martes, 13 de agosto de 2013

Capítulo 12. Cara a cara.

-Mejor hablamos después de comer ¿Vale? –Me dice sonriendo.
-V.vale –Contesto sin estar muy convencida ¿No era él quien quería hablar las cosas cara a cara? Ahora me tiene justo enfrente, no sé por qué hay que esperar a los postres. Y lo peor de todo es que ahora me he venido abajo… Creo que me va a costar mucho enfrentarme a todo esto.
Poco a poco va llegando el resto del equipo y entre bromas y anécdotas empezamos a cenar.  FLo nos cuenta que a Juanito le gusta hacer el payaso tanto como a él, Nacho y Meri dicen que se van de vacaciones a la costa, Berni bromea diciendo que se ha comprado un montón de queso para todo el verano… Incluso empezamos a hablar de lo bien que nos lo pasamos en Castellón, pero sobre todo en Astorga.
-Allí fue cuando conocimos a Miki ¿No? –Dice Alejandro. –La verdad es que es un tío con el que te lo pasas genial. Se notaba que le gusta el buen humor.
-Estuve pensando en contratarlo para sustituir a Dani en la mesa, pero la calidad hay que pagarla y se me salía de presupuesto. –Bromea Flo. Todos se ríen menos yo, que sigo dándole vueltas al tema que tengo pendiente con esa persona que se ha sentado siete sillas a mi izquierda. Realmente empiezo a pensar que intenta huir de mí porque se siente intimidado. Suspiro y agacho la cabeza mirando hacia mi plato de comida, que está casi intacto. Con los nervios se me ha cerrado el estómago y más que comer parece que estoy jugando con los cubiertos.
-Voy un momento al baño. –Digo mientras me quito la servilleta de las rodillas para colocarla sobre la mesa y me levanto. Necesito respirar hondo en una habitación en la que no esté él y allí es el único sitio donde puedo hacerlo.
Abro la puerta de los servicios y por suerte no hay nadie. Coloco las manos en el filo del lavabo y me miro al espejo. Me miro a mi misma a los ojos intentando encontrarme, pero lo único que veo es que cada vez están más rojos y humedecidos. Me repito a mí misma que tengo que ser fuerte y que tarde o temprano pasará y así consigo aguantar las lágrimas. Cojo papel para limpiarme las lágrimas con cuidado para que no se me corra el rímel, lo tiro a la papelera y vuelvo a mirarme una última vez al espejo para reunir las fuerzas necesarias antes de volver con los demás. Aprovecho para perfilarme los labios, me recoloco el flequillo y doy media vuelta para encaminarme hacia la puerta, pero justo cuando la voy a abrir para salir, alguien intenta entrar en el baño y me da con la puerta en la cara.
-¡Lo siento! –Es él, su voz ¿Qué hace aquí? -¿Estás bien? No quería hacerte daño, de verdad. –Entra en el baño y cierra la puerta tras él.
-No pasa nada, Dani, no ha sido para tanto ¿Pero qué haces aquí? –Necesito que me responda a la pregunta ya mismo porque me estoy poniendo bastante nerviosa.
-Bueno… Tenemos una conversación pendiente ¿No? –Dice apartando su mirada de mis ojos. Está claro que le da vergüenza hablar del tema.
-Tú querías hablar después de comer. –Digo un poco borde para que se dé cuenta de que realmente me molestó que quisiera atrasarlo otra vez.
-Pero no paro de darle vueltas al tema y me cuesta mirarte a los ojos después de todo lo que ha pasado. –Siento como si el corazón se me parara de golpe y mis pulmones se encogieran para no dejarme respirar. Y por si eso fuera poco, me siento culpable, o incluso más que eso. Me siento muy culpable porque estoy destrozando una amistad que ninguno de los dos quiere perder. Siento la necesidad de pedirle perdón.
-Dani, lo s. –Pone su dedo en mi boca y empieza a hablar él.
-Espera un momento. Esto no es fácil para mí, así que déjame hablar a mí primero y luego me dices lo que quieras, lo que realmente sientas porque no me voy a enfadar. –Está claro que lo sabe. Lo sabe absolutamente todo y yo llevo toda la noche intentando disimular como una tonta. –Mira Anna, sabes que siempre te he tenido muchísimo cariño y has sido realmente una amiga para mí. Una miga de las de verdad. –Y ahora es cuando me dice que es mejor que sigamos así y me da la patada ¡Si es que soy tonta por sentir estas cosas! –Estaría dispuesto a todo para no perderte, te lo juro. Eres desde que te conozco una persona muy importante en mi vida y espero que eso no cambie, pero…
-¿Pero qué? –Pregunto histérica. Con cada palabra que dice me va destrozando poco a poco por dentro, pero cada pausa que hace es aún mucho peor. No sé si voy a ser capaz de aguantar esta agonía hasta el final.
Yo sigo mirándole a los ojos, pero él hace ya tiempo que casi no me puede aguantar la mirada y va moviendo las pupilas hacia diferentes lugares del baño mientras me habla.
-Pero ayer, no sé por qué paso, pero…
-Dani, suéltalo ya porque me estás poniendo muy nerviosa.
-Que ayer mientras bailábamos estuve a punto de besarte. –Tras decir esto último yo me quedo paralizada y él por fin me vuelve a mirar a los ojos. -¡Pero no lo hice! No sé por qué me pasó eso, pero no lo hice. –Intenta excusarse y no sabe que lo que hace con sus explicaciones es dañar este corazón que poco a poco se va quedando hecho polvo. Con lo fácil que hubiera sido besarme y lo feliz que estaría yo ahora mismo; pero no, él no quiere nada conmigo. Por eso se siente tan culpable y lleva tanto tiempo dándome largas… Al menos no se ha dado cuenta de que estoy loca por él y eso me alivia bastante. –Anna, no quiero perderte, ya lo sabes, pero entiendo que ahora no te comportes conmigo igual que antes. Por un momento estuve a punto de traspasar la barrera, pero no pude porque no quiero estropear lo que tenemos por una noche tonta de la que nos acabaríamos arrepintiendo.
-Dani… La verdad es que no sé qué decirte… No me lo esperaba.
-Yo tampoco, Anna. Supongo que sería cosa del subidón del momento, la melancolía de los corchopanes… No sé. Hubo algo que me hizo desearte con todas mis fuerzas, pero ahora me siento mal por ello. Ya sé que no eres una de esas chicas de una noche. Lo siento. – Dice agachando la cabeza. Realmente se le ve afectado y eso a mí me hace sentir bastante mal, aunque no puedo negar que una pequeña parte de mí se alegra de haber conseguido captar la atención de Dani aunque solo haya sido para una noche. –Lo siento de veras.
-¡Ey! Has entrado aquí pidiéndome perdón… ¿Y ahora vas a salir de aquí diciéndome lo mismo? Eso no es muy típico de ese muchacho de Astorga que yo conozco ¿No crees? –Le digo sonriendo –Tú eres más de abrazos de pechotes. –Cuando oye esto último me mira riendo, yo le devuelvo la sonrisa, haciéndole ver que le dejo vía libre y es entonces cuando me abraza, tan fuerte y derrochando tanto sentimiento como lo hizo en el último programa de Otra Movida.
Segundos más tarde nos separamos y Dani se va alejando hacia la puerta, aunque lo hace sin soltarme la mano que ha cogido tras el abrazo.
-Ahora te veo, Simon. –Se separa por completo de mí, me guiña un ojo y desaparece tras la puerta del baño.

Yo me quedo ahí de pie, paralizada frente a mi reflejo en el espejo que ha sido testigo de todo lo que ha pasado. Testigo de cómo una persona es capaz de sacar fuerzas de donde no las hay para hacer reír a la persona a la que ama. Testigo de cómo se desnudan sentimientos que nos oprimen el pecho. Testigo de cómo dos amigos se quedan en tan sólo eso, amigos.

3 comentarios:

  1. AH!!! ERES MALA!! ¿COMO HAS PODIDO?
    SIGUIENTE YA!!

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  2. AHHH CON GANAS DEL SIGUIENTE COMO SIEMPRE TE DIGO JAJAJA

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  3. Ayyyyy que super ahdkabdjajdoa me encanta pero una pena lo de Dani eh. Siguiente pronto!!

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