jueves, 26 de septiembre de 2013

Capítulo 26. Desayunos.

Me levanto de la cama con el iPhone en la mano. Busco entre los cajones de Dani hasta que encuentro uno de sus pijamas y me lo pongo. Así estaré mucho más cómoda que con la ropa de ayer.
Le mando un Whatsapp a Marta diciéndole que ayer salí y se me hizo tarde, que ya le contaré cuando vuelva a casa y que no se preocupe cuando se despierte y no me vea allí.
Y por fin, voy corriendo hasta la cocina, donde veo a Dani preparando el desayuno. Me lanzo a él y le beso.
-¡Buenos días, mi amor! –Digo sonriendo sin dejar de rodearle el cuello con mis brazos.
-Buenos días. –Me devuelve la sonrisa. -¿Qué tal has dormido?
-¿A tu lado? ¿Cómo voy a dormir? ¡Pues genial! –Le doy un beso en la mejilla y me separo de él, aunque me quedo a su lado.
-Entonces puedes volver a dormir genial esta noche si quieres.
-Tentador… Pero tengo a Marta en casa y no quiero volver a dejarla sola otra vez. –Digo poniendo cara de tristeza.
-Si ese es el problema, puedes decirle que se venga. A mí no me importaría compartirte si es con ella. -Dice sonriendo pícaramente mientras me acerca hacia él agarrándome de la cintura y me besa el cuello. Yo me pongo seria y me separo de él haciendo fuerza con mi mano en su hombro.
-A ver si en ese caso nos vas a sobrar y te dejamos de lado. –Sin decir nada, se acerca a mí lentamente y yo voy caminando hacia atrás intentando huir de él hasta que me topo con la pared y él apoya sus manos en mi cadera. Acerca su boca a la mía dejando que nuestros labios se rocen, pero sin que lleguen a tocarse.
-¿De verdad serías capaz de dejarme de lado? –Antes de que me dé tiempo a contestar, comienza a subir lentamente sus manos por dentro de mi camiseta hasta llegar a mis costillas, a unos pocos milímetros de mi pecho haciendo que se me erice la piel. No puedo más, necesito besarle, pero para hacerlo, antes tengo que rendirme. Intento aguantar, pero cada segundo que pasa le siento más pegado a mí. Finalmente me lanzo a su boca y él sonríe victorioso en el beso. Coloca sus manos entre mi cuello y mi mentón para separar sus labios de los míos.
-Vamos a desayunar que se enfría el café. –Me besa en la frente y se gira hacia la bandeja que estaba preparando antes. –Pensaba llevártelo a la cama, pero te has adelantado. –No puedo evitar sentir ternura y me pongo a ayudarle llevando el desayuno a la mesa. Una vez colocamos todo, nos sentamos y comenzamos a comer entre un festival de miradas, sonrisas y caricias. Sin pensarlo, me levanto de mi silla y me siento sobre Dani, que me besa y le pega un mordisco a su tostada mientras me rodea la cadera con la mano que le queda libre. Yo le abrazo y apoyo mi cabeza en la suya.
-Dani, me quedaría así para siempre.
-Podemos quedarnos así todas las mañanas que quieras hasta el resto de nuestras vidas.
-¿Por qué no nos hacemos una foto? Así nunca olvidaremos nuestra primera mañana juntos. –Digo mientras cojo el móvil que dejé en la mesa cuando nos sentamos.
-Me parece una idea estupenda.
-¡Sonríe! Digo mientras estiro el brazo intentando enfocarnos y giro mi cabeza hacia Dani para darle un beso en la comisura de los labios. Hago la foto y acerco rápidamente el móvil para ver cómo ha salido la foto. –Guapísimo, como siempre. –Me acerco a él y le beso dulcemente. –Ojalá estemos así siempre. –Digo mirando al suelo deseando que sea verdad.
-Estaremos incluso mejor, ya lo verás.
-Me gustaría saber cómo serán nuestros desayunos dentro de unos años; si seguiré llevando puesto uno de tus pijamas o si te seguirán brillando los ojos cuando me mires… Saber cómo avanzará nuestra relación.
-Anna, no tienes que preocuparte por eso. Lo que tenga que pasar, pasará. Lo importante es que esta mañana nos hemos levantado amándonos como mejor sabemos hacer y nos hemos hecho una foto en la que se nos ve así, enamorados. Y mañana nos levantaremos igual de enamorados o más ¡Tanto que volveremos a hacernos una foto! –Dice sonriendo mientras me acaricia el pelo.
-¡Entonces nos tendremos que hacer una foto todos los días! –Digo bromeando.
-Pues habrá que hacérsela ¿No? Podemos crear nuestro propio álbum de desayunos. Así aunque no puedas ver cómo estaremos en el futuro, dentro de unos años podrás abrirlo y ver lo felices que hemos sido todos estos días estando juntos.
-Estás loco, Martínez. –Digo sonriendo con la punta del dedo índice en la boca.
-Voy a adecentar un poco la habitación, que aún no está ni la cama hecha. –Dice tras darme un beso y levantarse de la silla. Al hacerlo, no me queda más remedio que levantarme yo también ya que estaba sentada en su regazo.
-Entonces no la hagas todavía, que me apetece tumbarme un rato contigo. –Digo un poco mimosa.
-Bueno, entonces ve yendo tú, que yo voy a recoger la mesa.
-¿Quieres que te ayude?
-No. Hoy tú eres mi invitada. Lo único que tienes que hacer es esperarme en la cama.
-¡Si, señor! –Digo llevando mi mano a la frente imitando un saludo militar. Él sonríe y comienza a quitar las cosas de la mesa, de modo que yo me voy a su habitación, me siento en la cama y aprovecho para llevar a cabo mi plan. Desbloqueo el iPhone, entro en Instagram y le doy a subir foto. Elijo la que nos acabamos de hacer en la cocina y la acerco para que sólo se vean nuestros labios. En el título pongo “El desayuno más sabroso de mi vida”, marco la opción para que también se publique en Twitter y le doy a compartir.

Sé que muchos reconocerán los labios de Dani, pero no me importa. Incluso hay una parte de mí que quiere que lo nuestro se sepa, así que ya no hay marcha atrás y sólo unos segundos más tarde comienza la avalancha de menciones.

2 comentarios:

  1. Oyoyoy que cuqui, me gusta mucho. A ver que dicen de la foto. Siguieeeente!:)

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  2. Por Dios...he muerto de amor...que cuquis y que manera de escribir tienes! Tia de verdad que me encanta...aiiiis ójala!!

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