domingo, 6 de octubre de 2013

Capítulo 31. Antes de que cambie de opinión.

Sé perfectamente quién es. Reconozco su voz, su olor, incluso el taco de su piel.
-¡Lucho! –Me giro y le doy dos besos. -¡Qué alegría verte! –Digo sonriendo.
-Pues no lo parece jajajaja –Me seca las lágrimas  -¿Pero qué le has hecho? –Dice bromeando mientras mira a mi hermana, que responde encogiéndose de hombros.
Bueno, yo… Os dejo solos. –Mónica me abraza y me acaricia el brazo mientras se separa. –Si me necesitas, estoy con papá, mamá y los niños ¿Vale? –Me susurra en el oído. –Hasta luego, Lucho. Me alegro de haberte visto.
-¡Igualmente! –Mi hermana se va y los dos nos quedamos en silencio durante unos segundos hasta que al fin Lucho se decide a hacerme la pregunta.
-¿Quieres contarme algo?
-No, no te preocupes. Estoy bien. –Digo sonriendo de forma sincera por primera vez desde que pasó lo de Dani.
-Bueno, ya sabes que seguimos siendo amigos, así que si en algún momento quieres hablar…
-Tranquilo. Sigo teniendo tu número de teléfono jajajaja. –Nos miramos a los ojos mientras sonreímos durante unos segundos. –Muchas gracias, Lucho.  –Se acerca a mí y me abraza, lo cual me hace sentirme un poco más en armonía conmigo mismo y me tranquiliza. -¿Y qué haces tú por aquí?
-Supongo lo mismo que haces tú ¿No? Disfrutar un poco de las vacaciones. He venido con unos amigos, pero uno de ellos ha decidido quedarse en una terraza tomando unas cañas y los demás le han seguido. Ya sabes que a mí no me gusta quedarme parado en un sitio mucho tiempo, así que aquí estoy disfrutando sólo del parque jajajaja.
-Yo he venido con mi familia, ya lo has visto… -Dudo en hacerle la pregunta por si nos vamos a sentir incómodos, pero realmente me apetece, así que me lanzo. -¿Por qué no te vienes con nosotros?
-Pues… no sé ¿Tú quieres que vaya?
-Seguimos siendo amigos ¿No? –Contesto sonriendo.
-Claro… ¡Tienes razón! ¡Por los viejos tiempos! Además, me apetece volver a ver a tus sobrinos.
-Seguro que ellos también quieren verte. –“A veces me preguntan por ti” pienso, pero no se lo digo. No quiero que parezca que le echo de menos como pareja.
Comenzamos a caminar y ya ni me acuerdo de lo de Dani, o al menos el dolor que siento es menor que antes. Al fin y al cabo, Lucho siempre ha sabido hacerme reir y me lo paso muy bien con él.
-¿Y cómo están las cosas por tu casa? Algún día antes de que vuelvas a Madrid a trabajar tenemos que quedar a tomar algo. Así nos ponemos al día.
-Bueno… es que realmente no sé cuánto tiempo voy a estar aquí en Barcelona. –Me siento culpable por no haberle contado lo de Dani, por decirle que no había nada entre nosotros dos cuando en verdad estaba totalmente loca por él. Le mentí por no hacerle daño, pero le mentí al fin y al cabo; y ahora me tengo que enfrentar a mi mentira.
-¿Y eso? ¿Te ha salido algún trabajo por ahí?
-Es… Sí, algo así. –No he sido capaz de decírselo, no quiero hacerle daño. Como él dijo, quizás sea un poco pronto para afrontar que ya estoy con otro y que no le necesito; aunque otra parte de mí me dice que no se lo he contado porque ni yo misma sé si estoy con otro o no ¿Qué se supone que va a pasar con Dani? ¿Y por qué estoy dando por hecho que  no me voy a quedar mucho más tiempo aquí en Barcelona? Lo que está claro es que así no puedo seguir y que sin darme cuenta me estoy concienciando de que si me tengo que ir a vivir a Madrid para estar con él, lo voy a hacer porque le necesito a mi lado. Quiero verle al despertar, oírle tararear desde otra habitación, desayunar con él, comerle a besos, hacerle el amor, mientras le miro a los ojos, amarle sin preocupaciones. No me importa si es en Madrid o en Barcelona, sólo me importa que sea con él. Meto rápidamente la mano en el bolso para buscar el móvil y decírselo, pero al instante me doy cuenta de que no es el momento más adecuado. Será mejor esperar que llegue la noche y llamarle tranquilamente desde el sofá de casa.
-¿Se me acaba de ocurrir una cosa! –Dice Lucho con una sonrisa de oreja a oreja. Yo le miro intrigada y él me responde dirigiendo su mirada lentamente hacia el Dragon Khan.
-¡No! ¡Lucho, sabes que no! No puedo subirme ahí ¿Estás viendo lo grande que es?
-Si, por eso precisamente nos tenemos que subir.
-¿Pero tú estás loco? ¿Quieres que me quede afónica de tanto gritar? –Empieza a entrarme la risa tonta a causa de los nervios que me produce el simple hecho de imaginarme montada en esa atracción.
-Vamos Anna, hagamos una locura. Disfrutamos sin pensar en nada, sólo en la adrenalina que vamos a soltar. –Me coge de la mano y avanza un poco, se gira hacia mí y sonríe. -¿Vienes?
-Está bien… -Digo no muy convencida –Pero luego no te quejes de mis gritos y mucho menos te rías de mí. Que yo estas cosas las sufro mucho jajaja. –Parece una tontería, pero hoy Lucho me está alegrando el día. Llegué al parque apagada, con ganas de pasármelo bien pero sin conseguirlo; y desde que me he encontrado con él, estoy llena de vida. No me olvido de lo de Dani, pero consigo sobrellevarlo bastante mejor.
-Palabra de maquillador. –Al oír esto, recuerdo la época de TCMS en la que Lucho y yo estábamos juntos. En una de las galas me tocaba imitar a Dani Martin  y le pedí por favor que me dejara lo más guapa posible. Su respuesta fue “palabra de maquillador” y, visto el resultado… no sé si me convence que me haya dicho eso.
-¡Entonces déjame hacerle una foto a la atracción por si me pasa algo que sepan que fuiste tú el culpable de mi muerte! –Hago la foto y la subo a Instagram.



-Yo voy a hacer otra. –Dice él mientras enfoca con su móvil. –Así mis amigos verán lo que se están perdiendo jajaja.

-¡Venga, vamos antes de que cambie de opinión!

No hay comentarios:

Publicar un comentario