-¿Qué?
–Inconscientemente me separo un poco de él.
-Que te
cases conmigo, Anna. –Dice aún más convencido que antes.
-Dani,
yo… -No le quiero hacer daño, pero
tampoco soy capaz de disimular el terror que provocan esas palabras en mi cara.
–¡No llevamos juntos ni un mes! –Intento hablar con las pocas palabras que me
salen.
-No necesito
más para saber que eres la mujer de mi vida, cariño. –Me agarra las manos con
fuerza y sonríe a pesar de que mis palabras no son las que él pensaba oír.
-Yo… yo te
quiero Dani. Te quiero muchísimo, pero esta no es una decisión que se tome a la
ligera. No sé si estoy preparada para montar una boda así de repente. –Digo
bajando la mirada.
-Mi amor.
–Sostiene mi cara con sus manos haciendo que le mire a los ojos. –Tú lo has
dicho, me quieres muchísimo. Yo no te estoy hablando de boda en la iglesia ni
en el juzgado ni nada de eso. Te hablo de ti y de mí, aquí, ahora. De prometer
que siempre nos querremos como nos queremos ahora. –Me da un beso y sonríe.
-¿Qué me dices? –Intento mantenerme seria, pero no puedo evitar sonreír.
-Sí quiero ¡Sí
quiero! –Digo mientras me lanzo a su cuello para abrazarle. Nos besamos,
sonreímos y nos volvemos a besar. –Pero… habrá que comprar anillos ¿No?
-Tú por eso
no te preocupes que yo me encargo de todo. Si quieres puedes ir mientras al spa
que vimos antes en la calle de aquí al lado y así te relajas un poco.
-Pero yo no
quiero separarme de ti… -Digo con voz un poco triste mientras rozo mi nariz con
su cuello para darle luego un beso en el mismo lugar.
-Te prometo
que esta será la última vez que nos separemos en lo que queda de viaje.
-¿Y no te
puedo acompañar? –Le acaricio el mentón intentando ablandarle.
-Sólo van a
ser unas horas, mi niña.
-Jo…
-Venga, va,
nos vemos a las 8 en la puerta de la habitación ¿Vale?
-Vaaaaaaale.
–Contesto no muy convencida. Tengo cuatro horas para no hacer nada y echar de
menos a Dani mientras pienso en comerle a besos… No es el mejor plan del mundo,
la verdad.
-Adiós, mi
niña. Nos vemos en un rato. –Cuando me doy cuenta Dani está ya vestido con el
abrigo en la mano y a punto de salir de la habitación.
-¿No me das
ni un beso? –Digo un poco molesta.
-Claro que
sí. –Se acerca y me besa en la frente. –Sonríe, que estás preciosa. –Dice ya en
la puerta. Parece que va con prisa, pero se podría haber quedado un ratito aquí
conmigo. Me tumbo en la cama y me estiro aprovechando que tengo todo el espacio
para mí sola. Miro a mi derecha y veo la puerta del baño abierta. Me apetece
mucho relajarme, pero querría estrenar el baño con Dani… No sé qué hacer. Me
revuelvo un poco más en la cama y finalmente decido levantarme para darme un
buen baño con espuma. La bañera es realmente enorme y estoy segura de que va a
tardar bastante en llenarse, pero al fin y al cabo, tengo cuatro horas. Abro el
grifo, regulo la temperatura para que esté perfecta y llamo a recepción para
que me traigan algún vino rosado y amenizar así la espera.
Minutos más tarde,
estoy rodeada de espuma y con mi copa en la mano disfrutando de un sabor que no
había probado hasta ahora. No me cabe duda de que estos franceses saben hacer
muy buen vino… Seguro que a Dani le encantará cuando lo pruebe. Miro el reloj y
todavía quedan más de tres horas y media para vernos. Al menos así nos
besaremos con más ganas, nos abrazaremos, nos acariciaremos. Me dirá que me
quiere y que estoy preciosa, como hace siempre; y yo le daré un beso para
agradecerle que siempre esté pendiente de mí, que se fije tanto en cada detalle.
Nunca pensé que Dani fuera así con sus parejas, pero me ha demostrado que lo
nuestro le importa de verdad. Y ahora nos vamos a casar ¡Qué locura! No sé cómo
se le ocurren este tipo de cosas, pero me encanta que tenga tanta ilusión por
las cosas como puede llegar a tener un niño. Realmente me encanta todo de él.
Su sentido del humor, su perseverancia, su cabezonería, su humildad… Tengo
mucha suerte de tenerle a mi lado y me apetece compensarle de alguna forma.
Esta noche me voy a poner guapa para él, con los ojos ahumados en negro y el
pelo suelto con los rizos marcados. Y de ropa… ¡No tengo ropa! Me siento
rápidamente sobre el suelo de la bañera y derramo sin querer un poco de vino.
Vuelvo a mirar el reloj, me levanto, rodeo mi cuerpo con la toalla y salgo
corriendo del baño. Todavía estoy a tiempo de salir a comprarme algo de ropa.
Algo con lo que dejar a Dani sin palabras y que nuestro único vocabulario sean
los besos.
Me visto con
la ropa que llevaba puesta ayer, cojo el bolso y salgo corriendo de la
habitación al igual que hizo Dani hace un rato. Bajo a recepción y pregunto si
hay cerca alguna zona de tiendas. Por suerte, me dicen que está a unos cinco
minutos andando; aunque yo tardaré un poco más porque seguramente me pierda
como hago siempre que voy a algún sitio nuevo para mí.
Comienzo a
caminar rápido, intentando fijarme lo máximo posible en toda la grandeza de las
calles que me rodean. Nunca imaginé que Toulouse fuera un lugar tan bonito y acogedor
pero aquí estoy, haciendo fotos como una loca con el móvil a cada balcón, cada
fachada, cada tiendecita.
A medida que
me voy acercando a la zona de compras, voy escuchando el murmullo de la gente.
Las calles están mucho más transitadas y ya sólo tengo que seguir a alguien
para llegar a esa calle central que me dijo el recepcionista. En cuanto la veo
la reconozco, llena de tiendas y gente con bolsas en las manos. Lo curioso es
que a pesar de ser una zona comercial, sigue teniendo ese encanto rural característico
del resto de la ciudad y, finalmente, ha llegado el momento de fundir la tarjeta
de crédito.
Me muero de ganas de saber que tienen preparados los dos *____________________* Por fi plis!! Siguiente!!<3
ResponderEliminarPD: Siento que el comentario no sea ingenioso, pero no tenia inspiracion jeje
YA!! puesta al día mi niña, pero me dejas con ganas de más, me he leído un montón de tirón y no has hecho más que aumentar mis ganas... al leer este he ido a dar al siguiente y... NO HABÍA!!! así que ya sabes...
ResponderEliminarme encanta!!!! siguiente! me tienes enganchada perdida :)
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