dijo que Marta se había ido a dormir a su casa y que él dormiría en el sofá. Por un momento se me pasó por la cabeza invitarle a subir a casa, pero por suerte me di cuenta de que no era lo más adecuado ni lo más sano para mí. Nos dijimos adiós en un abrazo tan tierno que casi me muero allí mismo y acto seguido nos fuimos cada uno a nuestra casa.
Creo que Marta se merece saber todo esto. Se merece que le cuente lo que siento, decirle que tenía razón y que me he comportado como una estúpida. Cojo el móvil y la llamo sin ni siquiera mirar la hora. No me importa si es demasiado pronto, tengo que hablar con ella porque no puedo soportar que siga más tiempo enfadada conmigo.
Suena el primer tono y al segundo, oigo cómo descuelga. No quiero que diga nada, sólo que me escuche, de modo que empiezo a hablar antes de que lo haga ella.
-Marta. –Mi voz suena arrepentida, tal y como me siento en este momento.
-Hombre, ya estabas tardando en llamar ¿No tienes nada que decirme? –Me quedo paralizada. Entiendo que siga enfadada, pero Marta no es como ese tipo de personas que te reprochan tus errores.
-Bueno… Sí… quería decirte que lo siento, que entiendo que estés enfadada porque me porté fatal contigo, pero es que no entendía por qué me decías eso. O más bien, no quería entenderlo.
-¿Pero qué dices? ¡No estoy enfadada contigo, Annita! –Yo no entiendo nada. Realmente no lo entiendo.
-¿Entonces por qué te fuiste así? ¿Y qué es lo que se supone que te tengo que decir?
-Me fui para que te quedaras a solas con Dani y fingí estar enfadada porque de otra forma no me habrías dejado irme; y por lo que veo todo ha ido genial ¿No?
-¿Por qué? ¿Te ha dicho él algo? –Mi corazón va a mil por hora. Como me diga que Dani se ha dado cuenta de todo es que me voy a morir de vergüenza. No sé cómo voy a mirarle a la cara hoy en el reencuentro tontaco.
-¿Dani? ¡Qué va! ¡Ese sigue sobando en el sofá! Jajajaja. Yo lo decía por los titulares de la prensa de hoy ¿No has entrado en Vertele todavía?
-No, aún no. Me acabo de levantar. –Marta sabe que no pasa ni un día en el que yo no mire la web de Vertele porque me gusta estar enterada de todo lo relacionado con el medio en el que trabajo, las audiencias, etc. -¿Qué dicen los titulares?
-Bueno… prefiero que lo veas tú misma. Te cuelgo para que puedas verlo y dentro de un par de horas me paso por tu casa ¿Vale? Al fin y al cabo tengo mis cosas allí jajajaja
-Sí, vale. Luego nos vemos. Un beso, bonita.
-¡Otro para ti! –El tono risueño de Marta hace que no me preocupe, aunque eso no significa que no esté nerviosa por saber qué dicen de mí los titulares. 
Abro la página de Vertele que tengo guardada en favoritos en el iPhone. Normalmente carga rápido, pero con los nervios parece que hoy va todo mucho más lento. Empieza a aparecer el logotipo en la pantalla, luego unas cuantas líneas verdes y, por fin, carga el titular, con letras grandes y en negrita: “Anna Simon olvida a Marc González con su excompañero de mesa Dani Martínez”.
¿Qué? ¡No puede ser! ¡Esto no puede estar pasando! ¡Y encima vuelven a mater al pobre Marc en todo esto! Bajo la página un poco más y espero a que cargue la foto. Cuando por fin aparece, me quedo más tranquila. No han sacado ninguna foto nuestra comprometida, sólo es una antigua de cuando estábamos en Tonterías las justas ¡Qué alivio! Me pongo a leer la noticia y lo único que dice es que anoche se nos vio juntos en una discoteca y que todo apunta a que estamos empezando una relación, pero que aún no hay nada confirmado. Al menos no lo afirman como habrían hecho otros medios de comunicación… Busco más noticias sobre mí en internet y casi todas dicen lo mismo, lo cual hace que me quede más tranquila. Estoy enfadada porque no tienen derecho a publicar algo así, pero por otro lado me hace gracia el hecho de que desearía que esa noticia fuera verdad. Qué tonta soy, parezco una niña caprichosa otra vez.
Abro Twitter, que tal y como me imaginaba está que arde. Todos piden fotos del reencuentro, se alegran de que por fin hayamos dado el paso y algunos calman toda esa efusividad diciendo que son solo rumores. Creo que hoy a Dani y a mí nos espera un día lleno de menciones por aquí.
Me llega un whatsapp y cuando veo de quién es se me encoge el estómago. Lucho… No sé si se habrá tomado bien o mal. Ni siquiera sé si ha visto ya la noticia.
“Hola Anna, qué tal?”
“Hola! Cuánto tiempo sin hablar, no? Se me hace raro”
“Ya… es que he estado muy liado”
“No tienes que darme explicaciones, Lucho”
“Bueno, ya… Sólo quería felicitarte por lo de Dani y desearte lo mejor. Lo veo todo muy precipitado, pero si tú estás segura yo te apoyo y quiero que sepas que tal y como te dije, sigo siendo tu amigo, vale?”
“Lucho, Dani y yo no estamos juntos. Tú mejor que nadie sabe cómo es la prensa. Verdad, MARC?” –Lo escribo en mayúsculas porque me da rabia que dé por hecho cosas que no son.
“Entonces no estás con Dani?”
“Sólo somos dos buenos amigos. Nada más”
“Pues si te soy sincero, me alegro de que sea así. Yo quiero que seas feliz y si tiene que ser con Dani, me parece estupendo, pero me dolió pensar que yo te había importado tan poco y que ya me habías olvidado”
“Lucho, no seas tonto. Sabes que te he querido mucho y que los dos nos lo hemos pasado muy bien, pero no estamos hechos el uno para el otro”
“Ya… es sólo que te sigo echando de menos”
“Lucho, no creo que esta sea la mejor forma de hablar esto. Cuando vuelva a Barcelona nos vemos para tomar algo, vale?”
“No, no te preocupes. Tú sigue con tus cosas y disfruta que estás de vacaciones. Sólo necesito tiempo para acostumbrarme a esta nueva situación”
“Llámame siempre que lo necesites, vale?”
“Gracias por todo”
“No hay por qué darlas”
Seguimos hablando un poco más, aunque de temas mucho más superficiales. Sé que no era su intención, pero me ha hecho sentir culpable. Parece ser que no está llevando la ruptura tan bien como yo pensaba y tampoco me he preocupado de saber cómo estaba. Al menos ahora mientras hablo con él parece que está mejor.
De repente, el móvil vibra entre mis manos y en la pantalla aparece una foto de Dani. Me está llamado, seguramente para hablar sobre la noticia de lo ce anoche, pero yo no sé si voy a tener fuerzas para hablar de esto con él. No sé si estoy preparada para fingir que no siento nada.
Hago de tripas corazón y descuelgo.
-¿Sí?
-Hola Annita. Soy Dani.
-Ya, ya. Lo he visto en el móvil y además tu voz es inconfundible. –Mal Anna, mal. Así no parece que sea sólo un amigo. Respiro hondo y vuelvo a hablar. -¿Has visto lo d. –Dani me corta.
-Espera Anna. Necesito que me escuches porque estoy que te voy a decir no es fácil, pero necesito sacarlo de dentro.
-¿Qué pasa?

-Pues…

domingo, 4 de agosto de 2013

Capítulo 8. Te diría que...

-Claro –Le contesto tímidamente al mismo tiempo en el que poso mi mano sobre la suya y entramos agarrados en lo que hasta hace un rato era el escenario del ranking más multitudinario que jamás había visto.
Suena “Checherereche” de Gusttavo Lima y me acuerdo de uno de los últimos días de OM, cuando en la sección de Cris lo pasamos tan bien mientras Flo cantaba las canciones que iba escuchando a través de los auriculares imitando a Pablo Pablete y Dani y yo teníamos que adivinar qué canción era. Parece que hoy todo está relacionado con ese tiempo en el que éramos tres inseparables; pero a pesar de que la nostalgia me está matando por dentro, sonrío a Dani al ver que él también reconoce la canción.
-¡Mi abuela favorita! –Dice mientras se abalanza hacia mí, me abraza por la cintura y me levanta del suelo haciéndonos girar sobre sí mismo.
-¡El culo! ¡El culo! –Grito intentando bajarme el vestido por detrás. Al oír lo que le digo me vuelve a dejar en el suelo, pero no se despega de mí. Me sigue rodeando con sus brazos, sonriendo, mirándome a los ojos y yo me quedo embobada como una tonta.
-Lo siento, ha sido el subidón del momento. –Se excusa avergonzado y es entonces cuando se separa de mí, dejándome sola; o al menos es así como yo me siento, como si me faltara algo que hasta hace unos segundos tenía. Necesito volver a tenerlo cerca.
-No sé si perdonarte… -Finjo estar enfadada, pero al instante me doy cuenta de que lo que estoy haciendo no tiene sentido. No sé por qué me estoy comportando así. La mente se me nubla cuando Dani me pone cara de niño triste y de nuevo mi cuerpo toma el mando sin importarle ni una pizca lo que mi cerebro opine de todo esto. Mi mano se coloca sobre su mentón y lo acaricia hasta que al fin consigo comportarme como una persona adulta.
-Vamos a bailar, Martínez, que del baile que me has prometido no te libras. –Me empiezo a contonear sin intentar parecer demasiado sexy. Creo que con lo de antes ya he hecho demasiado el ridículo aunque me parece que Dani no se ha dado cuenta de nada ¡Menos mal!
El volumen de la música comienza a descender poco a poco, dando paso a un nuevo ritmo mucho más pausado y la gente que está allí con nosotros se va emparejando con aquel que tiene más cerca para bailar abrazados. Dani me tiende la mano sonriéndome de forma pícara, como si me estuviera diciendo que después de tantos años va a conseguir que yo me contonee pegada a él.
Le doy la mano y él me la coloca en su cuello mientras lleva la otra suya hasta mi cintura y siento como por un momento, todo estuviese bien en mi vida. Como si ahora todo estuviera como realmente debe estar. Es una sensación tan especial que necesito exprimirla al máximo y apoyo mi cabeza en su hombro escondiendo mi cara en su cuello. Aspiro profundamente para absorber su olor, ese olor que me está volviendo loca desde que empezamos a bailar. Estamos tan cerca el uno del otro que puedo notar cómo su pecho se mueve al ritmo de su respiración y eso me encanta. Me quedaría así el resto de mi vida. Dani me aprieta un poco más contra él y me besa la cabeza.
-Te he echado mucho de menos, Anna.
Yo me quedo callada. No sé qué decir. O en realidad sí lo sé, pero no quiero. Le diría que le llevo echando de menos toda mi vida porque estar así abrazada a él es la sensación que siempre he deseado vivir. Le diría que no me suelte nunca porque acabo de descubrir que quiero pasar el resto de mis días así, en este lugar, con él. Que no me lo tenga en cuenta pero que me voy a quedar embobada cada vez que me sonría. Y que ojalá esté sintiendo lo mismo que yo ahora mismo porque no sé si voy a ser capaz de estar mucho más tiempo con él sin susurrarle al oído que sin quererlo me estoy volviendo loca por él, totalmente loca y no puedo remediarlo. Al pensar en todo esto me doy cuenta de que Marta tenía razón. Ella sabía perfectamente que esto estaba pasando y yo me he portado fatal con ella. Y lo peor de todo es que no puedo controlar este sentimiento de culpabilidad que me invade el alma porque sin querer voy a destrozar esta amistad tan especial que tengo con Dani. Ahora que me he dado cuenta de lo que siento no voy a poder seguir siendo su amiga. Podría intentarlo pero sé que no lo conseguiría, lo cual significa que cuando pase la noche de mañana en la que nos reuniremos con el equipo tontaco, mi camino se separará totalmente del de Dani para poder así aprender a olvidarle. Será mi propia terapia de choque, mi método de desintoxicación.
Una lágrima tras otra empiezan a descender por mis mejillas y Dani se da cuenta de que mi respiración está entrecortada. Se separa un poco de mí y levanta mi barbilla con su dedo, obligándome a mirarle a los ojos.
-Ey, Simon, no llores. Si Lucho no ha sabido valorar lo que tenía es problema suyo, pero no debes lamentarte por eso. Ya verás como algún día encontrarás a alguien que realmente sepa darse cuenta de lo grande que eres. –Gracias a Dios se piensa que estoy así por Lucho, no me ha hecho falta inventarme ninguna excusa. Me sonríe y me vuelve a abrazar, esta vez apretándome aún más fuerte contra él.
-Quiero irme a casa, Dani. –Le digo sin parar de llorar.
-Claro, yo te acompaño. Ya verás como mañana lo ves todo mejor.
-Gracias por esta noche, Dani. –Él no lo sabe, pero es una despedida. En realidad le estoy dando las gracias por absolutamente todo lo que ha hecho por mí durante todo este tiempo, lo cual me hace llorar aún más.
-Vamos, anda, que ya empiezas a ponerte sentimental jajajaja. –Me duele que se lo tome a broma, pero no le culpo. Él no tiene ni la menor idea de todo lo que está pasando por mi cabeza ni de lo que estoy sintiendo esta noche. Algún día se dará cuenta de el por qué esta despedida, pero espero que para entonces yo ya esté lo suficientemente lejos como para que su recuerdo no pueda seguirme.
Recogemos nuestras cosas en recepción, incluso nuestros zapatos y vamos caminando hasta mi casa.
En el trayecto consigue hacerme sonreír y mis lágrimas se convierten en carcajadas. Entre risa y risa llegamos a mi portal y nos quedamos hablando otro rato.
-Me alegro de que estés mejor. Esos ojos tan bonitos no se merecen que los castigues de esa forma. Se te ha corrido todo el maquillaje jajaja.
-Vamos, que debo estar monísima. –Ironizo.
-¿Acaso lo dudas? –Me dice sonriendo. –Ya te he dicho que vales mucho, Simon, y tarde o temprano alguien tendrá la suerte de ver día a día cómo te maquillas cada mañana, pero seguramente pensará igual que yo.
-¿Y qué piensas tú? –Estoy deseando oír algo bonito, pero por otro lado suplico al cielo, al cosmos o a lo que sea que por favor no lo haga porque me obligaría a recordar esa respuesta cada noche, llorando y deseando que me lo volviera a repetir mientras me abraza como lo ha hecho esta noche.
-Que eres preciosa incluso sin maquillar. -¡Mierda! ¡Lo ha dicho! Necesito acabar ya con esta noche que me está colmando de falsas ilusiones.
-Es tarde… creo que voy a subir ya a casa. –Es entonces cuando recuerdo que Marta se fue hace ya tiempo y que no tiene llaves de mi casa. -¡¡Marta!!
-¿Qué pasa?
-Voy a llamarla. Se supone que se quedaba a dormir en mi casa y no tiene llaves.
-Tranquila Anna. Yo le di las llaves de mi casa cuando me dijo que se iba. No te preocupes. –Suspiro relajada.

-Uf… Menos mal ¿Y dónde duermes tú ahora?

viernes, 2 de agosto de 2013

Capítulo 7. La prueba de fuego.

Nos sentamos en el sofá que tenemos más cerca, nos quitamos los zapatos y comenzamos a ponernos las zapatillas de deporte.
-¿A dónde nos has traído Marta? ¿Qué es este sitio?
-Ya os lo dije, es un sitio muy especial.
-¿Y por qué no puedo entrar con los tacones?
-Es por tu bien, ahora lo verás.
Dani y yo no entendemos nada, pero Marta está muy ilusionada por enseñarnos este sitio, de modo que hacemos todo lo que nos dice.  Termino de atarme los cordones y me pongo de pie mirándome en el reflejo de una de las ventanas que hay a nuestra derecha.
-Dios mío, qué mal me sienta este vestido sin tacones.
-¿Qué dices, Anna? A ti todo te sienta genial. –Le miro para sacarle la lengua por burlarse de mí, ya que creo que eso es lo que está haciendo, pero cuando veo su rostro noto que sus ojos me desean, que me está comiendo con la mirada. Yo me sonrojo e intento cambiar de tema. Espero que no sea lo que parece porque no quiero perder esta bonita relación que tengo con Dani. Es perfecta así tal cual.
-Oye, Marta, no tendré que correr ahí dentro ¿Verdad? Que esto de las zapatillas de deporte no me suena nada bien jajajaja.
-Más o menos. –Su respuesta me hace estar más intrigada de lo que ya lo estaba antes.
-Pues hay que tener cuidado con la abuela, no vaya a ser que tropiece y tengamos un disgusto jajajaja.
Por fin estamos todos listos con nuestro nuevo calzado y Marta se coloca delante nuestra para dirigirnos.
-Es por aquí. –Pasa por una cortina que estaba antes cerrada y allí vemos a un joven de unos veinte años vestido con una camiseta roja y unos vaqueros claros. Éste se echa a un lado y deja a la vista una caja alta llena de… ¡¡¡NO PUEDE SER!!! ¿¿ESO SON CORCHOPANES??
-¡¡¡Adiós!!! –Dice Dani llevándose las manos a la cabeza.
-Sírvanse. Creo que ustedes ya tienen experiencia en esto ¿No es cierto? –Yo me sonrojo al saber que nos ha reconocido. Siempre me pasa lo mismo y es que aún no me he acostumbrado a que la gente alabe tanto nuestro trabajo; y mucho menos a que lo recuerden después de haber pasado ya tanto tiempo.
-¡Ay Martita! ¡Cuánto te quiero! –Dice Dani mientras se abalanza sobre ella para darle un abrazo. –Como esto sea lo que creo que es, me voy a quedar solísimo allí dentro. –Me encanta verlo con esa cara de ilusión. Parece un niño pequeño cuando se levanta la mañana de Reyes.
-Compruébalo tú mismo.
Dani coge un corchopán y Marta y yo le imitamos. Ya no espera a que Marta nos indique. Es él mismo quien abre la puerta que tenemos enfrente, dando paso a una gran sala llena de gente dándose corchopanazos a ritmo de canciones como “Daze”, “Flash” y muchas más que aparecen en los tres discos de TLJ.
-¡¡¡¡Vamoooooooss!!!! –Grita dando uno de sus saltacos y desaparece entre la gente. Marta y yo nos miramos riéndonos.
-Vamos ¿No?
-Vamos, pero flojito que me salen morados en las piernas jajaja. –Y así empezamos a pegarnos con gente a la que no conocemos de nada, descargando adrenalina y recordando una de las mejores épocas de mi vida. No me importa si me dan fuerte o si me pisan porque me lo estoy pasando realmente bien. Estoy casi todo el tiempo con Marta y de vez en cuando vemos a Dani por ahí repartiendo corchopanazos a diestro y siniestro, pero es tan rápido que nadie es capaz de verle y darse cuenta de que es él.
Cuando llevamos ya bastante rato dando saltos sin parar, le digo a Marta que estoy cansada y necesito aire, de modo que me lleva a una especie de terraza que pertenece a ese mismo local donde hay bastantes grupitos de personas bromeando con su corchopán en la mano.
-¿Qué tal te lo estás pasando?
-¿Tú qué crees? Me has traído al mejor sitio de todo Madrid, Marta, eres genial.
-Y además le hemos callado la boca a Dani con eso de que no sabíamos divertirnos jajaja.
-Ese ya ni se acuerda de nosotras. Está en su mundo de corchopanes jajajaja.
-Bueno, dentro de nada tendrá que volver a acordarse porque esto sólo dura una hora y luego se convierte en una discoteca normal.
-¿De verdad? ¡Mira que me quejaba yo en Tonterías, pero ahora una hora de Ranking me parece muy poco!
-Entiéndelo, Anna, creo que ni el mismo Dani Martínez sería capaz de aguantar más de una hora ahí dentro dándolo todo.
-Él sería capaz de cualquier cosa que se propusiera.
-Estás muy orgullosa de él ¿Verdad? Sé que te encanta.
-No sabes cuánto. Ha crecido tanto estos últimos años… Y cuando me enteré de su fichaje por Aída me alegré creo que incluso más que él jajaja.
-No estoy hablando del ámbito profesional, Anna.
-¿Entonces?
-Pues eso, que te encanta.
-¿Qué? ¡Pero si no hace ni un mes desde que Lucho y yo lo dejamos!
-¿Y eso qué más da? Dani te gusta desde mucho antes de Lucho y cuánto antes lo asumas, será mejor para ti.
-No digas tonterías Marta. Dani y yo solo somos buenos amigos. –No sé por qué pero hablar de este tema me está haciendo sudar más de lo que lo había hecho dando corchopanazos. Las piernas me tiemblan, el estómago se me encoge y el corazón empieza a latir a una velocidad incalculable. Incluso diría que me siento un poco mareada.
-¿A caso crees que no me doy cuenta de cómo le miras, de las indirectas que le lanzas?
-¿Qué indirectas Marta? –Empieza a molestarme el hecho de que diga cosas que no son. –Que tú te vayas a casar no significa que ya todos tengamos que estar emparejados ¿Sabes?
-Anna, sólo intento ayudarte. Quiero que seas feliz y tu felicidad está junto a Dani.
-Pues vete a ayudar a quien te lo haya pedido porque yo no recuerdo haberte mandado ningún mensaje de socorro.
-Está bien, Anna. Haz lo que quieras. –Me da su corchopán y se va enfadada. Quizás me haya pasado. Sé que no lo ha hecho con mala intención, pero por algún extraño motivo me ha molestado muchísimo que insistiera con ese tema. Creo que debo ir a pedirle perdón.
Dejo los corchopanes en el suelo y salgo corriendo hacia la sala donde Marta había entrado, pero es imposible encontrarla entre tanta gente. Al menos la hora del Ranking ya ha terminado y la gente no está tan desmadrada como antes, pero aun así no la veo por ningún sitio. Empiezo a agobiarme con tanta gente, aunque creo que lo que más me asfixia es el hecho de que Marta se haya ido así, sin más. Necesito hablar con ella y la llamaré mañana por la mañana, pero ahora necesito volver a que me dé el aire porque no puedo más con esta presión en el pecho.
Allí de nuevo, en la terraza, vuelvo a pensar en todo lo que me ha dicho Marta. Seguramente haya confundido esa química especial que hemos tenido Dani y yo siempre y se ha pensado que es algo más que una simple amistad. Lo que me molesta es que todos piensen lo mismo, que no sean capaces de creer que puede existir esta amistad tan sincera entre un hombre y una mujer. Miki no llegó a decírmelo nunca, pero yo sé que éste era un tema que le preocupaba bastante. Le mataba el hecho de que pasara tantas horas junto a Dani. Incluso Flo nos hizo en su momento más de una broma relacionada con que acabaríamos siendo pareja. No se… Es cierto que quiero muchísimo a Dani, pero no lo veo como pareja; o al menos no me lo he planteado nunca. Sí, me encanta pasar tiempo con él, me hace reír, me apoya en todo, compartimos bastantes aspectos de nuestra vida cotidiana, e incluso podría llegar a atraerme físicamente, pero es simplemente mi amigo ¿No? ¿Estoy enamorada de Dani? ¡No, Anna, claro que no! ¿Por qué te estás haciendo estas preguntas? Quizás necesite darme cuenta de algo y Marta tenga razón. Ahora mismo lo único que tengo claro es que estoy llena de dudas.
-¿Qué haces aquí tan solita? Me ha dicho Marta que te buscara, que ella tenía que irse –Joder, incluso después de haberle dicho todo eso se preocupa por mí para que no me quede sola. Ahora me siento mucho más culpable que antes.
-Necesitaba tomar el aire –Digo casi sin voz.
-Estás pensando en Lucho ¿Verdad? Tú lo que necesitas es distraerte y yo sé cómo hacerlo. –Está claro que sabe cómo distraerme, pero no tiene ni idea de que quien me hace perder la voz e incluso la calma en mi respiración es él. Se coloca frente a mí, inclina su tronco hacia delante, me extiende su mano y me dice. -¿Me concede un baile, señorita? –Dios mío. Esta va a ser la prueba de fuego.