jueves, 23 de enero de 2014

Capítulo 57. Se busca.

Son las tres de la mañana y nos despedimos con un poco de prisa porque estábamos pasándonoslo tan bien que se me ha hecho súper tarde. Flo insiste en llevarme a casa, pero yo le vuelvo a decir que no. Necesito sentir la lluvia sobre mi cabeza.
La calle está desierta, lo cual es bastante normal teniendo en cuenta que hace horas que no pare de llover. Aún así, yo camino relajada alzando mi cara, dejando que el agua cale por toda la ropa hasta llegar a mi cuerpo y sentir que me estoy renovando. Levanto los brazos y coloco mis palmas hacia arriba como si así pudiera coger la lluvia y dirigirla hacia mí. Giro sobre mí misma, salto sobre los charcos, canto e improviso mi propia coreografía. Aprovecho que nadie me mira y me comporto como una niña pequeña, sin problemas ni nada por lo que preocuparse. Simplemente siendo feliz.
Atraso todo lo que puedo el regreso a casa, pero finalmente llego a la calle Alcalá, donde empiezo ya a caminar normal por si algún vecino está asomado o algún paparazzi está intentando averiguar dónde he estado todo este tiempo. Avanzo ligera y con paso firme como lo haría cualquier otra persona bajo la lluvia, pero veo algo en el suelo que me obliga a frenar en seco ¿Qué hace aquí una foto mía? Me agacho y la cojo. Por suerte el agua no la ha destrozado mucho y se puede leer lo que pone:
“Se busca mi felicidad. La perdí hace meses y sé que pasa mucho por aquí. Si alguien la encuentra, pónganse en contacto conmigo a través de mi cuenta de Twitter: @danimartinezweb. Por favor, es muy importante para mí”
A medida que voy leyendo, me voy poniendo más nerviosa. Alzo la mirada y veo que todos los coches aparcados tienen uno de estos papeles colocados en el parabrisas ¿Qué quiere decir esto? ¿Dani ha estado aquí? ¿A qué viene esto después de tanto tiempo? ¿Por qué ahora? Cada una de mis dudas se van convirtiendo en lágrimas que caen por mis mejillas y me presionan en el pecho agitando mi respiración ¿Y si no es Dani? ¿Y si es algún gracioso que sólo quiere hacer daño? Corro hacia el coche que tengo más cerca y cojo la foto. Luego voy al siguiente y hago lo mismo; y así coche por coche me voy deshaciendo de todos los folletos para que nadie pueda verlos. No quiero que esta broma pesada pase a mayores, aunque en mi interior sé que lo hago por la rabia que me ha producido volver a pensar en él, en por qué no da señales de vida… En por qué se ha olvidado tan pronto de mí que ya ni necesita ni saber cómo estoy.
Sigo recorriendo la calle a toda prisa mientras los papeles se van deshaciendo en mi mano a causa de la lluvia que no para de caer, hasta que un poco más al fondo, en la oscuridad de la noche, veo de espaldas al que está colocando todos los folletos y corro hacia él en busca de explicaciones. Cuando le alcanzo, coloco mi mano en su hombro y hago que gire para que dé la cara.
-¿Se puede saber qué estás haciendo con todo esto? –Cuando gira me quedo paralizada. Esto no puede estar pasando. No puede ser él.
-Anna…
-Es muy tarde. Me tengo que ir a casa. –Digo mientras me doy la vuelta y comienzo a caminar intentando huir de allí.
-¡Anna! –Me coge del brazo haciéndome parar.
-Dani, por favor… -No puedo mirarle a la cara. No sé qué me pasa pero no puedo seguir aquí delante de él.
-Necesito hablar contigo. –Cuando me dice esto no puedo evitar soltar toda la rabia que tenía acumulada.
-¿Que necesitas hablar conmigo? ¿Después de meses sin una sola llamada, ni un whatsapp ni nada, ahora necesitas hablar conmigo? ¡Vete a la mierda, Dani! –Intento irme otra vez, pero me agarra el brazo un poco más fuerte. -¿Y a qué viene el numerito de repartir folletos con mi foto?
-Quería que supieras que te estaba buscando.
-¿Sabes cómo lo habría sabido? Si me lo hubieras dicho directamente, pero no puedes estar desaparecido durante meses y querer que ahora te escuche.
-Sé que no lo he hecho bien, pero…
-No me dejaste explicarme, Dani. –Digo interrumpiéndole. –Te fuiste sin decir nada, sin despedirte de nadie.
-Necesitaba hacerlo.
-Y yo te necesitaba a ti ¿Es que no lo entiendes? Necesitaba al menos pedirte perdón por lo egoísta que había sido contigo. He estado meses deseando saber dónde estabas para poder decirte todo lo que tenía dentro y tú ni siquiera me contestabas a mis llamadas.
-Pero ahora estoy aquí y puedes decirme todo lo que quieras. –Dice mientras aprieta mis dos manos con fuerza.
-Creo que ahora eres tú quien debería dar explicaciones, Dani. Ni si quiera sé dónde has estado todo este tiempo.
-En Toulouse.
-¿Cómo? –Digo sin ser capaz de creer lo que me está diciendo.
-Después de hablar contigo en casa de Flo estuve varios días hecho polvo por haberte hablado así. Yo no quería que lo nuestro terminara, Anna, pero me sentía muy dolido.  Te habías estado comportando como si yo no tuviera sentimientos y lo último que quería era volver a esa misma situación, así que cogí mis maletas y compré un billete de tren para irme a León y alejarme de ti; pero cuanto más me alejaba de Madrid, más destrozado estaba. Lo único que se me ocurrió fue volver a Toulouse y vivir sin ti, pero al menos con tu recuerdo.
-¿Entonces has estado allí todo este tiempo? –Toulouse era el último sitio en el que habría pensado que podría estar Dani.
-Bueno, llegué aquí a Madrid hace cuatro días, pero hasta ahora no había tenido el valor de pasar por esta calle.
-Son las tres y media de la mañana… ¿A qué has venido?
-No lo sé… No esperaba encontrarte aquí tan tarde y la verdad es que no sé muy bien lo que quiero. Sólo sé que necesitaba saber de ti.

-¿Y ahora qué?

1 comentario: