domingo, 20 de octubre de 2013

Capítulo 35. Una idea mejor.

Se coloca frente al espejo y, con ayuda de sus manos, se alisa la camisa. Está muy nervioso, pero también preocupado. Se le nota en la cara, en cómo actúa. Su silencio le delata y sus ojos piden a gritos que le lance un salvavidas.
Me acerco a él, colocándome a su lado y le doy un beso en la mejilla.
-¡Qué guapo está mi niño! –Digo abrazándole por la cintura y colocando mi cabeza en su hombro. Nos miramos a los ojos a través de nuestros reflejos en el espejo y yo le sonrío, pero él no me corresponde. –Dani, va a salir todo genial, no te preocupes. Ya sabes que mis padres te adoran, si no, no tendrías esta pulsera. –Levanto un poco su mano para que la vea. Desde que se la regaló no se la ha quitado nunca y eso me encanta.
-No sé, Anna… -Suspira y agacha la cabeza. –Quizás piensen que soy poca cosa para ti.
-Eso no lo digas ni en broma –Coloco mi mano bajo su barbilla y la levanto, obligándole a mirarme a los ojos. –Eres perfecto para mí y siempre lo serás. Mis padres son felices si yo lo soy y no hay nadie más que tú que consiga hacerme sonreír de esta forma. –Le regalo una de mis sonrisas más sinceras. Dani pega su frente a la mía y hace que nuestras narices se rocen. Me da un pico suave, pero antes de que nuestras bocas se separen, abro un poco la mía y hago que nuestras lenguas se encuentren, tomando así el control del beso.
-Anna, por favor ¡Un poco de compostura que vamos a casa de mis suegros! –Dice bromeando.
Cuando los dos estamos listos, salimos de casa y decidimos coger el coche para que no nos tengan que esperar mucho más. De camino a casa de mis padres, paramos en una pastelería y compramos dulces para el postre.
-¿Seguro que estos son los que les gustan a tu familia?
-Dani, los conozco desde hace 31 años.
-Vale, vale… Pero luego no me eches las culpas a mí ¡Eh! Como a tu padre no le guste el bizcocho borracho te lo vas a comer tú.
-Yo es que prefiero comerte a ti. –Digo dándole un beso. Sé que está muy nervioso y prefiero cambiar de tema en lugar de ponerme a discutir con él. Al fin y al cabo está haciendo esto por mí y yo se lo tengo que agradecer de alguna forma.
Por fin llegamos a la puerta de la casa de mis padres, pero justo antes de llamar al timbre, se queda parado, como si estuviera petrificado. Le agarro la mano con fuerza y gira su cabeza rápidamente hacia mí. Yo le sonrío y él acaba haciendo lo mismo hasta que al final acaba pulsando el botoncito para hacerlo sonar.
Segundos más tarde, es mi madre quien abre la puerta y cuando me doy cuenta ya está abrazando a Dani y llenándolo de besos por toda la cara.
-¡Dani, qué alegría volver a verte! ¡Por fin mi hija se ha dado cuenta de lo que tenía a su lado todo este tiempo!
-Mamá, por favor. –Digo un poco avergonzada.
-No la dejes escapar ¡Eh! Ya sabes que es un poco cabezota para algunas cosas, pero yo sé que te quiere mucho. –Yo ya no sé dónde meterme ni qué hacer para que mi madre cambie de tema, pero por suerte veo a mi padre aparecer por el pasillo y me acero a él para darle dos besos.
-¡Hola papá! –Nos fundimos en un abrazo en el que ninguno de los dos paramos de sonreír.
-¿Has venido con tu chico, no? –Dice casi en susurros para que sólo nos enteremos él y yo.
-Sí, pero no te pases mucho con él que está un poco asustado.
-No te preocupes, hija. Ya sabes que Dani siempre me ha parecido un chico estupendo. –Me da un beso en la mejilla y se acerca a darle la mano al invitado. Noto cómo me tiran del brazo y veo que son mis sobrinos. Me agacho y les doy un abrazo a los dos a la vez. -¡Mis peques! ¡Cada día estáis más guapos y más mayores! –Digo mientras me llenan de besos.
-¿Tata, has traído chuches? –Me pregunta Nuria.
-No, cariño. ¡Pero creo que el hombre que está hablando con el abuelo ha traído dulces! Si le dais un beso seguro que después de comer os da un dulcecito a cada uno. Se llama Dani.
-Ya lo sé. Flo siempre decía “¡Esta movida no sería tan movida sin Anna Simon y Dani Martínez!” ¿A qué sí? -Yo asiento con la cabeza recordando aquella época y orgullosa de que mi sobrina todavía se acuerde. Cuando trabajábamos en TLJ ella aún era muy pequeña, pero Otra Movida le encantaba y no se perdía ni un solo programa.
-Venga ¿No vais a querer los dulces? –Nuria sale corriendo hacia Dani y su hermano le sigue detrás un poco tímido.
-Veo que ya lo habéis arreglado todo ¿No? –Me dice mi hermana que acaba de salir de la cocina. Yo sonrío como una niña pequeña y ella me acaricia el brazo. –Me alegro mucho de que volváis a estar bien.
-Le he dicho que me voy a vivir a Madrid. –Digo sin dejar de sonreír. –Cada uno en su casa, con su espacio, pero en la misma ciudad.
-Al final acabaréis durmiendo siempre juntos, ya lo verás. –Dice entre carcajadas.
-Ojalá sea para siempre.
-Eso es algo que sólo podéis decidir vosotros dos.
-¡A comer todos! –Grita mi madre mientras aparta la comida en los platos. Los demás hacemos caso y nos vamos acercando a la mesa. Yo camino hasta donde está Dani y le doy un beso en la mejilla, apretando su cara contra mis labios con la ayuda de mi mano. Parece una tontería, pero este rato que he estado sin él desde que hemos llegado hace que me muera de ganas de comerle a besos.
-Toma Dani, aquí tienes tu plato. Si quieres más sólo tienes que decirlo. –Dice mi madre mientras lo coloca delante de una de las sillas. Dani la separa para sentarse y yo hago lo mismo con la silla de al lado.
-¿Le importa si me siento aquí con usted? –Digo bromeando.
-¡¡No!! ¡Ahí me siento yo!! –Dice Nuria. Cuando me doy cuenta, mis dos sobrinos están sentados uno a cada lado de Dani y él está encantado con la situación.
-¡Cuidado, Anna, que te quitan al churri! –Dice mi hermana bromeando. Finalmente me siento en frente de Dani contenta de que haya conseguido congeniar tan bien con mi familia, pero un poco desilusionada por no haberme podido quedar a su lado. De repente, noto cómo coloca su mano sobre la mía y levanto la mirada para verle la cara. Está sonriendo y me susurra un “te quiero”. Parece que ya no está tan tenso, que se ha dado cuenta de que en mi casa le quieren tal y como es y que les encanta que estemos juntos y a mí eso me alegra tanto que durante lo que queda de almuerzo estoy casi hiperactiva, pero nos lo pasamos increíblemente bien  bromeando los unos con los otros. A veces nos hacen sonrojarnos un poco con preguntas comprometidas que nos dejan en un aprieto, e incluso podría decir que Dani ha pasado con creces la prueba de fuego.
En definitiva, ha sido un día maravilloso. Me ha encantado ver a Dani rodeado de los míos, como si fuera ya uno más de la familia, pero ya es tarde y ha llegado la hora de irnos a casa y quedarnos solos pare disfrutar uno del otro. Nos despedimos de todos y salimos de casa de mi madre cogidos de la mano.
-Anna ¿Por qué no me enseñas Mollet mientras damos un paseo? –Dice Dani mientras me abraza por la cintura. Me besa dulcemente y termina con un pico que va seguido de una preciosa sonrisa.
-¡Se me ha ocurrido una idea mejor!.

3 comentarios:

  1. A mi se me ha ocurrido que escribas el cap MUY PRONTO!!
    QUE CUQUÍSIMO, PERFECTO Y DE TOH'
    SIGUIENTE PORFIPLIS!!! <3

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    1. Gracias bonita!! Intentaré que el próximo esté listo prontito!!! :D

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