-S… Sí, claro. –Digo no muy convencida. Llevo toda la tarde
esperando este momento, pero ahora tengo tanto miedo de meter la pata que casi
preferiría que Dani no viniera esta noche con nosotras.
Marta escribe rápidamente con su iPhone mientras sonríe hasta
que las dos oímos a alguien golpear la puerta con los nudillos. Es él ¿Quién si
no llamaría usando el ritmo del Panamericano? Marta corre hacia la puerta y yo
termino de perfilarme los labios para estar perfecta cuando Dani me vea. “Vamos
Simon, tú puedes”. Me repito a mí misma frente al espejo. Me aliso el vestido
recorriendo mi cuerpo con la palma de las manos y me pongo de perfil para ver
si está todo en su sitio.
-¿En qué estaría yo pensando cuando dije que no me gustaban
las rubias? ¡Anda, ven y dame un abrazo, que quiero volver a sentir esos
pechotes apretándome! – Giro rápidamente sobre mí misma como si me acabaran de
descubrir haciendo algo malo y tuviera que dar explicaciones.
-¡Dani! –Digo intentando parecer natural mientras me acerco a
él con los brazos abiertos. -¿Cómo estás? –Nos abrazamos y nos damos un beso
fuerte en la mejilla. No necesitamos dos besos de cortesía; con uno nos vale
porque es un beso sincero, de amistad.
-No tan bien como tú. Estás preciosa, Annita, -Dice
cogiéndome de la mano y alzándomela para que gire sobre mí misma y pueda
contemplarme bien. A mí me da mucha vergüenza, pero lo hago para complacerle.
-Yo no puedo decir lo mismo. Sigues llevando tus calzoncillos
por fuera del pantalón. –Me mira sonriendo de una forma tan tierna que un
escalofrío me recorre todo el cuerpo y se me eriza la piel. Y nos quedamos así,
mirándonos y sonriéndonos el uno al otro, recuperando las sonrisas que no nos
hemos podido regalar durante todo este tiempo sin vernos.
-¿Nos vamos ya, chicos? –Marta nos saca de esa extraña
burbuja que hemos creado en la que sólo había lugar para nosotros dos.
-Por supuesto. Permítanme, señoritas. –Dice Dani mientras
flexiona los dos brazos para que Marta y yo nos agarremos a ellos. Las dos
cedemos a su petición y salimos así de mi casa, los tres juntos deseando pasar
una noche inolvidable.
Decidimos dejar que Dani elija el lugar donde cenaremos, ya
que él sale por Madrid mucho más que nosotras y tiene muchos amigos que se
dedican al mundo de la hostelería. Nos lleva a un sitio realmente curioso,
donde hay unas escaleras que te llevan a una sala privada con unas vistas
maravillosas. Allí pienso en Lucho. Hace mucho que no sé nada de él y éste es
el típico lugar al que le gustaría traerme para que nos quedáramos asomados al
balcón mientas me abraza por detrás y me da besos en la cabeza. Siempre ha sido
un chico que cuida mucho este tipo de detalles. Cierro los ojos y me lo imagino
junto a mí, mirando los altos edificios como yo lo estoy haciendo ahora; pero
una mano me agarra de la cintura en ese momento y me hace pegar un pequeño
salto debido al susto.
-¿Qué te pasa? Te noto rara desde que hemos subido aquí.
-No es nada, Dani. Son sólo fantasmas del pasado.
-¿Hay algo que pueda hacer por ti? –Me dice con tristeza. Yo
sonrío para que no se preocupe.
-No, está todo bien. Ya te contaré otro día. Ahora me apetece
disfrutar de ti. –En el mismo instante en el que digo esta última frase me
arrepiento de haberlo hecho. No quería que sonara tan íntimo, pero por suerte,
Dani me sonríe y me contesta con una de sus bromas.
-Si quieres le digo a Marta que nos deje solos y así disfruto
yo también de ti jajajaja.
-Vaya, parece que hoy sobro un poco jajaja. –Dice Marta, que
acaba de llegar del servicio. Seguimos bromeando hasta que el camarero nos trae
la cuenta y Dani se empeña en invitarnos a las dos. “No todos los días puedo
cenar con dos mujeres tan maravillosas como vosotras”, dice como excusa para
ser él quien pague. Sé que eso se lo dice a muchas chicas, pero a mí me encanta
oírlo de su boca. Cuando lo dice él, suena diferente, como si ese mensaje
estuviera lleno de complicidad.
Salimos del restaurante y Dani quiere llevarnos a un pub que
ha abierto un amigo suyo hace poco, pero en esta ocasión no se va a salir con
la suya.
-A ver, Martínez, tú te has sumado a un plan que ya estaba
hecho. Yo ya tenía planeado llevar a Anna a un sitio muy especial, así que
ahora te vienes donde yo te diga.
-¿Sitio especial? Pero si vosotras no tenéis ni idea de lo
que es divertirse jajajaja. Venga, llévame a ese sitio, que seguro que nos
encontramos allí al alcalde de Mollet. –Los tres nos reímos y Dani y Marta
siguen picándose durante un largo rato. Yo me limito a observarlos, aunque a
veces me siento un poco desplazada, pero entonces Dani me coge del brazo haciéndome
ver que está pendiente de mí a pesar de seguir “peleándose” con Marta. Me hace
sentir que ha estado conmigo todo este tiempo a pesar de la distancia, que no
se ha olvidado de mí y que sólo hubiera necesitado llamarle para tener su apoyo
en cualquier situación.
-¿En qué piensas? –Me pregunta Dani
-Vamos Anna, no pienses esta noche en Lucho. Vamos a pasarlo
bien y a olvidar los problemas. –Dice Marta antes de que yo pueda contestar.
-Ya, es que no sé… Me gustaría saber que él está bien. –Prefiero
no decir en qué estaba pensando realmente. Ahora no es el momento.
-¿Lo habéis dejado? No
sabía nada… Lo siento mucho, Annita. –Dice Dani rodeando mis hombros con su
brazo y apretándome a él. Me da un beso en la sien y me susurra al oído. –Él se
lo pierde. –Me apetece abrazarle y pedirle que no se vuelva a separar de mí.
Esta noche me he dado cuenta de lo mucho que le he echado de menos y de lo importante
que es en mi vida este paletillo de León, pero no quiero incomodar a Marta con
mis confesiones, de modo que seguimos caminando hasta que llegamos a un sitio
donde nos hacen dejar los bolsos, llaves, carteras y demás objetos en unas
taquillas. Dani y yo nos miramos extrañados, pero confiamos en Marta y en la
seguridad que nos trasmite. Avanzamos por un pasillo bastante oscuro hasta que
llegamos a una especie de sala con sillones y un mostrador. Marta se acerca a
la mesa mientras nosotros nos quedamos atrás rezagados, sin entender nada de lo
que está pasando.
-Dos del 38 y un 42.
-Ahora mismo se los doy. -El joven que antes estaba tras el
mostrador desaparece tras una puerta y vuelve con tres pares de zapatillas de
deporte en las manos. –Aquí tiene. Espero que lo pasen bien.
-Muchas gracias. –Marta coge los zapatos y nos da un par a
cada uno. –Venga, ponéoslo que esto va a empezar dentro de nada.
Ayy que monos Dani y Anna y lo de los pechotes cuando se ven? Me ha encantado jajajajajaja.
ResponderEliminarTia, como es posible que me dejes así? Eres una mala persona, quiero saber que es ese sitio. Una bolera nocturna? Ay no se me rayas jajajaja.
Genial bonita, siguiennnnnte presto:3
Jajajaja me encantan tus comentarios!!! No te preocupes que intentaré subir pronto el próximo! ;)
EliminarEchaba de menos tus caps Cris! Espero que te lo hayas pasado bien en Berlín Ya me contarás jeje Me ha hecho gracia lo del panamericano jajajaja El cap me ha encantado !!
ResponderEliminarSiguiente!! :)
Muchas gracias!!! En Berlín me lo he pasado genial, pero he echado de menos el mundo tontaco jajajaja. Pero bueno, ya estoy de vuelta y con las pilas cargadas!! :D
Eliminar