domingo, 22 de septiembre de 2013

Capítulo 25. Me niego.

-Pues eso, que ya deberíamos contarlo. –Dice sonriente mientras me aparta un mechón de pelo de la cara. –Estoy seguro de que todos se alegrarán.
-Dani, yo… -Le veo tan feliz que me cuesta mucho decirle que no, pero debo hacerlo. –No creo que sea lo más adecuado. –Tras decirle esto no puedo seguir aguantándole la mirada y bajo mis ojos a su pecho.
-¿Por qué? ¿Tienes miedo de que esto no salga bien? –Dice apoyando las manos en la cama para incorporarse y quedarse sentado. Al hacerlo, yo me separo un poco de él y también me siento.
-No es eso. –Suspiro. –Es que sabes que no me gusta que mi vida privada se convierta en algo público.
-Vamos Anna, no vamos a ir contándolo por los platós de televisión. –Dice un poco molesto.
-Ya lo sé, pero es que yo soy presentadora y no he estudiado una carrera para acabar saliendo en las revistas porque nos hayan visto juntos por la calle.
-Así que es eso ¿No? –Veo ira en su mirada. –Como yo no terminé la carrera no quieres que se sepa que estamos juntos.
-Yo no he dicho eso, Dani. –Intento acariciarle la cara, pero él la aparta al ver que alargo el brazo y siento como si algo dentro de mí se acabara de romper. Tengo ganas de llorar, pero no quiero que me vea hacerlo. No por esta tontería sin sentido. –Vamos, no te pongas así. Te aseguro que nadie más que yo se muere de ganas por gritar que te quiero, pero quiero gritárselo a quien de verdad se lo merece y no creo que “Telecirco” sea uno de ellos.
-¿A quien de verdad se lo merece? –Ríe irónico -¿Y no crees que quien más se lo merece son nuestros fans? Ellos lo vieron mucho antes que nosotros, Anna. Son los que nos han insistido año tras año, sin importar los programas que pasaran, los rumores que hubiera. Ni siquiera les importó que dejáramos de trabajar juntos porque confiaban en que un día nos diéramos cuenta de eso que ellos veían claro desde el principio ¿Sabes cuántas sonrisas podríamos provocar con tan sólo decir que te quiero?
-No te falta razón, Dani, pero me niego a acabar con un futuro como el de Romina, todas las semanas en las revistas del corazón siendo conocida como “La novia de…”. Yo quiero que se me reconozca por mi trabajo. Por mis éxitos y también por mis fracasos, pero que sea algo por lo que yo haya trabajado.
-Te niegas ¿No?
-Sí. –Quizás “negarse” sea una palabra demasiado dura, pero soy yo la que toma las decisiones sobre mi vida y tengo muy claro lo que quiero y lo que no.
-Está bien. Entonces no hay nada más que hablar. –Se acuesta en la cama y se gira dándome la espalda. –Buenas noches.
-Dani… -Me acerco a él apoyándome sobre su brazo.
-Anna, estoy candado y quiero dormir. –No le contesto. Aunque quisiera, no podría hacerlo a causa del nudo que tengo ahora mismo en la garganta mientras intento contener mis lágrimas. Me acuesto despacio en el otro lado de la cama, dejando un gran espacio entre mi cuerpo y el de Dani y apago la luz dándole al interruptor que hay justo al lado del cabecero. Giro mi cabeza hacia Dani, que sigue dándome la espalda y finalmente me quedo bocarriba intentando controlar mi respiración para que no note que estoy llorando. Los segundos se me hacen eternos y los centímetros que me separan de Dani me parecen kilómetros. No puedo creer que haya pasado esto, que estemos así después de haber pasado nuestra primera noche juntos y todo por una discusión casi sin importancia.
Sigo intentando contener mis lágrimas, lo cual me resulta imposible hasta que, al respirar, un impulso hace que coja aire más fuerte de lo normal, dejando así mis sentimientos al descubierto. Me quedo quieta, sin ni siquiera parpadear, deseando que Dani no lo haya oído. De repente, noto cómo me coge la mano y la aprieta haciéndome saber que está conmigo a pesar de todo. Yo le acaricio el brazo con mi otra mano y finalmente él se gira, se acerca hacia mí y me abraza. Hundo la cabeza en su pecho para que no me vea llorar, pero al tenerlo tan cerca lo único que consigo es incrementar mis lágrimas por haber sido tan tonta de dejar que llegáramos a este punto.
-Lo siento, Anna. Lo siento. –Me aprieta contra él y me besa la frente. -No era mi intención hacerte daño. Yo sólo quería poder disfrutar de ti en público sin tener que escondernos de nada ni nadie porque no estamos haciendo nada malo. Sólo estamos amándonos, Anna. –Alzo la cabeza y le miro a los ojos que también los tiene húmedos como yo. Cojo aire para hablar pero me interrumpe antes de que empiece a pronunciar la primera palabra. –Si no te sientes cómoda no pasa nada. Respetaré tu decisión, pero al menos me tendrás que dejar que le mande la foto a Chuspi. –Dice riendo. Yo sonrío y él me besa. No sé cómo lo hace pero siempre sabe darle la vuelta a la situación con una sola frase y al menos ahora ya estoy más relajada. –Siento mucho haberte estropeado la noche…
-Hace muy poco alguien muy especial me dijo que no importaba el pasado ni el futuro, sino lo que estás viviendo en el presente; y creo que ahora mismo no podría estar en mejor compañía que contigo. –Dani coloca su dedo índice sobre mi barbilla alzando mi cara para besarme.
-Anna, eres increíble –Dice posando su mano sobre mi cadera desnuda para acercarme más a él. –Te quiero.
-Yo a ti también te quiero. –Nos volvemos a besar y entre caricias y susurros nos quedamos dormidos.

A la mañana siguiente, un intenso aroma a café recién hecho me despierta. Abro los ojos para deleitarme con su rostro, pero no está. Justo entonces le oigo tararear desde la cocina. Es un ritmo que me suena familiar, pero no consigo reconocerlo hasta que le oigo decir “Y es que esta chica me ha robado toda la atención, es que no hay día que no mire la televisión. Para ella escribo toda esta canción. Estoy enamorado de Anna Simon”. No puedo hacer más que sonreír. Creo que ha llegado el momento de devolverle lo de Instagram.

2 comentarios: