sábado, 7 de septiembre de 2013

Capítulo 20. Sueños.

Me levanto de la cama aunque todavía sigo en una nube. Vuelvo a rebuscar en el armario pero ahora lo veo todo mucho más claro. Saco mis pantalones pitillo bieiges, una camiseta blanca de manga corta y una chaqueta azul cian. Es cierto que la reunión es importante, pero no por eso tengo que llevar colores apagados, y menos hoy, que me siento más viva que nunca.
Me empiezo a cepillar el pelo mientras Marta viene a darme conversación. Me dice que si se puede quedar un par de días más, que le han llamado de “Con el culo al aire” y la han citado para hacer la lectura de guión aquí en Madrid, a lo cual yo acepto encantada. Quiero quedarme más tiempo con Dani, saber qué va a pasar con nosotros y esta es la excusa perfecta para no irme todavía a Mollet.
-Quédate el tiempo que quieras, aquí no molestas.
-¡Gracias, Anna! –Se acerca a mí y me abraza. -¿Pero no ibas a coger el avión a Barcelona esta tarde?
-Digamos que ha habido… ¡Cambio de planes! Espero quedarme aquí una temporadita más.
-¿¿Te han llamado para un nuevo proyecto?? –Dice mientras dibuja una amplia sonrisa en su rostro.
-Pues un proyecto sí que hay. –Contesto. –Y aunque todavía no es seguro, yo tengo muchas esperanzas puestas en él.
-¡Ay, Annita, cuánto me alegro!
En ese momento me vuelve a llegar un whatsapp al móvil. Es Flo.
“Te recojo debajo de tu casa a las 11 menos cuarto y vamos juntos a la reunión”
“Ayer me quedé un poco preocupado”
Yo sonrío al pensar que realmente somos una familia, que nos apoyamos siempre y que pase lo que pase seguimos unidos.
“Ok, pero no te preocupes por lo de ayer. Todo está solucionado”
Miro el reloj y son ya casi las 10 y cuarto, así que empiezo a darme prisa porque todavía no estoy ni vestida. Con ayuda de Marta, consigo recogerme el pelo en un moño como los que me hacían Ruth y Cris en “Así nos va”. No nos ha quedado tan bien como a ellas, pero hemos hecho lo que hemos podido.
Me maquillo un poco, intentando dar aspecto de naturalidad y no sé por qué pero me acuerdo de Lucho. Él era capaz de dejarme perfecta en menos de 10 minutos. Como aquella vez que tuve que entregar un premio con Flo en los Premios Iris e íbamos demasiado justos de tiempo. Él sacó sus brochas y sus pinturas y me dejó realmente bien… A veces le echo de menos, pero no puedo pensar en eso ahora. Se supone que estoy empezando algo con Dani y no es que quiera volver con Lucho, pero todavía me tengo que acostumbrar a vivir sin él.
Termino de maquillarme, me visto con la ropa que dejé antes sobre la cama, me subo a los tacones y ya son justo las 11 menos cuarto. Bajo las escaleras corriendo para que Flo no tenga que esperar y no lleguemos tarde a la reunión.
Cuando llego abajo, él ya está allí con el coche, siempre tan puntual y con esa sonrisa tan tierna que pone cuando está orgulloso de alguno de nosotros.
Abro la puerta, entro y le doy dos besos.
-¡Buenos días! –Digo sonriendo
-Buenos días, Anna ¡Estás guapísima!
-¡Gracias padre! –Flo arranca y yo le doy un achuchón intentando no entorpecerle demasiado la conducción.
-Y por lo que veo, estás mucho más contenta que ayer. –Me mira un segundo y luego vuelve a poner los ojos en la carretera.
-Sí, el problema está ya resuelto, no te preocupes.
-Me alegro mucho ¡Pero ya sabes que para la próxima sólo tienes que avisarme y me lío a corchopanazos con quien sea! –Dice bromeando. Yo me río y así, entre bromas y risas continuamos el viaje.
-Ya estamos llegando.
-¿Dónde es la reunión?
-En casa de Dani. Por lo visto han tenido un problema con las tuberías en el edificio del Grupo Planeta y Dani ha cedido su casa para que la hagamos allí. -¿En casa de Dani? Hace demasiado tiempo que no voy a su casa. Puede que me sienta incómoda sabiendo que Dani está en su terreno y yo no… Por otro lado, la idea de verlo en su ambiente me atrae muchísimo. Siempre me ha gustado ver cómo se maneja en la cocina, es tan desastre que ni un plato de macarrones le sale bien, pero él dice que es cocina de autor y se siente orgulloso de todas sus creaciones. Me llena tanto pensar que nunca se hunde, que pase lo que pase, siempre tiene una sonrisa y palabras de aliento para salir del bache y afrontar su próximo reto con más ganas incluso que el anterior. Es una persona que sabe disfrutar de la vida y apreciar las pequeñas cosas que realmente nos hacen sonreír. Siempre tan alegre, tan entregado a sus ideas, tan único al fin y al cabo. Sabe lo que quiere y lucha por conseguirlo, una y mil veces si hace falta, pero al final siempre lo consigue.
La voz de Flo me saca de mis pensamientos.
-Anna, venga ¿Te vas a quedar ahí para siempre? –Es entonces cuando me doy cuenta de que ya hemos llegado, que el coche está aparcado y Flo está fuera pegado a mi ventanilla dando golpecitos para que le haga caso.
-¡Sí! ¡Perdón! Estaba pensando en mis cosas. –Salgo del coche un poco avergonzada, pero enseguida Flo me abraza y se me pasa.
-¿Qué será eso que tienes en la cabeza y que te hace sonreír con esa sonrisa tan preciosa?
-Algún día lo sabrás, pero aún es pronto.
-¡Oich! ¡Hay que ver lo que sufrimos los padres a veces por los hijos! –Dice imitando la voz de su madre. Los dos nos reímos hasta que llegamos al portal de la casa de Dani. Subimos en el ascensor, algunos tienen la suerte de que no siempre esté averiado, y cuando llegamos a la puerta, llamamos al timbre.
Tarda un poco en abrir, pero cuando lo hace me quedo sin respiración. Está tan guapo con esos pantalones negros y la camisa blanca a medio abotonar que no sé si darle dos besos o lanzarme a él y no despegarme nunca más. Flo le da un abrazo y le riñe un poco en broma por estar aún sin vestir. Cuando entra y se aparta de la puerta, me acerco a Dani para saludarle, pero él se queda paralizado mirándome.
-Estás preciosa, Anna.
-Gracias. –Digo mientras empiezo a sonrojarme. –Tú también estás muy guapo. Aunque esta mañana con el filtro de Instargam tampoco estabas nada mal. –Sonrío mientras me acerco a él lentamente. Miro hacia los lados pero Flo ha desaparecido. –Estamos solos… ¿No me vas a saludar como es debido, Martínez? –Dani se acerca a mí y me acaricia la cara. Pega su nariz con la mía y acto seguido hace lo mismo con los labios. Yo rodeo su cuello con mis brazos y el beso se vuelve más pasional por momentos.
-¡Dani! –Se escucha a Flo gritar desde la cocina y luego sus pasos dirigiéndose hacia donde estamos nosotros. Dani y yo nos separamos rápidamente, pero a él se le queda un poco de mi pintalabios en su boca. Yo le froto a toda prisa con mi pulgar, pero Flo llega antes de que se lo pueda quitar del todo. Por suerte no se le nota mucho y creo que Flo no se da cuenta. Cuando lo vemos llegar, viene con media loncha de jamón en la mano y otra media en la boca.
–Te he cogido jamón, que vengo muerto de hambre.
–¡Flordo ataca de nuevo! –Dice Dani y ambos nos reímos hasta que al final se acaba riendo él también.
-Termina de arreglarte, Martínez, que son menos cinco y el señor del Grupo Planeta deberá estar a punto de llegar. –Dice Flo
-¡Voy volando! Anna…¿Vienes a mi habitación y me ayudas con la corbata? –Yo miro a Flo. No sé qué decir. No me esperaba esa pregunta; y no es tanto la pregunta sino la situación que conlleva.
-Por mí no os preocupéis, yo me quedo aquí haciéndole compañía al jamón. Vamos, que no me voy a quedar solo. –Dice riendo.
-Está bien. –Contesto no muy convencida. Dani me hace un gesto con la mano para que pase antes que él. Mientras atravesamos el pasillo escuchamos a Flo gritar.
-¡Y a ver si aprendes a ponerte tú solito la corbata! Aunque claro, no sabes ni subirte bien los pantalones… ¿Cómo vas a saber hacerte un nudo? –Dice bromeando. Siempre están metiéndose el uno con el otro y a mí me eso encanta porque ninguno de los dos se ofende. Es tanta la confianza que hay entre ellos que saben perfectamente que ningún comentario va con maldad y por eso aguantan tanto la carga que se dan.
Entro en la habitación, luego entra Dani y cierra la puerta tras él. Me agarra por la cintura y me gira sobre mí misma, colocándome justo enfrente. Me mira fijamente a los ojos y me aparta un mechón que me tapa la cara. Coloca su mano sobre mi mentón y acaricia mi labio inferior con su dedo pulgar. Yo coloco mis manos sobre su pecho y me acerco a él tanto como puedo.
-Hoy he soñado contigo –Me dice entre susurros. -Que te tenía entre mis brazos.
-¿Y qué tal?
-Nada que ver con la realidad. –Me aprieta contra él y me besa. Nuestras lenguas se encuentran dando paso a un beso dulce, pero apasionado al mismo tiempo. Yo coloco mi mano derecha en su nuca y le acaricio el pelo. Si por mí fuera, me quedaría así toda la vida, pero la reunión está a punto de empezar y Flo se encarga de hacérnoslo saber desde el salón.

-¡Anna, date prisa con la corbata que el señor del Grupo Planeta está ya subiendo!

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