Llevo toda la tarde con ese
cosquilleo que te entra en la barriga cuando tienes nervios porque sabes que
dentro de poco va a ocurrir algo muy importante para ti, algo que va a
significar un antes y un después en tu vida. He intentado paliarlo con una
tila, con un baño de espuma y sales, intentando mantener la mente ocupada en
otra cosa, pero no hay manera. Es imposible dejar de pensar en Dani y en la
cena que le he prometido.
Marta se fue hace ya rato a ultimar
unos detalles de su cameo en la serie “Con el culo al aire” y luego iba a cenar
con todos los actores para conocerlos mejor y tener más confianza a la hora de
grabar ciertas escenas, así que ni siquiera he necesitado una excusa para cenar
en casa de Dani. Seguramente ni se llegue a enterar y casi que lo prefiero, así
no tendré que darle explicaciones luego.
Me pongo un mini vestido ajustado
negro con una sola manga de encaje y unos tacones con plataforma del mismo
color, me recoloco bien las ondas del pelo, me retoco el pintalabios y bajo
para montarme en el taxi que me está esperando.
De camino a casa de Dani, no paro de
darle vueltas a todo. No sé cómo le voy a plantear mis dudas sin que se ofenda…
Esta mañana me ha dejado bastante claro que me quiere, que le encanta pasar el
tiempo conmigo, pero lo que yo quiero saber es si realmente está dispuesto a
construir algo serio entre los dos. Una relación no se basa sólo en el amor,
sino también en el compromiso con la otra persona y yo no sé si Dani está
dispuesto a eso.
A medida que me voy acercando a su
casa estoy cada vez más nerviosa; incluso hay un momento en el que decido dejar
las cosas como están por miedo a perder lo que sea que tengo ahora mismo, pero
finalmente decido ser valiente y tomo la decisión correcta, o al menos eso creo
yo.
El taxista para, yo le pago el viaje
y me bajo del taxi con cuidado para no torcerme un pie al posarlo sobre el
suelo. Me dirijo al portal de Dani y veo que la puerta está abierta, pero
decido llamar para avisarle de que voy a subir ya y no le pille desprevenido
por si aún tiene que terminar de arreglarse.
Pulso el botón y espero. Segundos más
tardes se escucha cómo Dani descuelga y habla.
-¿Sí? –Adoro oír su voz casi sin
aire. El pobre debe estar ahora mismo asfixiado preparándolo todo y seguro que
va justo de tiempo porque siempre lo deja todo para el final. Al pensar esto,
se me escapa una sonrisa tonta. Me encanta que sea tan auténtico y tan fiel a
sus costumbres.
-Soy Anna –Contesto alzando un poco
la voz para que se entere bien.
-Te abro, preciosa. –Y acto seguido
oigo cómo la puerta se abre. Yo vuelvo a sonreír y me dirijo hacia el ascensor.
En el camino hacia el piso de Dani me atuso un poco el pelo y me coloco bien el
vestido.
Llamo al timbre, pero no me abre
nadie, de modo que al ratito vuelvo a llamar. Esta vez Dani me abre enseguida.
-Adelante, señorita. Disculpe mi
tardanza. –Está increíblemente guapo con unos vaqueros negros y una camisa gris
con el cuello, el final de las mangas y la línea de los botones blanca.
Recuerdo la primera vez que le vi tan elegante, en los premios Ondas y la
verdad es que me quedé alucinada. “A este chico le sienta genial todo lo que se
ponga” pensé en ese momento y hoy lo vuelvo a pensar; pero sin duda, lo que hace
que me quede embobada es su mirada, tan profunda y sincera, con esos pliegues
que le salen a los lados cuando está sonriendo de pura felicidad.
-¡Qué elegante, Dani!
-Mira quién lo dice, la más guapa del
universo. –Los dos nos quedamos quietos, mirándonos a los ojos sin saber muy
bien qué hacer, hasta que Daní hace uno de sus chistes. –Aunque la elegancia la
llevas tú ¿No? –Empezamos a reír y yo imito a Inma de GH con mi famoso “Chapó
por ti”.
-Bueno, pasa al salón, la mesa está
ya puesta y la comida lista. –Obedezco y
comienzo a caminar, pero cuando paso por delante de Dani éste me agarra de la
cintura y me coloca frente a él. -¿Qué es esto de no darme ni un beso? ¿Es que
tengo que poner la excusa de la corbata para conseguir uno? –Dice bromeando.
-No tienes que poner ninguna excusa,
sólo tienes que ganártelos –Contesto retándole.
-¿Así que a esto quieres jugar? –Dice
mientras me empieza a dar pequeños besos en el cuello. Yo cierro los ojos y
sonrío disfrutando del momento al tiempo que Dani va aumentando la intensidad
de los besos y poco a poco va subiendo hasta mi cara. Rodeo con mis brazos su
cuello para que no se despegue de mí aunque él sigue esmerándose en su tarea,
acercándose cada vez más a mi boca, hasta que por fin llega a la comisura de
mis labios y yo los abro un poco para seguirle en el beso que toca ahora, pero
justo antes de que nuestras bocas se unan, despega su cara de la mía sonriendo.
Yo le miro con cara de decepción.
-Lo siento, tú tampoco te lo has
ganado. –Y así, victorioso, me dirige hacia el salón donde nos reunimos esta
misma mañana, con la diferencia de que ahora está todo lleno de rosas y velas
aromáticas encendidas. La mesa está perfectamente decorada, con un gusto y una
elegancia que yo nunca habría asociado con Dani.
-Dios mío, está todo precioso.
-Tenía que estar a la altura de la
invitada. –Yo le regalo una sonrisa de agradecimiento y Dani separa la silla de
la mesa para que yo pueda sentarme. Justo después se sienta él y me coge la
mano. –Gracias por venir, Anna.
-Gracias a ti por esforzarte tanto.
Has dejado todo tan perfecto que ya no me importa ni si quiera que acabe
poniéndome enferma por la comida. –Digo bromeando.
-Por eso no te preocupes, he
encargado la comida en tu restaurante favorito. El de Madrid, claro, porque el
de Mollet me quedaba un poco lejos. –Dice sonriendo.
-¡Dani, pero si ese sitio es
carísimo! No tenías por qué haberlo hecho.
-Anna, quería hacerlo. Así esta noche
será perfecta y yo no meteré la pata con la cocina.
-Creo que ya te has ganado el beso. –Digo
inclinándome un poco hacia delante para dárselo, pero antes de que pueda, Dani
me coge del brazo y me lleva hasta él sentándome sobre sus piernas. Me aparta
el pelo que tenía sobre el hombro, me agarra la cara con sus dos manos y me
besa dulcemente. Yo le sigo en el beso y me estremezco al notar sus labios. No
quiero parar de besarle, me encanta la sensación que me producen los besos de
Dani. Es una sensación que nunca antes había sentido a pesar de haber estado
enamoradísima de Miki en su momento; pero con Dani es diferente. Él sabe
perfectamente cómo hacerme sentir única con sólo un beso, sabe cómo hacer que
desaparezca todo lo que nos rodea cuando me mira a los ojos para que sólo
quedemos él y yo. Incluso sabe decirme “te quiero” sin usar una sola palabra.
Yo tengo muy claro que quiero pasar el resto de mi vida así, sin separarme de
él, pero ha llegado el momento de saber si él quiere lo mismo que yo.
Eres lo que me encantaría ser. Me encantaría escribir tan bien como tu, pintar y dibujar tan bien como tu...
ResponderEliminarEres como una idola para la parte artistica JAJA
Siguiente! :)
Joder, muchas gracias!! Pero si te sirve de algo, con práctica y paciencia todo el mundo puede conseguir lo que se proponga, así que ánimo e intenta lo que sea porque puedes conseguirlo!!
Eliminar