sábado, 14 de septiembre de 2013

Capítulo 23. La cena.

Llevo toda la tarde con ese cosquilleo que te entra en la barriga cuando tienes nervios porque sabes que dentro de poco va a ocurrir algo muy importante para ti, algo que va a significar un antes y un después en tu vida. He intentado paliarlo con una tila, con un baño de espuma y sales, intentando mantener la mente ocupada en otra cosa, pero no hay manera. Es imposible dejar de pensar en Dani y en la cena que le he prometido.
Marta se fue hace ya rato a ultimar unos detalles de su cameo en la serie “Con el culo al aire” y luego iba a cenar con todos los actores para conocerlos mejor y tener más confianza a la hora de grabar ciertas escenas, así que ni siquiera he necesitado una excusa para cenar en casa de Dani. Seguramente ni se llegue a enterar y casi que lo prefiero, así no tendré que darle explicaciones luego.
Me pongo un mini vestido ajustado negro con una sola manga de encaje y unos tacones con plataforma del mismo color, me recoloco bien las ondas del pelo, me retoco el pintalabios y bajo para montarme en el taxi que me está esperando.
De camino a casa de Dani, no paro de darle vueltas a todo. No sé cómo le voy a plantear mis dudas sin que se ofenda… Esta mañana me ha dejado bastante claro que me quiere, que le encanta pasar el tiempo conmigo, pero lo que yo quiero saber es si realmente está dispuesto a construir algo serio entre los dos. Una relación no se basa sólo en el amor, sino también en el compromiso con la otra persona y yo no sé si Dani está dispuesto a eso.
A medida que me voy acercando a su casa estoy cada vez más nerviosa; incluso hay un momento en el que decido dejar las cosas como están por miedo a perder lo que sea que tengo ahora mismo, pero finalmente decido ser valiente y tomo la decisión correcta, o al menos eso creo yo.
El taxista para, yo le pago el viaje y me bajo del taxi con cuidado para no torcerme un pie al posarlo sobre el suelo. Me dirijo al portal de Dani y veo que la puerta está abierta, pero decido llamar para avisarle de que voy a subir ya y no le pille desprevenido por si aún tiene que terminar de arreglarse.
Pulso el botón y espero. Segundos más tardes se escucha cómo Dani descuelga y habla.
-¿Sí? –Adoro oír su voz casi sin aire. El pobre debe estar ahora mismo asfixiado preparándolo todo y seguro que va justo de tiempo porque siempre lo deja todo para el final. Al pensar esto, se me escapa una sonrisa tonta. Me encanta que sea tan auténtico y tan fiel a sus costumbres.
-Soy Anna –Contesto alzando un poco la voz para que se entere bien.
-Te abro, preciosa. –Y acto seguido oigo cómo la puerta se abre. Yo vuelvo a sonreír y me dirijo hacia el ascensor. En el camino hacia el piso de Dani me atuso un poco el pelo y me coloco bien el vestido.
Llamo al timbre, pero no me abre nadie, de modo que al ratito vuelvo a llamar. Esta vez Dani me abre enseguida.
-Adelante, señorita. Disculpe mi tardanza. –Está increíblemente guapo con unos vaqueros negros y una camisa gris con el cuello, el final de las mangas y la línea de los botones blanca. Recuerdo la primera vez que le vi tan elegante, en los premios Ondas y la verdad es que me quedé alucinada. “A este chico le sienta genial todo lo que se ponga” pensé en ese momento y hoy lo vuelvo a pensar; pero sin duda, lo que hace que me quede embobada es su mirada, tan profunda y sincera, con esos pliegues que le salen a los lados cuando está sonriendo de pura felicidad.
-¡Qué elegante, Dani!
-Mira quién lo dice, la más guapa del universo. –Los dos nos quedamos quietos, mirándonos a los ojos sin saber muy bien qué hacer, hasta que Daní hace uno de sus chistes. –Aunque la elegancia la llevas tú ¿No? –Empezamos a reír y yo imito a Inma de GH con mi famoso “Chapó por ti”.
-Bueno, pasa al salón, la mesa está ya puesta y la comida lista.  –Obedezco y comienzo a caminar, pero cuando paso por delante de Dani éste me agarra de la cintura y me coloca frente a él. -¿Qué es esto de no darme ni un beso? ¿Es que tengo que poner la excusa de la corbata para conseguir uno? –Dice bromeando.
-No tienes que poner ninguna excusa, sólo tienes que ganártelos –Contesto retándole.
-¿Así que a esto quieres jugar? –Dice mientras me empieza a dar pequeños besos en el cuello. Yo cierro los ojos y sonrío disfrutando del momento al tiempo que Dani va aumentando la intensidad de los besos y poco a poco va subiendo hasta mi cara. Rodeo con mis brazos su cuello para que no se despegue de mí aunque él sigue esmerándose en su tarea, acercándose cada vez más a mi boca, hasta que por fin llega a la comisura de mis labios y yo los abro un poco para seguirle en el beso que toca ahora, pero justo antes de que nuestras bocas se unan, despega su cara de la mía sonriendo. Yo le miro con cara de decepción.
-Lo siento, tú tampoco te lo has ganado. –Y así, victorioso, me dirige hacia el salón donde nos reunimos esta misma mañana, con la diferencia de que ahora está todo lleno de rosas y velas aromáticas encendidas. La mesa está perfectamente decorada, con un gusto y una elegancia que yo nunca habría asociado con Dani.
-Dios mío, está todo precioso.
-Tenía que estar a la altura de la invitada. –Yo le regalo una sonrisa de agradecimiento y Dani separa la silla de la mesa para que yo pueda sentarme. Justo después se sienta él y me coge la mano. –Gracias por venir, Anna.
-Gracias a ti por esforzarte tanto. Has dejado todo tan perfecto que ya no me importa ni si quiera que acabe poniéndome enferma por la comida. –Digo bromeando.
-Por eso no te preocupes, he encargado la comida en tu restaurante favorito. El de Madrid, claro, porque el de Mollet me quedaba un poco lejos. –Dice sonriendo.
-¡Dani, pero si ese sitio es carísimo! No tenías por qué haberlo hecho.
-Anna, quería hacerlo. Así esta noche será perfecta y yo no meteré la pata con la cocina.

-Creo que ya te has ganado el beso. –Digo inclinándome un poco hacia delante para dárselo, pero antes de que pueda, Dani me coge del brazo y me lleva hasta él sentándome sobre sus piernas. Me aparta el pelo que tenía sobre el hombro, me agarra la cara con sus dos manos y me besa dulcemente. Yo le sigo en el beso y me estremezco al notar sus labios. No quiero parar de besarle, me encanta la sensación que me producen los besos de Dani. Es una sensación que nunca antes había sentido a pesar de haber estado enamoradísima de Miki en su momento; pero con Dani es diferente. Él sabe perfectamente cómo hacerme sentir única con sólo un beso, sabe cómo hacer que desaparezca todo lo que nos rodea cuando me mira a los ojos para que sólo quedemos él y yo. Incluso sabe decirme “te quiero” sin usar una sola palabra. Yo tengo muy claro que quiero pasar el resto de mi vida así, sin separarme de él, pero ha llegado el momento de saber si él quiere lo mismo que yo.

2 comentarios:

  1. Eres lo que me encantaría ser. Me encantaría escribir tan bien como tu, pintar y dibujar tan bien como tu...
    Eres como una idola para la parte artistica JAJA
    Siguiente! :)

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    1. Joder, muchas gracias!! Pero si te sirve de algo, con práctica y paciencia todo el mundo puede conseguir lo que se proponga, así que ánimo e intenta lo que sea porque puedes conseguirlo!!

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